Psicosoma | Caza de brujas, Chavela Vargas
La chamana
Así me voy a morir, libre, sin yugos.
Chavela Vargas
08/11/22.- No sé si Chavela tenía miedo a la muerte, pero creo que sí, como cualquier ser humano que no toca el tema.
Desde edades tempranas nos condicionan a aceptarla, creer sin reflexionar, pero lo cierto es que nadie se quiere morir, y vemos cómo se esfuerza la sociedad pacata por conseguir "la gloria eterna’" o sacrifican su vida para que "su alma goce de felicidad eterna en el cielo’’. Negamos estar atravesados por el miedo a morir y tenemos esperanzas en los avances de la ingeniería genética, medicina regenerativa y la nanotecnología.
Chavela con sus 93 años pudo más con sus ganas de vivir. ‘’Salir’’ del cantón de Flores Costa Rica a los 17 años, con limitaciones económicas -en el siglo pasado a finales del año 1930-, incomprensión, enfermedad, y sin poder desarrollar su personalidad, preferencia sexual y su arte.
El pasado veinte de octubre, la Asamblea Legislativa saldó una deuda de reconocimiento al declararla benemérita de las Artes Patrias, y se abrieron polémicas duras en torno a esa decisión que nos dan lecturas del conservadurismo, prejuicios en torno a la mujer artista homosexual, que quiso vivir, hablar, crear a como le diera su ‘’perra gana’’ y las ticas y ticos machos se escandalizaron: ‘’Este sí era un tico que se entregó con esfuerzo, sacrificio y riesgo al bien de los ciudadanos costarricenses…’’ (comparan con hombres que fallecieron) y sigue la sociedad pachuca para comprender la magnitud de esta mujer libre, luz, fuerza en todo y, en particular, en luchas reivindicativas en igualdad de género.
A la chamana bohemia, migrante, ningún oficio le fue ajenno y se declaró mexicana al huir de Tiquicia: "Los mexicanos nacemos donde nos de la rechingada gana", y aparecía con su clásico poncho rojo en sus presentaciones (no me cansé de rever y palpar en una exposición de vestuarios del Teatro Nacional Segunda Piel, en julio pasado). Desde niña su figura mítica y rebelde me impronta -mi madre y padre cantaban sus boleros y rancheras dolientes, y la Llorona pasó a ser un himno. Apenas a una década de ida, está más omnipresente, y los chicos decubren a la impredicible en todo al nacer de nuevo a los sesenta años cuando dejó de ser alcohólica, cuando salió del infierno cantando en los años noventa y pudo por fin hablar, abiertamente, de su preferencia sexual a los ochenta años, que era lesbiana, que siempre vestía ropa masculina, que fumaba, tenía pistola y se curtía en tequila.
Hoy es reinvicada por la diversidad sexual y por el movimento feminista. Sin embargo, muchos no le perdonan que haya criticado a su país en varias ocasiones. A pesar de sus triunfos artísticos, prima su condición homosexual al ser despreciada, porque se duda si fue buena mujer, o sea ser servil y domesticada. No obstante eda misma mujer se dio el tupé de regresar a su país y dar conciertos gratis e ir al cantón de su barrio, San Joaquín de Flores-Heredia- la ‘’hija predilecta’’.
La Vargas suscita pasiones. Parte de las palabras de la Asamblea Legislativa al declararla benemérita tienen que ver con el reconocimiento y la disculpa tarde: "El país inclusivo al que hoy aspiramos debe reconocer con humildad los errores cometidos contra tantos artistas disruptivos de la época y apuntar no solamente al reconocimiento de las diversidades, sino al apoyo del arte y al artista nacional. De esta forma, este benemeritazgo, si bien insuficiente, es una manera de pedirle perdón".
Pero los prejuicios por sus preferencias sexuales, de si es 'una buena tica' continúan".
Ana Anka