Pluma acústica | Lapamariposa: ritmo todo en uno caraqueño
28/08/2024.- La polifonía se define como un “conjunto de sonidos simultáneos en que cada uno expresa su idea musical, formando con los demás un todo armónico”. Escuchar Lapamariposa es una experiencia real y absolutamente polifónica. Algo así como una granada rítmica.
A mediados de la década de 1990, un grupo de talentosos músicos caraqueños se reúnen para dar vida a un “Frankenstein” musical, un ser de múltiples tentáculos sonoros. Capaz de hacer experimentar a quien atrapa una gran cantidad de emociones, que van desde el despecho a la agitación de un pogo eufórico. Cabeza de piano y guitarra; tronco de bajo; sistema respiratorio de trombón, saxo, warura y ocarina; corazón de batería, caja, bongó y tumbadoras; piernas de culo e´ puya y batá; brazos de güiro y chequeré, voz de esquina y sonrisa de kalimba.
Intentar clasificar a Lapamariposa o, simplemente, La Lapa, en un determinado género musical resulta imposible, ella nos presenta un abanico musical muy amplio que nos pasea con exquisita cadencia por jazz, rock, cha cha chá, son montuno, bolero, funk, percusión afrovenezolana y afrocubana, cantos yorubas y hasta décimas.
¿Quiénes inventaron esa cosa genialmente loca?
A finales de la década de 1980 irrumpe en la escena musical underground caraqueña una agrupación muy interesante, liderada por el gran Pablo Estacio, El Quinto Combo. Ellos también hicieron fusión de música afrocaribeña con rock y postpunk. Luego de presentaciones en bares y locales subterráneos y/o de “mala muerte”, en 1991 logran presentarse en la primera muestra de bandas pop de Caracas, lo que luego pasaría a llamarse Festival de Nuevas Bandas. A la postre graban un EP genial. Al poco tiempo, Pablo hace mutis para irse a estudiar música a Berklee.
Este hecho hace que la base rítmico/armónica de la banda, entiéndase batería y bajo, Tato Rodríguez y Carlos Isak, respectivamente, en una suerte de orfandad, sigan trabajando en sesiones tipo jam en la casa de Tato, quien al poco tiempo convoca a Cheo Romero, trombonista, que también venía de integrar las filas del Quinto Combo y de Desorden Público, y este a su vez invita a su llave en la sección de metales en Desorden, el saxofonista Kiko Núñez. En principio era pura improvisación de los cuatro elementos.
Al poco tiempo se incorpora otro elemento proveniente de Quinto Combo, Tomás Fajardo. Tato también convoca al guitarrista Rafael Gómez. Ellos llegan con propuestas de temas y comienza una nueva etapa, donde si bien la improvisación tiene gran protagonismo ya existe un piso sólido en cuanto a canciones propiamente dichas.
Lapamariposa, sin especie ni género
Una vez creadas las canciones y arreglos deciden grabar un disco. Para dicha empresa se integran otros talentos como Gustavo Ovalles y Fidel González en la percusión y Emigdio Suárez en el piano. Dicho disco se graba en los estudios Intersonido, en Caracas, en cintas de dos pulgadas y fue masterizado en Los Ángeles en los estudios Pacific Coast Sound Works. De este lompley solo se imprimieron mil copias, lo que lo hace un verdadero tesoro para coleccionistas y melómanos.
Sus presentaciones en vivo también eran un verdadero hervidero de energía. Uno de los primeros, llevado a cabo en el anfiteatro de la Plaza Sur de Altamira, fue bajo aguacero, sin que este hecho les impidiera a La Lapa y al público presente disfrutar hasta la última canción. Otro toque emblemático, fue cuando tocaron con la Compañía de Teatro Art-O de Caracas sobre un camión en un pasacalle que tuvo como recorrido la avenida Mexico. Tocaban también en bares y antros, así como en varias presentaciones en el Museo Alejandro Otero. Generaban en el público tal emoción y agitación que en ocasiones tenían que parar y pedir calma para que todo terminara en paz.
Indudablemente Lapamariposa es una de esas bandas que marcaron un hito histórico en la música caraqueña, una experiencia musical futurista para su época. Su música “poco comercial” no le permitió ser parte las listas radiales, en una época en la que ni se asomaban las redes sociales. Sin embargo, para los amantes de la buena música experimental representa un icono vanguardista que dejó a muchos y muchas con ganas de más. Aunque lamentablemente Tato Rodríguez, uno de los fundadores, ya no está en este plano, esperemos que algún día sus integrantes se vuelvan a reunir para seguir deleitándonos con su extraordinario y muy particular estilo.
Afortunadamente para quienes no han tenido la dicha de escuchar este tesoro musical que, para quien esto escribe, es parte fundamental de la historia musical de nuestra ciudad, solo deben buscar en la plataforma YouTube: “Lapamariposa full álbum”. Iyalagua, Llano para, Boogaloo, Ben Bond, Tiburón, La dimensión, Soba nova, Nº especial, Margarita, Bolero y hasta un bonus track grabado en vivo en el restaurante Hunam Garden, ubicado en Santa Mónica; les harán vivir una experiencia sonora realmente exquisita.
Kike Gavilán