Punto y seguimos | El Messi que queremos y la arrogancia europea

Postales para un recuerdo

13/12/22.- El partido de cuartos de final de la Copa del Mundo de Fútbol Qatar 2022, disputado entre las selecciones de Argentina y Países Bajos nos dejó varias postales para el recuerdo. Un encuentro emocionante, con posibilidades, errores y un final agonizante en la tanda de penales que favoreció a la única selección americana con vida: La Argentina latinoamericana, bullera, come casquillo y dueña de una épica futbolera histórica que escuece en estos prados y en los otros. La supuesta mala actitud de la albiceleste contra los neerlandeses ocupó tapas de diarios y fue tendencia en redes sociales, porque vaya, parece que está muy mal hacerle muecas a quienes te picaron antes y durante el partido, sobre todo si esos quienes son europeos.

El diario deportivo español Marca, fundado por el falangista Manuel Fernández-Cuesta, ni bien acabado el partido se despachó un tuit en el que califican de "imagen muy fea, terrible" a la de los argentinos celebrando su pase frente a los abatidos ex holandeses. Una imagen -para quien ha jugado cualquier cosa en su vida- bastante corriente, especialmente si hubo dichos e idas y venidas en el encuentro. Los comentarios a la publicación son para coger palco. Racismo, xenofobia y desprecio desde un continente que aún no perdona la independencia de sus excolonias. Los irracionales sudacas no saben comportarse, no conocen las buenas maneras, no saben qué es el buen espíritu deportivo, la amabilidad, la grandeza, una gente así no merece una Copa del Mundo. Y es que desde su mentalidad colonial, el único salvajismo permitido es el que ellos han practicado hasta la saciedad en esos territorios plagados de indios y negros sin alma, que aunque se vistan de seda, monos se quedan.

La ocasión sirvió además para defenestrar a nada menos que uno de los mejores -si no el mejor- jugadores de fútbol de la historia, Lionel Messi, quien, apoderado de su rol de líder de selección "sudaca", no solo gambeteó, asistió y anotó dos goles, sino que -en modo cancha- se expresó sin recelos contra todo lo que consideró injusto, desde el arbitraje, la FIFA, hasta la actitud del seleccionador neerlandés Louis Van Gaal, famoso por su antipatía hacia los jugadores latinos y por haber maltratado a varios de ellos, como Juan Román Riquelme o Ángel Di Maria. El gesto de Topo Gigio de Messi a Van Gaal, fue una reivindicación, no una mofa, y no solo por sus compañeros, sino también por los dichos previos del entrenador, quien sentenció que la Argentina defendía con 10, o que Messi no jugaba mucho sin balón, entre otras. A la prensa europea que tantos elogios ha dedicado al jugador, no le pareció nada agradable este Messi frontal y humano, y extrañan al chico callado y retraído que se limitaba a ser una máquina de hacer goles.

El capitán de la albiceleste, más cercano a Maradona que al joven del Barcelona que alguna vez fue, genera disgusto y sorpresa. Messi es un hombre vulgar, señalaron en el diario argentino La Nación. La aparente chabacanería del astro lo bajó de algunos pedestales, los de la clase dominante que no soportan que su niño dorado se transforme, al fin, en un verdadero ídolo popular argentino, latinoamericano y mundial, porque para nosotros, los pobres de la tierra, el ídolo tiene que ensuciarse de barro, ser de carne y hueso, molestarse, defender a los suyos y gritar contra las injusticias en su campo, que en este caso, es el fútbol. Mientras la prensa y los que le creen a las redes de pies juntillas le caen encima, más fuerte se hace el abrazo popular a la Pulga. Nos encanta verlo revolear camisetas, poner en su sitio a un soberbio como Van Gaal y mandar "pa allá" a cualquier bobo que se le atraviese, después de haberles mandado a casa junto a su tribu a punta de goles.

Europa habrá moldeado en buena parte a Messi, pero demuestra que sigue siendo argentino y latinoamericano. Si a pesar de tanta perfección futbolística, algo no nos terminaba de cuadrar, se sentenció y cerró con la expresión de su ser, con ese sino "maradoneano" que nos tiende un puente con la divinidad porque en estas tierras de "salvajes" no nos gustan los dioses lejanos y fríos, sino aquellos que, tocados por un don, eligen compartirlo con todos y usar su privilegiada voz para marcar posición en vez de acudir al silencio cómplice. En Europa y en los círculos de la gente "decente y pensante" de América Latina pueden bien seguir llorando y soltando veneno ante la "vulgaridad" de la selección argentina y su ídolo, porque lo cierto es que del otro lado, a la Pulga rosarina se le reza y a la Argentina sudaca se la quiere campeona del mundo.

Mariel Carrillo García

 

 

 


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