Cine para llevar | Revisitando a Pacino
Al Pacino es una leyenda viva del cine mundial
23/08/2024.- Me sorprendió saber que Al Pacino apareció en un video de Bad Bunny. No sé si el cantante puertorriqueño tiene una idea clara de quién es ese hombre que le sonríe mientras comparten la mesa, o si su público, jóvenes amantes del reguetón, pueden apreciar en su magnitud la personalidad de este actor legendario.
Al Pacino nació el 25 de abril de 1940 y comenzó su carrera a los 19 años. Antes de la fama, ejerció como todas las estrellas de Hollywood, como mesero, camarero, portero, empleado de correos y otros oficios.
Un buen actor enciende con su talento la cámara, inspira, te deja a través de su interpretación una parte de sí mismo. Al Pacino se ha convertido en un paradigma dentro del mundo de la interpretación.
Comenzó su carrera en los años sesenta, pero a comienzos de los setenta ya estaba protagonizando El Padrino. Su Michael Corleone es una de sus más emocionantes interpretaciones. En la película, Michael comienza siendo un muchacho honesto, con aspiraciones y buenas intenciones. Luego se transforma y esto se refleja hasta en el modo de mirar del personaje. Un buen actor transmite utilizando su cuerpo, incluso a través del gesto más leve y sutil, eso hace Pacino.
En 1973, protagonizó Serpico y después Tarde de perros (1975) donde encarna a John S. Wojtowicz, quien en 1972 asaltó el Chase Manhattan Bank, para obtener el dinero que le permitiría realizarle una operación de cambio de sexo a su pareja. Toda la controversial situación es recreada en la película, donde comparte créditos con John Cazale.
En 1977 protagonizó la cinta de Sydney Pollack, Bobby Deerfield, un drama romántico sobre un corredor de autos. En 1979 fue Arthur Kirkland en Y justicia para todos donde comparte créditos con Lee Strasberg.
Esta es una de sus mejores películas, su personaje, un abogado, se descontrola al tropezarse con “la justicia”. El joven Pacino demuestra toda su vehemencia y energía en este filme.
Años después vendría una de mis favoritas, Scarface (1983), donde el megalómano Tony Montana nos permite descubrir las características de los hombres enloquecidos por los excesos y las ansias de poder.
Uno de los méritos de Pacino es su capacidad para hacerte vivir a través de los personajes que interpreta. Es versátil, divertido y se nota que tiene una pasión real por el ejercicio de la interpretación: “Actuar es liberar tus instintos” dijo en una entrevista para El Mundo.es en el año 2015.
Nombrar sus grandes películas es un ejercicio casi interminable, son muchas: Sea of love (1989), Frankie y Johnny (1991), Perfume de mujer (1992), Carlito’sWay (1993), Heat (1995), Donnie Brasco (1997), El abogado del diablo (1997) y un muy largo etcétera.
En los últimos años ha tenido algunos desaciertos, también ha hecho teatro, ha dirigido; su curiosidad y ansias de crear no se detienen.
Ahora que ya tiene más de ochenta y que el reloj no deja de avanzar, cuando pienso en él, viene a mi mente la frase de la famosa canción del grupo español Mecano: “Los genios no deben morir”.
Luisa Ugueto Liendo
@cluisaugueto