Hablemos de eso | 27 de noviembre de 1992 y diciembre del 2003
La Revolución era indetenible como nos recordaron los alzados del 27 de noviembre
27/11/22.- Es 2022, hijo, se cumplen 30 años del 27 de noviembre y 20 años del inicio del sabotaje petrolero criminal iniciado en diciembre de 2002. Ninguna de las dos fechas son para olvidarlas, aunque hace treinta años no pensabas en nacer y hace veinte eras tan pequeño que dudo te hayas dado cuenta de que todos los poderes económicos del país se habían puesto de acuerdo con la cúpula sindical, los partidos y cuanto bicho uno se imagine, para hacernos la vida insoportable. Estaban cobrándonos que hubiéramos salido a la calle para acabar con el golpe de abril.
Hace treinta años, me dijeron tempranito, antes de salir para el trabajo, que viniera a ver, y en la televisión estaba hablando Chávez, el mismo comandante alzado el 4 de febrero… Después nos dimos cuenta de que era una grabación, pero ahí estaba, de vuelta, como dijo, haciendo posible, por lo menos en el imaginario, el cumplimiento de la promesa de que la derrota de febrero era solo por ahora. ¿Sería que ahora era el nuevo momento prometido?
El 27 de noviembre salimos a la calle y la gente iba caminando hacia Miraflores mientras se oían sobrevolar los aviones y sonaban unas bombas. El nuevo alzamiento sería pronto reducido y los nuevos presos se iban rindiendo mientras se les aplaudía. Lo que podía haber sido percibido o calificado como un momento de furia demostraba, con la Aviación al frente, que era un movimiento profundo, la Revolución Bolivariana estaba en marcha. Recuerdo la transmisión de Radio Rumbos, cuando en vivo vinieron del gobierno de CAP a censurarla.
Pero era esfuerzo inútil. Aunque tendríamos que pasar después por las falsas esperanzas de Caldera y de los que se pusieron a su cola, la firma de un nuevo compromiso con el Fondo Monetario Internacional, la quiebra de casi todos los bancos (con sus dueños llevándose el dinero de los ahorristas estafados), la nueva austeridad… La Revolución era indetenible como nos recordaron los alzados del 27 de noviembre.
“El 27 de noviembre no ha terminado, así como el 4 de febrero no ha terminado”, dijo una vez Chávez, “estamos en el centro de esa batalla, para que todos estos esfuerzos hayan valido la pena”, agregó.
En diciembre, diez años después, contigo chiquito, llegaron a retirar todas las cuñas para sustituirlas por las propagandas cuidadosamente diseñadas por la Coordinadora Democrática. Si quieres tener una idea del lavado de cerebro masivo que se pretendió, con el señor de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), el de Fedecámaras, los obispos y los “meritocráticos” que se creían dueños de Pdvsa desde diciembre de 2002 hasta febrero de 2003, retirando todos los productos de consumo masivo de la calle, impidiendo el suministro de combustibles para los carros y las cocinas, llamando todos los días a la guerra y gritando 1, 2, 3, ¡Vete ya! ¡Fuera!... si quieres tener una idea, busca en YouTube, todavía no han borrado algunas de las pruebas de aquella locura.
Le dicen a aquellos días “paro-sabotaje”, no sé, fue una desatada agresión criminal. Sus daños económicos se calcularon en más de 10 mil millones de dólares, y los sociales fueron incalculables. Una señora, contaba Chávez, lo tomó por la pechera, y le dijo que habían quemado sus muebles para cocinar y que estaban dispuestos a todo… “pero no te rindas muchacho, no te vayas a rendir”. Entre otras cosas, llegaron a anclar frente al puerto de Maracaibo un tanquero petrolero y amenazaron con volarlo. En 2003 se recuperaba el barco que se llamaba entonces Pilín León y después Negra Matea. Cuando pasó por debajo del puente sobre el lago, por le canal de navegación, todas y todos supimos que el paro estaba derrotado.
Humberto González Silva