Venezuela proyecta producir alimentos para animales sin importaciones
Así lo indica estudio del equipo multidisciplinario del IVIC
15/08/24.- La industria de alimentos para animales ha dependido en gran medida de la importación de materiales ricos en proteínas, pero existen limitaciones: la harina de soya, por ejemplo, viene con problemas ambientales y sociales relacionados con la deforestación del Amazonas, y los suministros de harina de pescado provienen de poblaciones globales de peces finitas.
Dada la creciente población mundial y los problemas de seguridad alimentaria, la industria de la nutrición animal está buscando activamente opciones de proteínas más sostenibles y de origen local.
Por ello, un grupo de investigadores del Laboratorio de Nutrición y Alimentación Animal del Centro de Biotecnología Agrícola Dr. Humberto Fernández-Morán del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) desarrolla un proyecto innovador centrado en el uso de materias primas alternativas, que no requieran superficies agrícolas extensas, mano de obra intensiva, riego, fertilizantes ni insumos agrícolas tradicionales, para la elaboración de alimentos para animales.
Conforme a lo señalado por la doctora Lorena Vivas, el objetivo principal del estudio denominado “Desarrollo de nuevas tendencias proteicas como posibles fuentes de materia prima para la formulación de alimentos para animales” consiste en “investigar el potencial de materias primas alternativas como fuentes proteicas viables, como la mosca soldado negro y sus larvas”.
Cabe destacar que el uso de larvas de mosca soldado negro (Hermetia illucens, BSF) es una frontera especialmente prometedora, que se ha demostrado produce proteínas de alta calidad utilizando un mínimo de tierra cultivable y tiene un impacto insignificante en el medio ambiente al reciclar los desechos de alimentos.
Vivas resaltó que esta mosca, originaria de América, es especialmente alentadora porque “sus larvas al ser procesadas en harina ofrecen un contenido proteico que varía entre 37% y 57%, dependiendo de su dieta. Esta variabilidad permite ajustar la calidad proteica según las necesidades específicas de los animales”.
Además de la mosca soldado negro, este equipo de trabajo está evaluando las propiedades nutricionales de las algas Sargassum (sargazo: un tipo de alga marrón flotante que provee alimento, protección, y hábitat a muchas especies marinas); y Kappaphycus alvarezii (alga roja que sirve para uso agrícola con potencial para la economía y el medioambiente).
Sargassum es un alga muy abundante y de fácil acceso en las zonas costeras, cuya composición química permite su uso como suplemento en dietas para gallinas de postura así como el ganado caprino.
Por su parte, Kappaphycus alvarezzi tiene un inmenso abanico de usos y aplicaciones. A lo largo y ancho del planeta esta macroalga roja se utiliza en rubros tales como la alimentación de animales marinos y ganado terrestre.
Relevancia del proyecto
La relevancia del proyecto radica en la posibilidad de “reducir la dependencia de materias primas importadas, lo que genera costos elevados y tiempos de espera prolongados”, dijo la experta.
Apuntó que el objetivo principal de esta investigación es demostrar que las fuentes proteicas alternativas propuestas pueden sustituir eficazmente a las tradicionales, con lo cual se fortalece el sector agroindustrial nacional.
“Queremos demostrar que estas fuentes proteicas, que estamos proponiendo, pueden servir de sustituto a aquellas fuentes proteicas que son las que son utilizadas por la industria de alimentos balanceados para animales (ABA)”, subrayó.
“Una vez obtenidos resultados favorables de las pruebas exhaustivas en diferentes especies animales y en diversos estados fisiológicos, se planea escalar la producción para garantizar un suministro constante y suficiente de estas materias primas a las empresas de alimentos balanceados para animales en el país”, indicó.
“Al garantizar un suministro local de materias primas proteicas se reducirán los tiempos de espera y los costos asociados a las importaciones. Esto permitirá a las plantas de alimentos balanceados operar de manera más eficiente y competitiva, beneficiando a toda la cadena de producción y, en última instancia, a los consumidores”.
LUCILA CONTRERAS / CIUDAD CCS