Horizonte de sucesos | Realidad empática
Saberse parte del otro implica, al menos un poco, desdibujarse
06/11/22.- Últimamente se habla mucho de empatía y lo común es que se diga que es la capacidad que tiene una persona de percibir las emociones y los sentimientos de los demás. No es mala idea, pero también ocurre que para muchos es un recurso que se emplea para monetizar o su equivalente en redes sociales, ganar likes. Incluso pasa que la persona que padece la situación penosa deja de ser importante y el foco se ubica sobre el publicar la desgracia.
Nadie niega la utilidad de las redes sociales o que hayan revolucionado la forma de comunicarse o expresarse. Sin embargo, esas "paredes de baño público", como dice un buen amigo, también se han vuelto los monstrificadores de la sociedad moderna, dicho de otra forma, también sacan lo peor que cada sujeto lleva adentro. Claro, ¿cómo no sacar lo peor si una máscara nos permite hacerlo?
No se puede decir que todo es tan frívolo, porque también hay verdaderas muestras de solidaridad y empatía sin buscar protagonismo, pero lo que más abunda es la miseria.
La empatía es el hecho de adentrarse uno mismo en algo o estar junto al otro mientras mira algo. En ambos casos, significa saber más o menos que se siente ser el otro, o lo otro, dicen. Saberse parte del otro implica, al menos un poco, desdibujarse. Como si uno dejara de existir porque en ese momento no importa tanto.
Ese abandono momentáneo del cuerpo también es frecuente cuando deseamos algo con fervor. Pasa cuando vemos algo apetitoso y nos gusta a tal punto que seguimos las manos del que come y hasta saboreamos eso que vemos. Dicen que en ese proceso uno se transporta al interior del objeto y adoptamos su forma, como si nos moviéramos a su ritmo.
Lo cierto es que eso que llamamos empatía va allá del "mira cómo sufro por este extraño o situación", es un elemento esencial de nuestras vidas por la manera en que nos relacionamos socialmente, lo demás forma parte de una carrera por sobrevivir en el basurero digital que alimenta nuestro ego.
Heatcliff Cedeño