Psicosoma | El mundo real
27/08/2024.- ¿Cuál será y dónde estará la línea tenue entre la realidad y la ficción? Solo se puede decir que "sorpresas te da la vida", bien para no oxidarse, bien para lidiar con relaciones tóxicas o con ese clásico matrimonio insufrible, a través de terapias eternas que provocarían una lobotomía. Perdón, amo a Lacan y si el inconsciente está formado de palabras, ¡qué terrible será estar preñada de boludeces!
Amo y requeteamo el silencio, la soledad y las noches, los paisajes interiores de nuestros órganos, los sonidos trepidantes y los aires nerviosos, aullidos o ronroneos. Tratar de desaprender y conectarnos con nosotros mismos nos da nuevas maneras de conformarnos, y al ser una chispa, somos la totalidad del fuego humano. Respiramos mirando al cielo. En sonidos estelares, escuchamos y, algunas veces, percibimos mundos desconocidos, psíquicos, que suenan y resuenan como discos rayados con voces tiránicas.
Al toparnos con el mundo de todos los días, es casi el mismo guion, y suponemos que "deberíamos ser" de acuerdo con nuestras creencias y filosofías de vida, con nuestras historias personales y contextos históricos, que dejan una impronta. Es casi imposible venir de la nada. Somos producto de las ideas y pensamientos. Estamos montados en sus hombros y hasta damos la vida por esos ideales.
En el plano más concreto de realidad física, primaria, a la distancia de un "pellizco", podemos mirar torsos desnudos, acariciar cuerpos o palabras salidas de bocas. Es un proceso extraordinario: saber escuchar es un arte. Amanecer conversando y discutiendo es un desarrollo enriquecedor. Son tan ricos esos diálogos, con sendas de interpretaciones, significados de resignificaciones sin temor al no estar de acuerdo, porque justo en las divergencias "crecemos" con el otro u otra. Por supuesto, nada es obligatorio en torno a querer o amar al prójimo —o "próximo—, pero, en principio, existe normas básicas de respeto a sus religiones, sexualidad o raza. Nos preguntamos: ¿por qué no pasa cuando se tienen colores políticos diferentes? ¿Por qué la rabia y violencia saltan para excluir?
Ese mundo real no es tan real porque obedece a las verdades instituidas por el poder en todas sus variantes y colores. Quizás, no se entiende el lenguaje en esa etapa de sonidos en el vientre materno, porque se escuchan los latidos del corazón y el torrente sanguíneo, pero no hay palabras. Luego, al abrir los ojos y respirar, se empiezan a acariciar los sonidos y texturas de las vocales, entes vivos sintientes, y los colores. Al juntar las vocales y consonantes, algo pasa y se reinician otras vidas. Es cierto que se saca algo de esas "puras" letras: sonidos con la primaria emocionalidad y "familias de palabras". No olvidemos que comenzamos a escuchar en el vientre y esa información se guarda en el océano del inconsciente y/o se repite al experimentar embarazos o estar poseídos por el sonido del corazón de Pacha. Como cuando estamos con el oído izquierdo pegado en el suelo y sentimos ese gozo de la vibración de un temblor. Decimos: "Que se abra la tierra". O en un recital vibrante, conectivo, de música, danza o pintura, donde se es, en plenitud, árbol, cuerpo, intestinos, naturaleza, humanidad, sudor meloso, fluidos de torsos desnudos…
Me encanta compartir con Pacha y los seres humanos, en especial los varones, quienes como niños son juguetones y traviesos, con preguntas desconcertantes, aseveraciones asombrosas, dolores y simpatías profundas. Nos reunimos y partimos del juego de siete palabras que les constituyen actualmente y cómo llegaron a conformar sus significados, imágenes, sonidos, símbolos…
Estamos en el recital con música de los Rolling Stones, una saturday night fever con Domingo, Martín, Ronald, Rafael, Jhonny. El pana Domingo me presenta a Jimmy, quien me sorprende con sus preguntas sobre mi libro Temblores del viento. Entonces le digo: "No sé, soy la responsable de mis escritos y de saber quiénes me habitan al escribir o cómo se da… pero tú eres libre de darles las interpretaciones".
Algo extraordinario percibía y sentía. Era una extraña conexión. Él tomaba el libro de poemas tan despacio y me miraba como un niño de ojitos tiernos al punto de las lágrimas. No me contuve y fui a su lado. No se atrevía. Hablaba con voz queda y unos ojos negrísimos, profundos. Me provocaba abrazarlo y contuve esos gestos porque muchas veces se interpretan como invasión de espacio, en especial cuando la novia está mirando… Aquí la gente evita el contacto físico y las distancias son más evidentes entre los mayores y los chicos… Me mira a los ojos largamente y musita: "Se me está cumpliendo un sueño y yo no debería estar aquí. Siempre quise conocer a una escritora, darle la mano". Siento su monólogo y me asombra esa realidad extraordinaria que le pasa a un hombre joven, adulto, quien al leer el primer verso se pone a reír, y mientras yo procedo a escribir la dedicatoria, lo miro, ¡y resulta que somos vecinos de calle!
Siempre la poiesis nos sorprende con tiempos paralelos y el arte nos ayuda a resistir, amar, transformar, imaginar y soñar…
Con Domingo siempre hay una fiesta. Compartimos desde el año pasado con Martín. Sabían las peripecias que pasé para publicar. Fueron quienes leyeron los inéditos. Por eso, al ver y acariciar en físico el libro Temblores del Viento, nos contentamos y nos pusimos a bailar como en los viejos tiempos, a festejar con Ericka, Castalia, Sheila y "la chica de humo".
Rosa Anca