Grupo universitario participa en proyectos espaciales en Alemania

Grupo ganador de programa DropTes 2024 viaja a Bremen para desarrollar sus experimentos

Realizarán pruebas de soldadura en la Torre de Caída Libre en Universidad de Bremen. Foto: Jesús Castillo.

 

18/09/24.- El equipo venezolano conformado por estudiantes de la Universidad Central de Venezuela (UCV) y liderado por el profesor de la UCV e investigador de la Agencia Bolivariana para Actividades Espaciales (ABAE), ingeniero Rogelio Morales García, fueron recibidos en los espacios de la redacción del diario Ciudad CCS, donde sostuvimos una amena conversación acerca de sus logros y expectativas.

Este grupo ganó la oportunidad de participar en la novena convocatoria del Programa Drop Tower Experiment Series (Serie de Experimentos en Torre de Caída Libre) que brinda la posibilidad de realizar experimentos en condiciones de microgravedad durante un breve lapso de tiempo, las mismas condiciones que se experimentan en el espacio exterior.

El programa de becas DropTES es organizado anualmente por la Oficina de las Naciones Unidas para Asuntos del Espacio Ultraterrestre (UNOOSA), el Centro de Tecnología Espacial Aplicada y Microgravedad (ZARM) de la Universidad de Bremen (Alemania) y el Centro Aeroespacial Alemán (DLR).

El equipo, primero en ganar la convocatoria por la República Bolivariana de Venezuela, fue seleccionado con el innovador proyecto “Comportamiento Microestructural de la Aleación de Aluminio Aeroespacial durante un Procedimiento de Soldadura en Condiciones de Microgravedad”.

 
 
 
 
 
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Conozcamos a los triunfadores

Diana Usuga, ingeniera metalúrgica egresada de la UCV y estudiante del postgrado de Física en Ensayos No Destructivos de la Facultad de Ingeniería; María Alejandra Moreno, estudiante de pregrado del último semestre de Ingeniería Civil; el ingeniero metalúrgico y también estudiante del postgrado de Física en Ensayos No Destructivos, Eleazar Retamozo, y Rogelio Morales, ingeniero metalúrgico, investigador de la ABAE, y profesor del postgrado de Física en Ensayos No Destructivos, quie a su vez es el líder del equipo venezolano.

- ¿Cómo se preparan para las actividades que están próximas a celebrarse en los meses de octubre y noviembre?

- La actividad relacionada con el experimento de microgravedad en las instalaciones del ZARM (Bremen), está pautada para las dos últimas semanas de noviembre. Una semana será dedicada a la instalación, configuración y pruebas con la cápsula que será sometida a condiciones de microgravedad, y otra semana para realizar los experimentos de soldadura en condiciones de ingravidez dentro de la cápsula, señaló Morales.

Al respecto, agregó que “para octubre participaremos con una ponencia en la Conferencia Internacional de Astronáutica, el evento más prestigioso del sector aeroespacial mundial, que tendrá lugar en la ciudad de Milán, Italia del 14 al 18 de octubre de 2024. Allí se hará un abordaje de la justificación, antecedentes y metodología de la propuesta de investigación que se realizará en Alemania”.

- ¿Cuáles son sus expectativas?

- En el aula de clases, el profesor Morales organizó una lluvia de ideas para desarrollar un proyecto sólido que pudiera presentarse ante la UNOOSA. “Luego de meses de conversaciones y de plantearnos cuales eran los desafíos y propuestas más factibles, llegamos a la presentación de este proyecto”, indicó Usuga.

En relación con el experimento añadió que “lo que estamos haciendo es soldar aluminio en microgravedad para ver cómo se comportaría en el espacio (…) Este es el aporte que queremos dar, porque actualmente lo que se lleva al espacio son las cosas que entran en un cohete. Esto limita significativamente las posibilidades de diseños estructurales en el espacio (…) Si se obtienen buenos resultados con este método de fabricación en las características microestructurales del aluminio, se abre la posibilidad de utilizar la soldadura para la construcción de grandes estructuras en el espacio. Este es el objetivo último del proyecto”.

Del mismo modo, los investigadores esperan que este proyecto sirva como incentivo para muchos talentos jóvenes venezolanos, “porque nosotros tenemos las competencias y capacidades de hacer propuestas innovadoras y de vanguardia. Y siempre creyendo en nosotros”, puntualiza el líder del equipo.

En suma, esta propuesta, nacida en la facultad de Ingeniería de la UCV, tiene como objetivo estudiar la soldadura en las condiciones del espacio exterior para determinar su potencialidad como método de fabricación en la órbita terrestre, lo que abriría un sinfín de posibilidades para la construcción futura de estructuras espaciales.

“De esta manera, Venezuela da pasos firmes hacia el desarrollo nacional de investigación espacial de vanguardia con miras a generar una industria espacial nacional”, señalan los miembros del equipo triunfador.

- ¿Qué tan cerca o tan lejos estamos de alcanzar la exploración espacial humana?

- Con relación a este tema, el profesor responde que si bien hay presencia humana en órbitas bajas de La Tierra, donde se encuentran la estación espacial internacional y la estación espacial china, su número no supera la docena de individuos viviendo en el espacio en un momento determinado. “Pero pensar en actividades y operaciones espaciales de gran envergadura, con decenas de personas en órbita, todavía no es una realidad (…) Está planteado, sin embargo, que para mediados de esta década y la siguiente, se materialice la presencia humana permanente en estos espacios, comenzando por la órbita baja de La Tierra, la órbita lunar y la superficie de la Luna”, precisó.

Interés por parte de los estudiantes

La ingeniera Usuga explica que, con el proyecto, “lo que vamos a hacer en las instalaciones de la Universidad de Bremen es lograr un estado de microgravedad muy breve, aproximadamente de 2.5 segundos, para intentar soldar piezas de aleación de aluminio que serán estudiadas y analizadas posteriormente en Venezuela con nuestras capacidades científicas.

De igual manera, del estimado de 200 muestras soldadas en microgravedad, quedarán para su posterior estudio por estudiantes de pregrado y postgrado de la universidad. La idea es promover el interés por áreas de investigación en el país vinculadas a la temática espacial.

Cambio de paradigma

- Cuando el director de la UNOOSA dice que el paradigma de las actividades espaciales está cambiando, ¿a qué se refiere?

Al respecto, el equipo considera que hace alusión a lo que se denomina New Space o Nuevo Espacio, es decir, los esfuerzos privados por desarrollar una industria aeroespacial comercial. En una etapa inicial, durante la carrera espacial, las potencias mundiales como la Unión Soviética y los Estados Unidos protagonizaban y financiaban el desarrollo espacial.

Agregaron que, actualmente, el acceso a tecnologías de punta a bajo costos, confiables y más eficientes ha posibilitado que empresas privadas, financiadas muchas veces por los gobiernos, desarrollen modelos de negocios innovadores enfocados en actividades comerciales espaciales. Este planteamiento era impensable hace 20 años.

- ¿Es posible consolidar el sector espacial en Venezuela?

- Es una utopía, dice Usuga, pero Morales señala que Venezuela ha dado pasos importantes en esa dirección. Por ejemplo, durante el gobierno del presidente Chávez, cuando el país se planteó adquirir una plataforma satelital de telecomunicaciones propia para garantizar sus intereses nacionales, significó un cambio de paradigma. 

En cuanto a lograr la consolidación del sector, es preciso hacer un trabajo que vincule tanto al Estado venezolano a través de sus organismos e instituciones, como a la academia y a los sectores económicos del país.

Finalmente, queda evidenciada la determinación de Venezuela de lograr su soberanía científica y tecnológica, con su talento humano y con una visión de país potencia espacial, afirmó el líder del grupo.

La Torre de Caída Libre de Bremen

Este laboratorio de microgravedad, único en Europa, forma parte del Centro de Astronáutica Aplicada y Microgravitación (ZARM) de la Universidad local. Su silueta destaca con sus 146 metros de altura y su estructura cilíndrica de hormigón y acero, rematada por una punta cónica, lo que le da un aspecto futurista.

Es en el tubo donde se llevan a cabo los experimentos de ingravidez.

 

Allí se realizan hasta tres experimentos de ingravidez diarios (más de 400 al año en diferentes campos: astrofísica, biología, química, dinámica de fluidos, física, etc.) y se realizan tests de materiales y equipamiento para las misiones espaciales.

Parte integral de la industria aeroespacial, fue construida entre 1988 y 1990, e incluye un tubo de caída de 122 metros de altura (la distancia de caída real es de 110 m), en el que durante 4,74 segundos (con la liberación de la cápsula de caída), o durante más de 9 segundos (con el uso de una catapulta, instalada en 2004) se puede producir ingravidez.

LUCILA CONTRERAS / CIUDAD CCS


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