El Rey del Hit Pete Rose muere en Nevada, EEUU, a los 83 años

Fue un jugador capaz de batear hacia cualquier lado del terreno de juego

Su padre le enseñó a batear a ambos lados del plato.

 

30/09/2024.- Pete Rose, el líder de imparables de las Grandes Ligas y un ídolo caído en desgracia que socavó sus logros históricos y sueños de ingresar al Salón de la Fama por apostar en el deporte que amó, ha fallecido este lunes a los 83 años de edad.

Stephanie Wheatley, portavoz del Condado Clark de Nevada, confirmó la noticia en nombre del médico forense. Wheatley dijo que no han determinado las causas de su fallecimiento.

Para los aficionados que crecieron en la década de los 60 y 70, no hubo un pelotero más emocionante que el número 14 de los Cincinnati Reds, la superestrella de cabello desgreñado, nariz redonda y brazos musculosos. Cuando empezaba el césped artificial, los juegos divisionales y la agencia libre, Rose tenía un estilo de la vieja escuela.

Fue conocido como Charlie Hustler por ser un gran joseador en el terreno de juego.

 

El béisbol de las Grandes Ligas, que le vetó en 1989, divulgó un escueto comunicado para expresar condolencias y destacó su “grandeza, garra y determinación” en el terreno de juego. Por su parte, Bob Castellini, dueño y director ejecutivo de los Reds, señaló en un comunicado que Rose fue “uno de los competidores más feroces que se han visto en el deporte” y agregó: “Nunca debemos olvidarnos de lo que logró”.

Elegido en 17 ocasiones al Juego de Estrellas, Rose ganó tres veces la Serie Mundial. Fue MVP de la Liga Nacional en 1973 y MVP de la Serie Mundial dos años después. Tiene el récord de juegos disputados (3.562) y apariciones al plato (15.890) de MLB, así como el récord de la Liga Nacional de la racha de hits más larga (44). Fue el primer bate de la formidable alineación con la que los Reds ganaron el campeonato en 1975 y 1976. Entre sus compañeros estaban Johnny Bench, Tony Pérez y Joe Morgan, todos futuros miembros del Salón de la Fama.

Pero ninguno de sus logros se acercó a sus 4.256 hits, batiendo el récord de 4.191 de Ty Cobb y que fue ejemplo de su excelencia. Es tan impresionante, que un pelotero podría sumar 200 hits por temporada por 20 años y aún así quedar corto. Su secreto fue su consistencia y longevidad. Disputó 24 temporadas, todas, menos seis, con los Reds. Rose alcanzó al menos 200 hits en 10 temporadas y más de 180 en cuatro. Su promedio de bateo fue de .303. En su carrera jugó diferentes posiciones a la defensiva que van desde la segunda base a los jardines, pasando por la tercera almohadilla y el primer cojín.

Sus 4.256 hits parecen una marca difícil de superar por la nueva generación de peloteros.

 

“Cada verano tres cosas sucederán”, solía decir Rose, “el césped se pondrá más verde, el clima será más cálido y Pete Rose llegará a 200 hits y .300 de promedio al bate”.

Alcanzó la marca de Cobb el 8 de septiembre de 1985 y lo superó tres días después en Cincinnati. Rose tenía 44 años y era mánager-jugador. Rose recibió la bola y lloró en los hombros del coach de primera base y su excompañero Tommy Helms.

Execrado del béisbol

El comisionado Peter Ueberroth, que vio el juego desde Nueva York, declaró que Rose había “reservado un lugar especial en Cooperstown”. Tras el juego, que los Reds ganaron 2-0 con dos carreras de Rose, recibió una llamada del presidente Ronald Reagan.

“Tu reputación y legado están asegurados”, le dijo el mandatario. “Pasará mucho tiempo antes de que alguien se pare en el lugar en el que tú estás”, le precisó Reagan para finalizar.

El 20 de marzo de 1989, Ueberroth (quien pronto sería reemplazado por A. Bartlett Giamatti) anunció que su oficina había iniciado “una investigación completa por las serias acusaciones” sobre Rose.

A pesar de ser execrado de las Grandes Ligas de por vida, en Cincinnati lo exaltaron al Salón de la Fama del equipo.

 

Reportes sugirieron que el pelotero tenía una red de corredores de apuestas y amigos y otras personas para colocar apuestas en juegos de béisbol, incluyendo de los Reds. Rose negó todas las acusaciones, pero la investigación encontró que “todos los testimonios de los testigos, así como evidencia documentada y récords telefónicos revelaron las extensas actividades de apuestas de Pete Rose en conexión con el béisbol profesional y en particular de los juegos de los Reds durante las temporadas de 1985, 1986 y 1987”.

En agosto de 1989, el sucesor de Ueberroth, Giamatti dijo las palabras más tristes en la historia del béisbol: "Uno de los jugadores más grandes estuvo involucrado en algunos actos que han manchado al deporte y ahora debe vivir con las consecuencias de sus actos".

Giamatti anunció que Rose acordó ser vetado de por vida, una decisión que llevó a que el Salón de la Fama lo considerara inelegible en 1991. Aunque Rose restó importancia a la noticia e insistió que nunca había apostado en béisbol por lo que sería reincorporado.

Semanas después del anuncio, Giamatti falleció de un paro cardiaco, pero el veto se mantuvo y Rose nunca fue elegido al Salón de la Fama en vida, aunque recibió 41 votos en 1992 (cuando 323 votos eran necesarios). Casi al mismo tiempo, el Salón de la Fama formalmente dictaminó que cualquiera que estuviera vetado del béisbol no podía ser elegido.

Nació para jugar a la pelota

Pete Rose fue nativo de Cincinnati, creció en un vecindario de clase trabajadora y su padre, Harry Francis Rose, le enseñó a batear como ambidiestro. Se graduó de la secundaria en junio de 1960 y dos días después voló a Rochester, Nueva York, antes de tomar un autobús a Geneva, sede del equipo de nivel D de las ligas menores de los Reds.

Para 1962 llegó al nivel A en Macon, Georgia. Tuvo un promedio de bateo de .330 y prometió reemplazar al segunda base Don Blasingame en 1963 diciéndole a un reportero: “Voy a estar en sus tobillos”.

No fue un excelso jugador a la defensiva, pero su ofensiva y su manera de jugar a la pelota eran incomparables.

 

Blasingame ya estaba con los Senadores de Washington para la mitad de temporada y Rose se convirtió en un fenómeno y bateó para .273 como novato y desde 1965 bateó al menos .300 en 14 de 15 campañas. Fue tan importante que en 1968, el “Año del Pitcher”, lideró la liga con un promedio de .335, uno de sus tres títulos de bateo.

Tras su carrera en el béisbol, recibió algunos premios honorarios. Los Rojos lo incluyeron en el Salón de la Fama de su equipo en 2016 y un año antes revelaron una estatua de bronce de Rose afuera del Great American Ball Park de Cincinnati.

Con David Concepción (a su derecha), Roberto Clemente y Víctor Davalillo en 1971.

 

Aunque nunca estuvo en Cooperstown, su carrera quedó representada. Algunos objetos de su carrera están en el Salón de la Fama como su casco de MVP de la temporada 1973, el bate que usó en 1978 cuando sumó 44 juegos con hits, así como las zapatillas que traía el día que se convirtió en el rey en 1985.

Su paso por la pelota venezolana

El 17 de octubre de 1964, cuando tenía 23 años, Peter Edward Rose debutó con los Leones del Caracas y jugó toda la campaña 64-65 completa.

En la pelota venezolana jugó para Leones del Caracas y defendió la segunda base.

 

Su contratación fue recomendada por el manager cubano de los melenudos, Regino Otero, quien era coach de primera base de los Rojos de Cincinnati, con la intención de que mejorara su defensa como segunda base, en especial a todo lo relacionado para ejecutar a la perfección la jugada de doble play.

El debut de Rose en la pelota profesional local fue en un encuentro entre Tiburones y Leones que ganó La Guaira por paliza de 11-3, y donde el nacido en Ohio, que fue alineado como camarero y de tercero en el orden al bate, cometió un error, en la quinta entrada, ante batazo del pitcher guairista Darold Knowles, lo que fue su primera pifia a la defensiva. Además, se fue en blanco en tres visitas legales a la caja de bateo.

Pero en el siguiente encuentro de los Leones, Rose dejó claro su clase como pelotero y mostró sus cualidades ofensivas en partido contra los Navegantes del Magallanes, dirigidos por Sparky Anderson.

Su primer imparable en la liga venezolana fue un vuelacercas de 400 pies ante los envíos de Luis Peñalver en el cuarto capítulo, una de las dos rayitas de los Leones en ese encuentro que perdieron ante su eterno rival 9-2.

Al final de la campaña Rose dejó registro de .351 de promedio, con 11 dobles, 5 jonrones y 19 remolcadas, siendo uno de los artífices de la clasificación de los Leones a la serie final, donde el segunda base conectó para .455, pero no pudo evitar que los capitalinos cayeran ante Tiburones de La Guaira en apenas 5 juegos.

CIUDAD CCS


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