Al derecho y al revés | Wiston Churchill
18/09/2024.- No se asusten: los venezolanos en general, tras cien años viviendo una vida suave gracias al petróleo bien vendido, somos dados a fantasear sobre los personajes de la historia extranjera, a pesar de que entre los nuestros hemos tenido grandes hombres y mujeres.
Sin embargo, la historia oficial suele edulcorar biografías y la polaridad politiquera tiende a elevar a los altares a verdaderos delincuentes, o, por el contrario, dejar en el limbo a personalidades que bien pudieran estar recibiendo incienso por santos.
Hay también casos en los que la lucha politiquera lleva a que propongan como modelos a políticos de otras culturas, que en Venezuela no habrían progresado.
Uno de ellos es el primer ministro británico durante los peores años de la Segunda Guerra Mundial. Me refiero a Winston Churchill, a quien desfasados de esta oposición recomendaron como "ejemplo a seguir".
¡Pobrecitos ignorantes! ¡Cómo se ve que no conocen nuestro país ni su idiosincrasia… ni tampoco a Churchill!
Lo primero que sorprende es que un personaje dipsómano —bebía una botella de brandy diaria, amén de varios tragos de escocés—, mal encarado, enemigo del trabajo, racista hasta más no poder y con más de cien mil muertos a cuestas —sobre todo australianos por la estupidez de Churchill durante la ofensiva de Galípoli—, sea popular entre jóvenes extremistas de derecha venezolanos.
Sin embargo, el mismo joven elevado por su nacimiento "noble" a experto marino, al equivocar la estrategia y querer mantenerla lanzando oleadas de soldados australianos que desembarcarían cerca del lugar donde iban a morir, contra riscos defendidos desde lo alto por los turcos, tuvo su momento contra Hitler unos años más tarde.
Churchill, a pesar de que la nobleza británica simpatizaba con Hitler, se dio cuenta del peligro que significaba una política blandengue contra quien pretendía conquistar el mundo, y criticó al primer ministro, logrando desbancarlo.
Ese Churchill logró amalgamar a los británicos para enfrentar a un enemigo que bombardeaba Londres sin piedad. Una vez designado premier, aumentó su popularidad con un discurso donde ofreció al pueblo "sangre, sudor y lágrimas", porque "no tenía otra cosa que ofrecer".
Una oferta como esta seguramente tendría detractores entre nosotros, pero a Churchill le funcionó durante la guerra. Finalizada la misma con la derrota de Hitler, el país cambió nuevamente al primer ministro y Churchill, derrotado, se dedicó a escribir —incluso ganó un Nobel—, quedando relegado por los británicos a la historia.
Como expliqué, Winston Churchill como personaje no encaja entre nosotros, sobre todo por su racismo que escandalizaba hasta al yanqui Roosevelt. Sin embargo, dejó lecciones para momentos de crisis que se pueden aprovechar, así como los chinos —y antes los japoneses— usaron los modelos industriales de EE. UU. para luego batirlos mediante la copia y mejora.
La situación nuestra es difícil, porque más allá de que la oposición está dividida, el imperio yanqui seguirá buscando derrocar por todos los medios al gobierno legítimo de Venezuela.
Ante esta amenaza, tenemos que estar preparados; no solo el gobierno, sino también la oposición, los militares y los civiles, todos prestos para responder agresiones y contraatacar en todos los frentes.
Domingo Alberto Rangel