Al derecho y al revés | Resultados del Brasil

Ambos candidatos fueron castigados

2/11/22.- El resultado final de las elecciones del Brasil me pareció justo por más de que los energúmenos de la polarización politiquera piensen, cada uno desde su punto de vista, que los electores fueron desagradecidos y desconsiderados con Lula o con Bolsonaro.

Un resultado tan parejo tiene al menos dos padres: la corrupción del Partido Trabajista fundado por Lula da Silva y la irresponsabilidad de Bolsonaro que había prometido grandes cambios, pero no logró realmente ninguno. Ambos candidatos fueron castigados.

Curiosamente esa polarización arropó a unos cuantos venezolanos, quizás porque los candidatos vernáculos –y sus ayudantes– al carecer tanto de carisma como de un programa creíble para sacar a mí país adelante fueron sustituidos momentáneamente en el debate por Lula y Bolsonaro.

Y así la estupidez que signa el pugilato nuestro atravesó la selva que nos separa del Brasil y por unos días acampó en esos lares.

El día de las elecciones lo pasé con personas a las que no conocía, pero con las cuales hice buenas migas, hasta que llegó el momento del conteo de votos que en Brasil, comparando los tiempos que gasta nuestro CNE para dar los resultados, son realmente asombrosos.

Los más opositores dudaban cuando al preguntarme quién había ganado les contesté que Lula según mis informantes –en la casa donde pasamos la tarde no había internet en ese momento mientras que llevé como siempre mi internet portátil.

Y no lo podían creer cuando les dije que mis informaciones venían de Kissinger y Asociados una y de Bloomberg la otra, donde para colmo la nota traía adosada una declaración del presidente Biden felicitando a Lula. Casi me queman el celular, pero afortunadamente la tarde siguió su curso y llegamos a las velitas sin mayores problemas.

Ojo: la persona que no quería creer después se reconfortó con una bobería mayor.

Decía el nuevo amigo que estaba feliz porque Bolsonaro tenía la mayoría del Legislativo y de las gobernaciones.

Lo único que le respondí fue que ese era problema de los brasileños y que no veo motivo de alegría en que el gigante sudamericano tenga más problemas económicos, a causa de las diferencias políticas.

En realidad, no creo que la oposición a Lula vaya a estar capitaneada por Bolsonaro, quien en estos años demostró estar muy por debajo de lo que implica gobernar un país del tamaño del Brasil.

Desde luego que habrá oposición a Lula y eso es democracia, pero aún está por verse cuálñ será el programa y los líderes que desde esta derecha, más bien conservadora, enfrentarán o pactarán con el nuevo Presidente.

Desde nuestros intereses nacionales no veo mayor cambio salvo los desmanes de Bolsonaro –apoyados por Donald Trump- que serán cosa del pasado.

Brasil es un gigante, cuyos intereses están más ligados a los Brics que a la América Hispana.

Y en el caso de nuestro país, empobrecido y necesitado de inversiones, poco podremos influir en Lula, como asoman analistas a quienes más bien provoca preguntarles qué bebieron la noche anterior.

En materia de gas hay oportunidades, pero Pdvsa tendrá que ser más responsable cuando prometa inversiones, porque con Ramírez al timón quedamos muy mal en Petrobrás.

Y si se resuelve el problema de las alcabalas, que en nuestro país son más peligrosas que una mapanare hambrienta, desde el estado Monagas se puede alimentar con hortalizas el nordeste brasileño.

En resumen: ganó Lula quien más lo merecía, castigado por la corrupción de sus partidarios, y el irresponsable Bolsonaro bien puede ser pasado a la reserva, porque menos que nadie merecía tantos votos.

Domingo Alberto Rangel


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