18/11/22.- En los años ochenta, Arquímedes Puccio decidió involucrar a su familia en un nuevo negocio: el secuestro extorsivo. Los Puccio se dedicaron, entre 1982 y 1985, a secuestrar y asesinar. La historia real sobre esta familia ha sido contada en distintas ficciones, en la película El Clan (2015) de Pablo Trapero, en la serie argentina Historia de un clan (2015) de Luis Ortega y recientemente en El secreto de la familia Greco (2022) la mini serie recién estrenada en Netflix.

El secreto de la familia Greco es una versión de la serie escrita por Luis Ortega en 2015 y está protagonizada por el actor de televisión Fernando Colunga. 

Si conoces la historia real y has visto la serie anterior y la película, quizás puedas pensar ¿qué puede ofrecer de novedoso un relato que vuelve sobre un tema ya conocido? La puesta en escena, la realización. Esta nueva serie de Netflix nos cuenta la historia con gran dinamismo, dándole un nuevo aire a un tema que ya ha generado muchas discusiones. 

Fernando Colunga, a quién siempre hemos visto en el rol de galán de telenovelas, nos permite disfrutar otra faceta como interprete y la verdad es que no decepciona. Por el contrario, su rol como el patriarca torcido de una familia disfuncional es convincente. Su actuación es de lo mejor de esta serie sobre las razones de los seres humanos para hacer el mal.

La maldad existe, aunque la mayoría del tiempo pensemos que no, hay gente que no tiene escrúpulos y que justificará sus acciones sin importar los daños que puedan causarle a otros. La muerte, el dolor físico y emocional, a veces son daños colaterales que algunas personas deciden infringir a quienes les rodean para lograr lo que se proponen, objetivos que la mayoría de las veces están relacionadas con dinero.  

El deseo de progreso, la ambición económica siempre es una excusa poderosa para quienes deciden materializar un “negocio” ilegal, sin embargo, no necesariamente será el dinero el único fin de las acciones deleznables de los seres humanos, más bien es la consecuencia de un estilo de vida.

Hay gente que siente placer en destruir a otros, que les gusta la violencia y sentir que tienen el control de la vida de los demás. 

Al patriarca de la familia Puccio le gustaba su nueva “empresa”, le parecía divertido su nuevo negocio, gozaba haciendo el mal. Esta serie es un nuevo ensayo sobre la maldad humana y sus alcances, la inconsciencia y la estupidez que la rodean y como incluso, gente inocente puede terminar involucrada en las situaciones más sórdidas. 

La serie también expone que en ocasiones lo que parece no siempre está relacionado con lo que es. La gente puede mostrar una cara y ocultar su verdadera personalidad. La autenticidad nunca ha estado muy en boga, ni en los años ochenta, ni en nuestros días de redes sociales y conexión digital, sobre todo si se tiene basura que esconder debajo de la cama. 

Luisa Ugueto Liendo |

@luisauguetol