07/08/24.- Las redes sociales (RRSS) son una vía a través de la cual transita cualquier cantidad de información ajena al control de los Gobiernos, donde si bien pueden constituir un espacio para la deliberación y el intercambio de ideas, muchas fuerzas con intereses contrarios han aprovechado ese potencial para fines totalmente negativos.

Recientemente en Venezuela se vivieron momentos verdaderamente tensos, producto de las acciones de grupos, en su mayoría jóvenes, que no sólo cometieron actos violentos, sino que al mismo tiempo registraron los hechos para luego transmitirlos a través de dicho medio, expresando odio y generando pánico en los usuarios de estas plataformas digitales.

En tal sentido, el Ministerio del Poder Popular para Relaciones Exteriores, la Escuela de Comunicación Popular Yanira Albornoz y la Fundación para la Comunicación Popular CCS, llevaron a cabo la mañana de este miércoles el conversatorio: "Odio y Discriminación en las Redes Sociales. ¿Cómo Protegerse?”, foro que se efectuó en el salón Simón Bolívar, planta Baja de la torre del MPPRE, con la participación de la abogada Ana Cristina Bracho, la periodista Rosa Pellegrino y los psicólogos Ovilia Suárez y Fernando Giuliani, moderado por Mercedes Chacín, viceministra para comunicación internacional del Ministerio del Poder Popular para Relaciones Exteriores.

En este contexto, quien escribe, entrevistó a la periodista Pellegrino, directora de comunicación estratégica del despacho conducido por Chacín, quien fuera una de las ponentes del encuentro a fin de conocer su opinión en torno a algunas interrogantes:

— Elon Musk, dueño de la red X, ha reconocido que él estuvo detrás del Golpe de Estado de 2020 en Bolivia contra Evo Morales. Incluso, llegó a decir: “Daremos un Golpe de Estado a quien queramos, lidien con eso”. Más recientemente el sistema informático del Consejo Nacional Electoral (CNE) venezolano fue hackeado y se supo que Musk amenazó al presidente Maduro, diciéndole: “Voy por ti”. Según su criterio, qué debe hacer el Estado venezolano para afrontar tal situación y evitar lo que le ocurrió al mandatario boliviano.

— Creo que la cosa va por dos vías. Por un lado hay que concientizar a la gente, hay que alfabetizar porque nos están poniendo una herramienta que no sabemos cómo usar ni cómo aprovechar y tampoco conocemos los peligros que entraña. Entonces creo que el primer elemento es crear conciencia y crear la alfabetización mediática, no solamente con el uso de los medios tradicionales, sino con las redes sociales que además van cambiando sus políticas y sus maneras de interactuar constantemente.

La otra vía es la siguiente, creo que como Estado hay varias cosas que se pueden hacer. Creo que hay que promover un debate internacional sobre el impacto de las redes sociales, así como la Unión Europea ha legislado sobre el tema y ha encarado a estos actores.

Por otra parte, yo creo que nosotros tenemos la moral, tenemos las herramientas para encarar —en el buen sentido—, y de exigir que se respete dentro del territorio venezolano elementos claves como: evitar la promoción del odio, evitar la apología al delito. Creo también que tenemos que avanzar hacia la soberanía tecnológica, es decir, nosotros tenemos que crear nuestras propias aplicaciones, tenemos que tener nuestros ecosistemas de comunicación, porque podemos pensar en un escenario extremo de un blackout informativo, por ejemplo, o en un escenario donde los algoritmos, en el caso de Venezuela, empiezan a minimizar aun más el alcance de ciertos mensajes que llamen a la paz, que llaman a la reconciliación, que llamen al equilibrio. Pienso que nosotros tenemos que apostar a todas las vías posibles: legislación, debate internacional, etc., en torno a la soberanía tecnológica.

—Hay sectores dentro de las RRSS, los cuales responden a ciertos intereses, que prácticamente han intentado estigmatizar al chavismo, y hasta llegan a emitir amenazas e improperios a quien realiza una publicación identificándose como chavista. En ese sentido, ¿cómo puede el chavismo dar la batalla comunicacional sin tener temor a ser amenazado, o a ser atacado en las redes?

—Yo creo que hay que crear espacios para usar nosotros mismos como agentes de la tolerancia. Y cuando digo la tolerancia no me refiero a tolerar delitos, ni tolerar crímenes. Es que nosotros mismos nos convirtamos en mediadores, en gente que propicie el acercamiento al escuchar al otro. Creo que nos encanta mucho hablar, pero no nos encanta escuchar. Y para escuchar hay que tener también fortaleza.

Creo que hay que abrir ese espacio para que el otro hable, se exprese, se acerque, y que en la medida en que se acerquen se van dando cuenta que nosotros no somos lo que se pinta en las redes sociales. Creo además que deberíamos crear códigos de ética para el uso de las redes sociales. O sea, comunicar o ejercer un derecho no significa que es una cosa divertida, no es una cosa que te da la gana; implica también responsabilidades y eso hay que reforzarlo y hacérselo saber a la gente.

Yo no puedo llamar a matar a nadie sin que eso tenga una implicación jurídica o legal. Entonces es importantísimo que nosotros empecemos a entender que nosotros podemos ser agentes efectivos en la promoción de la tolerancia.

—Por último, en cuanto a la ley del odio, la persona que es atacada acá en el país sabemos que cuenta con ese respaldo del Estado, pero si la persona es atacada desde el extranjero, ¿qué debe hacer la víctima ante una amenaza?

—Creo que debería acudir a las instancias judiciales pertinentes, Ministerio Público, Fiscalía. Porque quizás hay algunos elementos en el campo de lo legal que no quedan claros qué hacer cuando la cosa es transnacional o internacional, pero igual hay que denunciar.

FIDEL ANTILLANO / FOTOGRAFÍA: JESÚS CASTILLO / CIUDAD CCS