Micromentarios | Las mil noches y una noche
01/04/2025.- El nombre original del libro Las mil y una noches es, en realidad, Las mil noches y una noche. Aunque reiterativo a nuestros oídos, es más acorde con su sentido poético.
Consta de 73 títulos generales, cada uno de los cuales cuenta con varios relatos. Estos suman, en total, más de quinientas narraciones.
La base de esta obra fue un libro persa conocido como Los mil relatos, que fue traducido al árabe en una fecha anterior al siglo X de nuestra era.
El texto definitivo —elaborado por múltiples autores anónimos a lo largo de varias centurias— data del siglo XV y fue escrito en árabe, con algunos trazos de egipcio coloquial. Ello se debe a que, además del citado libro persa, contiene cuentos provenientes de la India, la propia Persia, la literatura oral árabe y relatos del período mameluco de Egipto.
Gracias a esta mezcla, los sabios de Arabia se negaron a considerarlo un libro propio de su cultura y lo relegaron a una especie de limbo, del cual fue rescatado por los narradores que amenizaban las veladas en los cafés, que lo presentaban como una curiosidad para turistas.
Otra razón por la cual se dudaba de su nacionalidad era porque en sus páginas no aparece ni un solo camello, el animal que posibilitó el transporte de personas y mercancías en el extenso territorio árabe y es característico de esta región.
El marco en que aparecen las historias de Las mil… tiene como protagonistas al rey persa Schahriar y a su segunda esposa, Scherezada. Una noche en que Schahriar regresó anticipadamente de una cacería, encontró a la primera en brazos de un esclavo e hizo asesinar a ambos. Este episodio generó en él su falta de fe en la fidelidad conyugal de las mujeres, por lo que decidió tomar a una distinta cada noche. Al llegar la mañana, la hacía ejecutar.
Hasta que apareció Scherezada y, mediante la narración de historias que dejaba sin concluir cada noche, logró mantenerse varios años con vida.
Las mil noches y una noche fueron introducidas en Occidente por el orientalista francés Antoine Galland, quien las tradujo a su idioma y las publicó entre 1704 y 1711, en doce volúmenes. Esta traducción estaba orientada hacia el público infantil y por eso fue podada de las alusiones eróticas que hacen hervir la obra. Las ilustraciones nada tenían que ver con la cultura árabe y los personajes vestían ropas de la época de Luis XV.
Durante décadas, la de Galland fue la versión que se tradujo a otros idiomas hasta que, a fines del siglo XIX, el médico francés nacido en El Cairo, Joseph Charles Mardrus, la editó igualmente en varios tomos entre 1898 y 1904. Mardrus revivió lo que parecía la momia de un faraón niño, dotándola de características adultas, sin el moralismo de la versión de Galland.
Esto ha permitido a los lectores de nuestro tiempo disfrutar de esa maravillosa obra en la que se alternan, por igual, la fantasía, el humor y el erotismo, mostrándonos esplendorosamente la muy rica y admirable cultura árabe.
Armando José Sequera