Micromentarios | Cisco
24/09/2024.- Mi serie favorita de televisión en la infancia fue El Zorro. Casi a la par, aunque ligeramente por debajo, se hallaba The Cisco Kid. Este era un justiciero errante que, como Don Quijote de la Mancha antes y el Llanero Solitario después, recorría el mundo a su alcance desfaciendo entuertos.
A Cisco Kid lo acompañaba una especie de escudero mexicano o chicano llamado Pancho. Ambos eran perseguidos por la ley, por delitos que jamás se especificaron en la serie. Hoy sé que tales transgresiones eran actos de justicia social.
De hecho, en una sinopsis que de la serie encontré en la red, dice lo siguiente: "Estos héroes recorrían las tierras de Nuevo México ayudando a las personas sin recursos que vivían explotadas por unos pocos poderosos cegados por la avaricia".
Era por ello por lo que, aunque considerados forajidos, Cisco y Pancho eran recibidos por los pobladores de los lugares por donde pasaban como héroes.
Cisco Kid fue interpretado por el actor estadounidense, de origen rumano, Duncan Renaldo. Pancho estuvo a cargo de otro actor de la misma nacionalidad, Leo Carrillo. Cisco Kid tenía un caballo blanco y negro llamado Diablo, y Pancho un alazán de nombre Loco. Diablo, el caballo de Cisco, tenía la cara blanca.
Esta serie fue la primera que se grabó en color y también la primera que se dobló al español, pero nuestro aparato de televisión Philco era en blanco y negro. Se trasmitió en varios países de América y Europa.
Muchos episodios de The Cisco Kid los vi junto a una joven que vivía con nosotros llamada Francisca. Ella había sufrido de poliomielitis en sus primeros años. Tenía sus dos brazos deformes y cojeaba.
Francisca era una persona extraordinariamente dulce. A mí me trataba con gran ternura y cariño y yo también sentí por ella un amor fraternal. De vez en cuando, le daban ataques de asma y su respiración se volvía fatigosa. En esos trances, me angustiaba no poder ayudarla.
No sé en qué momento la bauticé Cisco, identificándola, pese a ser mujer, con mi segundo personaje favorito. Cisco fue alguien sumamente importante en mis primeros años.
Un día, tras yo regresar a casa de una visita improvisada a una tía, no la encontré, y eso que la busqué por toda la casa. Jamás la volví a ver y lloré muchísimo su ausencia. Siempre he extrañado la forma como tomaba mi rostro entre sus brazos deformes para convencerme de que debía tomar la sopa que inauguraba el almuerzo.
No volví a ver la serie The Cisco Kid. Sin ella era como si hubiera perdido a su verdadera protagonista.
Meses después supe que ese día le había dado un ataque de asma muy fuerte, que la llevaron a un hospital y allí murió. Tenía solo veinte años. La ida repentina a casa de la tía fue para evitarme el dolor de verla asfixiarse y salir sin retorno.
Jamás la he olvidado, ni tampoco se ha perdido en mi memoria el vaquero de los trajes bordados, que me mostró, por primera vez en mi vida, que el lado correcto de la historia es junto a quienes nada o poco tienen.
Armando José Sequera