Hablemos de eso | Lecciones sobre el golpismo del siglo XXI
Sobre gobernantes progresistas
11/12/22.- Lección uno:
Usted puede ser un maestro rural y ser candidato a la presidencia de la República, con el apoyo de sus compañeras y compañeros, de campesinas y campesinos. Claro que puede. Pero ganar es otra cosa. La señora que quedó de segunda puede retardar indefinidamente el conteo definitivo, presionar aquí y allá con todo desparpajo. Ella sí puede. Hasta que del Norte le dijeron que se aguantara, y entonces diga que okey, pero que le haría la vida imposible. Y pudo hacérsela. Presionar y sacar ministros. Ya iban tres intentos para sacarlo de la Presidencia y a la cuarta va la vencida.
Lección dos:
A Pedro Castillo se le ocurrió llamar a la OEA y al señor Almagro para que ayudara a mediar y superar la situación de crisis política. Y ahí está preso. Si llamas a la OEA…
Lección tres:
“Estados Unidos rechaza cualquier acto anticonstitucional del presidente Pedro Castillo contra el Congreso”. La decisión del Congreso era sacar a Castillo, este hubiera podido disolver el Congreso y llamar a nuevas elecciones, como en efecto lo intentó. Pero el máximo tribunal constitucional de América Latina es Washington. Ellos interpretan y definen lo que es constitucional y lo que no, para eso no necesitan ni leer las constituciones de cada país. Basta el cálculo de intereses.
Lección cuatro:
Castillo había dicho desde el principio que no era “comunista ni chavista”. Intentó convocar una constituyente ante el evidentemente inestable y arbitrario sistema político peruano. Ya eso era demasiado. Tenían que sacarlo, lo sacaron y ahora está preso. Su familia ha tenido que refugiarse, porque aquí las responsabilidades y las irresponsabilidades no son individuales, como decía una funcionaria del Gobierno de Estados Unidos, a quien le parece que sancionar a los familiares de un enemigo es una estrategia legítima si es eficaz.
A los que creen que puede haber una democracia latinoamericana sin tomar distancia del imperialismo, les queda otra demostración, aunque siempre insistan en creer que si se portan bien…
Lección cinco:
¿Podía Castillo disolver el Congreso? El artículo 134 de la Constitución del Perú establece que: “El presidente de la República está facultado para disolver el Congreso si este ha censurado o negado su confianza a dos Consejos de Ministros. El decreto de disolución contiene la convocatoria a elecciones para un nuevo Congreso. Dichas elecciones se realizarán dentro de cuatro meses de la fecha de su disolución, sin que pueda alterarse el sistema electoral preexistente. No puede disolverse el Congreso en el último año de su mandato…” Parece que en este caso la letra no importa tanto.
Lección seis:
Estados Unidos a través de su embajadora en Lima instó “enfáticamente” a Castillo a “revertir” su decisión. La entonces vicepresidenta Dina Boluarte, calificó el decreto de Castillo como un golpe de Estado y ahora es su sustituta. Un señor Temer fue vicepresidente de Dilma y luego líder del golpe institucional que reinstauró el neoliberalismo y la persecución a Lula en Brasil. Cuídate de a quién escoges de vicepresidente.
Lección siete:
Keiko Fujimori, líder de la oposición, candidata perdedora en las últimas elecciones presidenciales, acusada de corrupción, pidió al Congreso la destitución del maestro-presidente por “incapacidad moral permanente” y llamó a las Fuerzas Armadas para que la respaldaran invocando el orden constitucional. Keiko es la hija de Alberto Fujimori, quien la lanzó a la política. Su padre disolvió el Congreso en 1992 y se mantuvo en el poder hasta el 2000, con amplia violación de los derechos humanos en un gobierno que institucionalizó la corrupción.
Lección ocho:
El portal elpais.com intenta establecer una moraleja: “Castillo era hasta hace un año y medio un maestro y sindicalista desconocido en Lima, el centro político y de poder peruano. Desde Chota, en la remota localidad de Puña donde vivió hasta entonces, el ya expresidente fue elegido para librar una aventura incierta que llevó su candidatura hasta la presidencia". Algo así como que hay que dejar el poder a los de siempre.
Lección nueve:
A Cristina intentaron matarla, ya habían adelantado Clarín y la prensa argentina hegemónica su condena moral. Era cuestión de tiempo. Todos son inocentes, menos quien pudiera derrotarlos en una próxima elección. Cristina es culpable de ser consecuente, de decir lo que piensa y hacer conforme a un criterio nacionalista y popular. Tampoco es “comunista ni chavista”, aunque sí dispuesta a enfrentar en todo terreno a las oligarquías más retardatarias. Pecado. Y ahora está condenada e inhabilitada políticamente “de por vida”.
Esta es, sin duda, una lucha en todo terreno y no solamente una cuestión de elecciones. El poder real no tiene escrúpulos y no soporta que la gente decida. Evo declaró este año que ningún progresismo es real si no es antiimperialista.
Humberto González Silva