Mirada Política |¿Renace la izquierda en América Latina?
El triunfo de Lula Da Silva ofrece aires de esperanza para los pueblos de la región
08/11/22.- El triunfo de Lula Da Silva el pasado domingo 30 de octubre en las elecciones presidenciales de Brasil pudiera, en cierta medida, significar el regreso de las fuerzas progresistas en América Latina, en especial Suramérica, porque solo Uruguay, Ecuador y Paraguay quedarían como las únicas naciones con presidentes de pensamiento neoliberal o de derecha, mientras que Venezuela, Bolivia, Argentina, Colombia, Perú, Chile y ahora Brasil, tienen o estarán bajo la dirección de un jefe de Estado con pensamiento de izquierda. Ahora bien, eso pudiera no ser tan así, y por ello precisamos el “en cierta medida”, plasmado un poco más arriba, y es que una cosa es tener pensamiento de izquierda y otra es actuar acorde a esa ideología con la cual decimos simpatizar o aseveramos estar enamorado; además de que el mundo actual no es el mismo de aquellos inicios del siglo XXI cuando Chávez irrumpía con fuerza en la región y el mundo, mientras que Néstor Kirchner y Lula Da Silva comenzaban a pisar duro en sus países, y fue tal la fuerza que se dieron los tres como presidentes que llegaron a ser capaces de derrotar el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) en 2004 y echar al traste las intenciones del gobierno yanqui de George W. Bush (hijo) de arrinconar y poner de rodillas a los pueblos de Latinoamérica.
Y sé que habrá quienes me digan que estoy loco u obsesionado con los saltatalanqueras, o con aquellos que dicen ser de izquierda, pero cuyas acciones como gobierno les hace identificarse más con la derecha y el neoliberalismo que con la justicia social, característica esencial en la gente de izquierda, pero lo que está a la vista no necesita anteojos: Gabriel Boric llegó al poder gracias a la gente que creyó en él como hombre de izquierda, pero apenas ingresó a los pasillos del Palacio de la Moneda se contagió del capitalismo de su predecesor; Pedro Castillo le falta la fuerza necesaria para darse a respetar como Jefe de Estado, y sus pasos políticos no tienen la firmeza necesaria; Alberto Fernández, no solo es muy tibio como dirigente, sino que es lo más parecido que puede conseguirse a un camaleón político regional; mientras que Petro, que tiene un discurso más acorde con sus acciones, está apenas en sus primeros meses como presidente, aunque está dejando claro que le importa poco los lineamientos que pueda querer imponer el Gobierno de Estados Unidos.
Así que la cosa no está fácil, y le tocará a Lula, quien asumirá el Gobierno a partir del 1° de enero de 2023, con un congreso en contra, asumir ese liderazgo que dejó Chávez hace una década y unificar criterios para que el renacer de Unasur y el fortalecimiento de la Celac se hagan realidad, porque él es uno de los padres de esos organismos regionales que nacieron para hacer fuerte a Latinoamérica, cosa que se hace justa y necesaria en esta horas donde el imperio yanqui parece perder fuerzas en la región y el mundo.
Y la cosa tampoco está fácil para aquel padre o madre de familia que trabaje en la Administración pública, porque el paupérrimo ingreso que obtiene cada mes no le permite obtener unos ingresos de finales de año (utilidades) que le permita hacer frente a los gastos e inversiones que se generan en este último trimestre del año. Y nos preguntamos: ¿Cómo hacen para sobrevivir? Y se hará el Gobierno Bolivariano esa misma pregunta.
Juan Carlos Pérez Durán