Pluma acústica | Grupo Sietecuero: poesía urbana en fusión rítmica
10/09/2024.- En 1975, unos jóvenes estudiantes de la Universidad Central de Venezuela, que en sus ratos libres hacían música, cada uno con sus propias influencias o inspiraciones, deciden crear un grupo que fusionase ese abanico musical que ventilaba nuestra ciudad en esa época, constituido en su mayoría por el rock, la salsa y el jazz y, como guinda del pastel, la poesía descriptiva de lo cotidiano en la Sultana del Ávila. Así nace el grupo Sietecuero.
La agrupación estaba conformada en sus inicios por los hermanos Giordano y Evio Di Marzo, estudiantes de Arquitectura y Antropología, respectivamente; Alberto Slezynger, de Economía; Alberto Borregales, de Letras, y Rafael Figliuolo, también de Antropología. Ellos incorporan a otro joven con gran talento musical llamado Bartolomé Díaz.
Giordano, quien a la postre, desde el comienzo de su carrera como solista, comienza a llamarse Yordano, ejecutaba la guitarra acústica. Su hermano Evio tocaba la batería y en ocasiones también le metía a la guitarra. Alberto Slezynger tocaba el piano Rhodes y los sintetizadores. Los tres componían y cantaban. Alberto Borregales se encargaba de la percusión afrolatina y Bartolomé Díaz de la guitarra eléctrica.
Al irse consolidando el sonido de la banda, se incorporan refuerzos. Totoño Blanco se monta en las tumbadoras, Pedro Matute reemplaza a Bartolomé en la guitarra eléctrica y también se integra un jovencito de tan solo doce años de edad, estudiante de sexto grado, con un talento prodigioso para ejecutar la percusión, Luisito Quintero, miembro de esa dinastía de grandes músicos que son los Quintero.
Desde el principio desarrollaron un repertorio propio, dada su capacidad para componer. Sus canciones a nivel musical, como mencionamos anteriormente, fusionaban salsa, rock, jazz, algo de música afrovenezolana y hasta boleros. Con respecto a las letras, podríamos decir que eran una crónica de sus vivencias en Caracas; dibujaban la ciudad con poesía. Probablemente, esa mezcla de sonido potente y letras bien estructuradas y sinceras, les daba esa calidad genuina que los caracterizó. Otra cosa que fue representativa en esta agrupación era que nunca integraron sección de metales. Los mambos los ejecutaba Slezynger con los sintetizadores.
Rojo sangre
En 1978 salió a la venta su único LP, Rojo sangre, grabado en Puerto Rico en los estudios Ochoa Recording, para el sello Velvet. Vale destacar que luego de la grabación del álbum es cuando se produce la salida de Bartolomé Díaz y la entrada de Pedro Matute. Luisito Quintero tampoco grabó en el disco, probablemente por lo engorroso de los trámites para llevar a trabajar a un menor de edad al extranjero.
A pesar de que el álbum no tuvo mayor éxito comercial, fueron invitados a participar entre los grupos seleccionados para los premios Grammy ese año, en el renglón Mejor Sonido Extranjero. Sin embargo, la poca calidad del prensaje o fabricación del disco, realizada en Venezuela, les impidió participar en el prestigioso evento.
El LP cuenta con ocho temas: Vida moderna, Noche, Arrabalera, No asimilo, Rojo sangre y negro , Trataré , El rostro de la calle y Chanchullo. Este último tema no es una versión del famoso danzón-mambo Chanchullo, de Israel "Cachao" López, versionado por Tito Puente y la Fania All Stars, entre otros. El Chanchullo de Sietecuero es una descarga de música afrovenezolana, jazz, chachachá y rock pesado.
Chamito candela
La agrupación se disuelve a principios de los años ochenta, cuando Yordano comienza su carrera como solista; Alberto Slezynger se va a Estados Unidos a estudiar música y vuelve a mediados de la misma década para fundar la agrupación Daiquirí, un conjunto de pop latino. Evio Di Marzo funda Adrenalina Caribe, también de pop latino, junto a Alberto Borregales, quien a su vez estaba con el grupo Autana. Pedro Matute muere en trágicas circunstancias mientras trabajaba manejando su taxi.
La canción Chamito candela , compuesta por Alberto Slezynger, formó parte del repertorio de Sietecuero, aunque no fue grabada en el disco. El tema se popularizó después, cuando lo grabó con Daiquirí. La composición estaba inspirada en Luisito Quintero, un chamito que tocaba como un gigante. De hecho, la carrera musical de Luisito ha sido una de las más fructíferas de los integrantes de la dinastía Quintero. En la actualidad es uno de los percusionistas latinos más cotizados a nivel internacional.
Luisito aprendió a tocar desde muy niño en el seno familiar, integrado por reconocidos y muy talentosos percusionistas. Perfeccionó su técnica estudiando en la Orquesta Sinfónica de Venezuela. Este hecho lo hace participar en agrupaciones profesionales desde temprana edad, como Sietecuero, Guaco, El Trabuco Venezolano y la Orquesta de Oscar D´ León, entre otras. Decide internacionalizar su carrera viajando a Nueva York, donde toca y graba con grandes figuras como Tito Puente, Eddie Palmieri, Willie Colón, George Benson, Herbie Hancock, la Spanish Harlem Orchestra, entre otras tantas; llevando su talento musical por todo el planeta y ganando más de sesenta premios Grammy. ¡Un "chamito candela de verdad"!
Kike Gavilán