Micromentarios | Traidores a la patria profesionales y amateurs
17/09/2024.- En los últimos años, los venezolanos hemos asistido a una especie de torneo en el cual parece buscarse a la persona más traidora a la patria que haya nacido en nuestro suelo. Ya hay una campeona indiscutible, pero también cientos o miles de aspirantes al título.
La traición no solo se practica entregando el país a cambio de dinero, poder y celebridad, sino también de otras maneras que el auge de las redes sociales y los medios de comunicación han generado y puesto de moda.
La forma más evidente es la de las políticas y políticos de ultraderecha, que piden el apoyo de los Estados Unidos, la Unión Europea e Israel para convertirse en gobernantes del país del cual son nativos y al que, no hay duda, detestan.
No menciono sus nombres porque sus llamados a solicitar sanciones económicas, bloqueo comercial e incluso invasión de tropas, con sus correspondientes bombardeos, ya reciben bastante publicidad de la prensa derechista.
Históricamente, la traición se practicaba vendiendo secretos nacionales, sirviendo de guías a tropas enemigas o apoyando a agentes extranjeros en territorio propio.
Hoy hay otras formas. Una de ellas es hacerles ver a los compatriotas y al resto del mundo que vivir en Venezuela es imposible, porque no hay libertad, no hay democracia y hasta las nubes se están cayendo a pedazos.
Esto no se hace gratis, sino por dinero, el que se les paga por difundir tal idea a través de las redes sociales y los medios masivos de comunicación y el que se les entrega por la cantidad de personas que huyan del país. Tales engendros humanos se han hecho de apartamentos, casas y mansiones, así como de autos de lujo y vidas a todo trapo, a cambio de promover la salida de venezolanos al exterior. Mientras más connacionales haya fuera de nuestras fronteras, más dinero reciben para supuestamente ayudarlos a sobrellevar el exilio. Por supuesto, son como los malos presidentes de condominio, que se quedan con los reales y no hacen nada.
Otra forma de traicionar a la patria consiste en usar las redes sociales para hablar mal de Venezuela. Presentar a nuestra nación como una especie de aldea donde nada sirve, todo está muerto o agonizando y donde no hay comida ni aire para respirar.
A cada rato uno se topa con jóvenes que se autoproclaman productores de contenido, cuyos mensajes son de pesimismo total, de rechazo a todo cuanto sea venezolano e incluso de odio hacia determinados sectores de nuestra sociedad (léanse pobres, negros, indios, mujeres, ancianos y niños).
Estos traidores a la patria lo son a escala. No llegan al nivel de las y los políticos de ultraderecha, pero deben considerarse la versión amateur de ellos. Sueñan con que Estados Unidos nos invada, nos bombardee y les entregue al menos el control de una calle cuando sobre el territorio nacional se esparza la paz de los sepulcros.
Hace poco vi a una chica decir que en este país no se puede hacer contenido alguno, porque su ciudad es un pueblito. No dijo pueblucho porque desconoce la palabra.
Estas semipersonas afirman tal cosa no porque no haya sobre qué hablar, sino porque su supina ignorancia —de la que están orgullosas y orgullosos— les impide reconocer los valores culturales, los espacios que fascinan a cuanto turista nos visita y la maravillosa y proverbial afabilidad y generosidad de los venezolanos que amamos esta tierra y la vida que sobre ella se vive.
Cada vez que me topo con alguna noticia sobre los traidores profesionales o con videos de los traidores aficionados, siento una mezcla de dolor y lástima, pues su rechazo a la nación donde aterrizaron les impide disfrutar lo que es en verdad una tierra de gracia, el lugar donde está situado el tan ansiado paraíso.
Armando José Sequera