Letra fría | ¡Estafas en las redes!
14/12/2024.- No estoy seguro, pero creería recordar que la figura notitia criminis dejó de funcionar en Venezuela. Hasta donde entendí —que no entendía mucho que se diga—, cuando una noticia de un crimen de cualquier índole salía en los periódicos, podía ser prueba en un tribunal. Ya le pregunté por Facebook a Wilmer Carmelo, que él sí sabe de esas cosas, pero, mientras responde, sigamos con el tema. Si la fulana criminis funciona aún, aprovecho para que sirva de denuncia y vaya de mensaje a García, a la página de Delitos Informáticos del Cicpc, y me ahorro el viaje a Plaza Carabobo, más un taxi que no tengo con qué pagar…
Voy a echar el cuento: el 28 de noviembre me llegó a mi cuenta Patria un bono de 450 bolívares, que siempre transfería a mi banco de confianza, pero, por un mal pálpito, transferí el monto al Banco de Venezuela, para mover esa cuenta que quedó casi paralítica desde que me botaron malamente y con alevosía de Ávila TV. Uno siempre tiene la esperanza de que te reactiven la tarjeta de crédito.
La historia es que me tumbaron. El 29, cuando fui a entrar a la cuenta, me pidió un código enviado a los MSM del celular para proceder con la vinculación. Lo pasé y me indicó que había un error o había expirado. A la tercera vez de pasar lo mismo, decidí dejar eso así para que no se bloqueara, pero cuando volví a intentarlo al mediodía, entré sin problema, pero ya me habían dejado la cuenta en Bs. 0,29, por transferencia a otra cuenta del Banco de Venezuela.
Según me cuenta el diligente gerente del banco —no voy a decir el nombre de la agencia para protegerlo, por su amabilidad—, entré en una página falsa. Cuando me pidió el código para continuar mi solicitud por BDV en línea, caí en la trampa y me clavaron 536 bolívares. Al parecer, no coloqué directamente la dirección del banco —como usualmente suelo hacerlo— y caí en la trampa. Cuando fui a averiguar solo me dijeron: "¿Y por qué usted hizo eso? Señor, ¿decía BDV? Pues lo robaron". Solo me quedó decir: "¡Pero es que yo ni siquiera abro las ofertas de tarjetas en Instagram!". Respondió: "¡Ni se le ocurra! Son estafas".
Vale decir que están estafando a sus anchas. ¡Ahora mismo estoy viendo una oferta de tarjetas de crédito gratis del Banco de Venezuela! Incluso, piden tener tres mil bolívares depositados para darte el crédito. Todas son estafas a la luz pública; entonces, ¿qué se supone que hará la comisión oficial de Delitos Informáticos del Cicpc?
En mi caso, mis fondos fueron a la cuenta de una agencia en La Limpia, en Maracaibo, a nombre de un tal Luis Villalobos, que debe tener unos cuarenta y un años. Su cédula es de quince millones, casi dieciséis, pero no quiero entregar el número completo porque Luis, además de ser paisano maracucho, seguramente es una víctima. Después que intervienen las cuentas, las utilizan como cuentas de tránsito para ir moviendo los fondos hasta que los cambian a otro banco, los retira el estafador y de este modo finalizan el delito. La presunción de inocencia viene porque es cuesta arriba que un estafador utilice su propio nombre.
"Todos los días sale un pendejo a la calle y es de quien se lo consiga", decía mi padre. Lo que nunca pensé jamás era que el pendejo llegaría a ser yo.
El caso es que se recomienda abstenerse de estar dando sus datos a esas ofertas engañosas.
Lo del Banco de Venezuela es preocupante. A un amigo le robaron mil novecientos dólares y hay muchos casos. Así que ¡pilas!
Humberto Márquez