Hablemos de eso | Socialismo feminista
27/10/2024.- El 25 de octubre de 2009, el comandante Hugo Chávez se declaró públicamente feminista. Desde 2012, el feminismo se incorporó como un elemento esencial e inseparable del proyecto nacional en el Plan de la Patria. En 2017, la Asamblea Nacional Constituyente decretó el 25 de octubre como Día Nacional del Socialismo Feminista.
El 26 de abril de 2021 se instaló la Comisión Especial de la Asamblea Nacional para el Estudio de las Causas y la Erradicación del Machismo en Venezuela. Esta Comisión fue creada tras una sesión de la Asamblea Nacional en la cual la diputada María León expresó la angustia e indignación provocadas por las cifras de feminicidios presentadas por el fiscal general de la República.
La diputada María León, figura icónica de la lucha feminista venezolana, invitó al Centro para la Descolonización a participar en las sesiones de esta Comisión Especial. La invitación de María fue —y continúa siendo— un inmenso honor, y su voz es una orden para nosotros y nosotras.
Para esa Comisión, preparamos un documento preliminar de doce puntos que deseamos reproducir con motivo del Día del Socialismo Feminista:
- Saludamos la conformación de una Comisión Especial de la Asamblea Nacional para estudiar en profundidad las causas y encaminar propuestas para la erradicación del machismo. Creemos que esta es una iniciativa inaplazable y que la focalización en el machismo y su erradicación es una forma acertada y coherente de encarar esta problemática. Por una parte, asume el camino trazado por Chávez cuando en el Aló Presidente N.° 281 narraba su aprendizaje en la vida "a través de la madre, de la abuela, de la esposa, de la novia, de la mujer, de la hija", un aprendizaje que le llevó a admirar "a la mujer y su lucha en un mundo injusto, terriblemente injusto, y sobre todo injusto con la mujer, injusto con las mujeres, violento con las mujeres"; una admiración y una conciencia que le hizo hacer un llamado "a los hombres de Venezuela a que desterremos para siempre el machismo de esta tierra, para que algún día declaremos a Venezuela territorio libre de machismo".
Por otro lado, en el mandato de esta Comisión Especial está el estudio de las causas profundas y no solo de las urgencias que plantea la erradicación del machismo, lo cual deja sentado que sin una comprensión acertada de este fenómeno que está en la médula del modelo de colonización y opresión que queremos superar, nuestras acciones pueden ser inútiles o superficiales, cuando lo que se requiere es la combinación de las acciones inmediatas y concretas con una visión de largo plazo dirigida a convertir la lucha contra el machismo en un asunto de todo el pueblo, en un punto central de la agenda de transformación y reconstrucción de la república, en un tema cardinal de la revolución cultural.
- La elección del machismo como punto focal deja claro que no se trata solo de un asunto que concierne a las mujeres, sino que es problema de toda la sociedad. El machismo y sus estereotipos sobre la mujer, el hombre y los seres humanos en general están en la base de sustento de un mundo terriblemente injusto y violento, ese que estamos decididas y decididos a superar, para enraizar una sociedad de paz y justicia, como lo plantea nuestra Constitución. La sociedad de paz y justicia supone la erradicación del machismo. Como también dijo Chávez: "Socialismo debe significar la pulverización definitiva del machismo y sus aberrantes prácticas; el machismo es dominación y opresión; ambas cosas expresan directamente al capitalismo".
- Sociedad patriarcal suele decirse para subrayar el carácter estructural de ese perpetuado absurdo que establece una jerarquía entre los sexos, que limita los derechos de las mujeres, que niega la diversidad de opciones sexuales, que impone la superioridad de valores asociados al egoísmo, la violencia, la competencia, la negación de los sentimientos y en especial del amor entre los seres humanos como base de la vida social; que empuja a una relación de expoliación sobre la naturaleza.
Machismo dijo Chávez, y hace referencia entonces a su expresión cotidiana, a las ideas y las prácticas asociadas a una supuesta superioridad del "macho", a una versión de la masculinidad fundada en un estereotipo que privilegia la violencia y la posesión, que intenta subordinar a la mujer en la vida sexual, política, cultural, económica y cualquiera de las otras esferas de la vida social. El carácter estructural del machismo implica que no podemos entenderlo ni tratarlo como una anomalía, una conducta aislada o alguna especie de "mala costumbre": la erradicación del machismo es una tarea de transformación profunda y radical, que atañe a las bases de la sociedad de opresión y, por tanto, exige esfuerzos de largo aliento.
- El patriarcado y el machismo llegan a estas tierras con la conquista, que arrastra ya para entonces milenios de cultura patriarcal. El patriarcado está en las bases de la sociedad de los conquistadores, esa misma que impusieron en Nuestra América o Abyayala. La organización social y la cultura de los conquistadores se basaba en la propiedad individual, la explotación y el predominio del hombre como centro de la familia, con autoridad sobre sus demás integrantes. Para ellos, la mujer era parte de la propiedad del hombre y le estaba negada a las mujeres la participación en la vida pública. Por el contrario, entre la amplia diversidad de los pueblos originarios de América y, en particular, entre los que hicieron su vida y desarrollaron sus culturas en las tierras venezolanas, no existieron relaciones jerárquicas entre hombres y mujeres.
- Se ha pretendido presentar al machismo como característico de las sociedades latinoamericanas. No obstante, la cultura y los valores del patriarcado guiaron la conformación de las naciones que se atribuyeron el papel de conquistadores. Las sociedades de lo que suele llamarse el norte global, como actualmente las conocemos, fueron construidas sobre la dominación de otros pueblos, la exaltación del egoísmo, la idea del hombre que se apropia y somete la naturaleza; y todas esas ideas y prácticas son convergentes con el estereotipo del macho dominante. Ese mismo machismo que impulsa las guerras, la violencia cotidiana, la negación de los sentimientos, que se subordinan al interés.
- El machismo no solo significa opresión de la mujer, sino que marca el conjunto de las relaciones sociales. Legitima la violencia sobre la paz, la imposición sobre el reconocimiento y el diálogo, el autoritarismo frente a la libre expresión, el castigo frente al perdón, la instrumentalización de la vida frente al amor, la avaricia y la competencia frente a la convivencia y la solidaridad. Frente a una civilización que exalta la dominación, nos hemos planteado, como recoge el Plan de la Patria, "feminizar la política y la sociedad, en la irradiación de políticas que no solo combatan el machismo, sino que reproduzcan los elementos estructurales de solidaridad, humanismo, fraternidad, sororidad y amor como códigos de conducta social".
- Estos objetivos no son poca cosa en tiempos en los cuales se levantan sin vergüenza discursos y prácticas de discriminación, segregación y superioridad racial, que, como hemos dicho, son machistas en esencia. La erradicación del machismo implica una revolución cultural que: a) concierne a toda la sociedad, pues toda la sociedad es víctima de una forma de vida cruel e injusta; b) requiere una movilización social masiva que involucra a hombres y mujeres, y que debe unir a movimientos sociales, organizaciones territoriales del Poder Popular, instituciones, gobierno, medios de comunicación, sistema escolar, entre otros; c) exige un trabajo de conciencia, que implica conocimiento, sensibilidad, experiencia y desarrollo de prácticas referenciales, pero también de un desarrollo jurídico e institucional.
- Ha sido la lucha de las mujeres, la lucha feminista, la que ha puesto en evidencia al machismo como aberración estructural del sistema. A partir de esas luchas se ha podido avanzar en el mundo en cuanto a los derechos de las mujeres. No obstante, se mantiene, por una parte, el machismo estructural, la lógica machista del funcionamiento social como base de la sociedad mundial hegemónica. Por otro, la agenda de derechos de las mujeres tiene amplias cuentas que saldar en cuanto a desigualdad en el empleo, acceso a lugares de decisión públicos, a reconocimiento del trabajo doméstico como uno de los trabajos que más contribuye al sostenimiento de la vida humana y en la expresión más cruda del machismo: la violencia contra la mujer.
- La violencia contra la mujer había permanecido oculta, no denunciada, sin cifras o confundida entre otros tipos de violencia. La primera conquista ha sido ponerla en evidencia. Como señala ONU-Mujeres: "La violencia contra las mujeres y las niñas es una de las violaciones más generalizadas de los derechos humanos en el mundo. Se producen muchos casos cada día en todos los rincones del planeta". Tiene expresiones como violencia económica, psicológica, emocional, simbólica, física y su más terrible expresión en el feminicidio. Al repasar su escala y sus formas, se encuentran también las tradiciones jurídicas, las estructuras económicas, sociales y culturales del patriarcado, traducidas al ámbito familiar, comunitario y social.
- Desde una historia contada de forma lineal y eurocéntrica se asume que el feminismo nace en Europa y Estados Unidos, como si antes de ese hecho, en otros lugares que no son Europa, las mujeres no se hubiesen opuesto al patriarcado. Esta es sin duda una visión colonizada. Si entendemos el feminismo como toda lucha de mujeres que se oponen al patriarcado, tendríamos que construir su genealogía considerando la historia de muchas mujeres en muchos lugares y tiempos. Este es uno de los principales gestos éticos y políticos de descolonización en el feminismo: retomar distintas historias, poco o casi nunca contadas, especialmente las nuestras, venezolanas, latinoamericanas y caribeñas, más especialmente aún las de las mujeres que no pertenecen a los sectores privilegiados. Es mucha la historia de nuestras mujeres pobres, racializadas, discriminadas, pero rebeldes y valientes. En estas historias de resistencia y rebeldía tenemos mucho que aprender.
- Tenemos que levantar y asumir las lecciones de la lucha femenina y la defensa de la vida de la mujer desde un punto de vista nuestro; que considere, por supuesto, los aportes y experiencias de otras latitudes, pero que no se subordine a ellos, que no se ponga a la cola. La situación y la vida de las mujeres venezolanas, sobre todo de las mayorías populares, tiene una historia que contar y unos caminos que recorrer que en muchos puntos se encuentra con las mujeres de otras latitudes (el feminismo es internacionalista y la lucha social contra el patriarcado también). Sin embargo, también tiene que tomar sus distancias de una cierta versión en que desaparecen las diferencias de clase y de raza, para difundir una cierta idea de políticas feministas separadas de toda la lucha de la humanidad por la justicia, la igualdad y la vida.
- La articulación de las luchas contra el machismo, la discriminación, la explotación y las segregaciones es indispensable. Junto a las tareas de construir estructuras institucionales que puedan hacer frente a la defensa de los derechos y la solidaridad con las víctimas; junto a la tarea educativa formidable que nos obliga y nos invita a tomar los temas con la profundidad que tienen, tenemos que convertirla en una parte sustantiva de nuestra lucha por la transformación social radical.
Humberto González Silva
https://centrodescolonizacionvzla.wordpress.com/