Comentarios noticiables | Estados Unidos sueña con una guerra nuclear
Eso inevitablemente produciría una tragedia mundial
10/05/2024.- El mundo está al borde de la guerra nuclear o el mundo está al borde de la paz: son las alternativas a las que deben prestar atención a los líderes mundiales del presente y el futuro. En tal sentido, la razón y el derecho internacional deben impregnarse de nuevas ideas y reflexiones contra la ceguera de los grupos belicosos que se han activado en el colectivo Occidente, es decir, en Estados Unidos (EE. UU.), el Reino Unido ( RU) y la Unión Europea (UE).
EE.UU. UU., el líder del colectivo Occidente, ha colocado al mundo al borde de una guerra nuclear al despreciar un clima constructivo y cualquier intento que ayude a crear confianza en la paz y la seguridad internacionales. La tesis del primer golpe nuclear es manejada con la conclusión de que es posible ganar una guerra de esa naturaleza —o de cualquier otra— a la Federación de Rusia. Esto se ha puesto de manifiesto con la retirada de EE.UU. UU. del Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio (INF, por sus siglas en inglés), firmado en 1987 por el entonces presidente estadounidense, Ronald Reagan, y el presidente soviético, Mijaíl Gorbachov. Este pacto, mientras estuvo en vigor, contribuyó en gran parte al término de la llamada Guerra Fría. El convenio se expandió a Francia y a la mayoría de los Estados del mundo, con la excepción de India, Israel, Corea del Norte, Pakistán y Sudán del Norte.
La firma del Tratado INF fue impresa por ambos mandatarios en Washington el 8 de diciembre de 1987, y entró en vigor el 1.° de junio de 1988. Con el tratado, Reagan y Gorbachov se comprometieron a reducir los arsenales y así suavizar, en parte, la rivalidad armamentista. Años después, EE. UU. suspendió unilateralmente el tratado, el 1.° de febrero de 2019, y se retiró de manera formal el 2 de agosto de ese mismo año. Desde entonces, se ha dado a la tarea de trazar un plan para alterar el equilibrio de las fuerzas existentes en el planeta, emplazando nuevos misiles con ojivas nucleares en Europa Occidental, destinados a cumplir tareas estratégicas. El objetivo es nada más y nada menos que asestar el primer golpe nuclear en el territorio ruso.
En la Casa Blanca, en el año 2014, el presidente número 44 de Estados Unidos (2009-2017), Barack Obama, había considerado que Rusia incumplía el Tratado INF. Rusia respondió negando tal incumplimiento. El país norteamericano fue quien violó el tratado, pues ya tenía fabricada la madre de todas las bombas (la GBU-43/B MOAB), no nuclear, de más de nueve toneladas, con capacidad para adaptarle ojivas nucleares. El día jueves 13 del mes de abril de 2017, la lanzó sobre Afganistán, en territorio ocupado por la organización terrorista Estado Islámico, durante el mandato del presidente Donald Trump.
Rusia, por su parte, siempre ha considerado que los principales problemas del mundo contemporáneo se pueden alcanzar resolviendo un nuevo nivel de diálogo y de entendimiento mutuo, con la participación de la sociedad mundial en su conjunto (civil, militar, etc.). Sin embargo, los arreglos políticos en el Medio Oriente se ven más complicados cada día que pasa.
Israel, con la connivencia y el silencio del colectivo Occidente, lleno de eufemismos, maniqueísmos, falsedades y manipulaciones, se ha dado a la tarea de exterminar a la población palestina. No hay resoluciones de la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU) ni poder político mundial que pare el genocidio en esta población, que sobrepasa los 41 mil crímenes de guerra, más de 93 mil heridos y daños materiales causados a su economía, su cultura y el medio ambiente. Pese a la cruel y brutal agresión israelí, el pueblo palestino resiste y sigue dispuesto a continuar su lucha hasta alcanzar sus objetivos de libertad y autodeterminación, y erradicar el cáncer llamado sionismo, en aras de construir un estado de paz y justicia.
Además, el conflicto bélico entre Ucrania y la Federación de Rusia mantiene una tensión permanente entre ambas naciones, motivada por el declarado alineamiento del régimen nazifascista de Ucrania a EE.UU. UU., el RU y la UE, que continuamente la rearman en lo militar y en lo financiero. Con ello, buscan el desgaste militar del Ejército ruso, con la ilusión de apoderarse de una gran parte del territorio del gran país esclavo.
La sobrevenida de una guerra nuclear, por grande o pequeña que sea, debe impedirse a toda costa, pese a que la humanidad tropieza con problemas de difícil solución. Para Rusia, ha sido imposible desarrollar relaciones constructivas con Ucrania, porque EE.UU. UU. no quiere reconocer que Ucrania pierde la guerra con desastrosas consecuencias.
Ya basta. Es hora de que EE. UU. deje de soñar con una guerra nuclear; deje de creer en su superioridad militar y en su hegemonía mundial, y deje de creer en la fuerza como medio para alcanzar sus objetivos, lo que ha causado un brusco aumento de la tensión y de la amenaza militar.
Rusia está convencida de que se pueden y se deben canalizar otra vez las relaciones entre EE.UU. UU., el RU y la UE por el cauce de la distensión, porque esta repercute en los anhelos y aspiraciones de la mayoría de la población del planeta.
JJ Álvarez