De comae a comae | Yara con la luz de Yara

Desde tu llegada todo se ha vuelto calma

Si el cielo se pone oscuro, no tengas miedo

No le tengas temor a los nubarrones.

(Willie Colón y Rubén Blades, 1995. Tras la tormenta)



21/12/22.- No has nacido aún pequeñita, solo llevas habitando mi útero 18 semanas, no te he visto, no te he tocado, no te he escuchado, aún así despiertas en mí sensaciones de brillo, alegría y plenitud, porque desde tu llegada todo se ha vuelto calma.

Según nuestros cálculos fuiste concebida la semana del 8 de agosto del 2022, estábamos en Altagracia de la Montaña, era lunes, hacía buen sol, el clima se sentía perfecto, entre las sábanas destendidas y un mosquitero guardián el cuerpo de tu padre y el mío se buscaron, se entremezclaron.

Sin apuro, sin ansiedades, permitimos a la sexualidad placentera con fines reproductivos hacer lo que mejor sabe, entonces te invocamos dejando con cada orgasmo líquido y delicioso la puerta abierta para tu entrada.

No estoy segura si ser resultado de un orgasmo signifique una fortuna o alegría en tu vida hijita, pero lo que me gustaría contarte es que muchas de nosotras nacimos sin ser deseadas, algunas de nuestras madres poco pudieron decidirnos, sus cuerpos fueron entendidos como bancos en los cuales podían depositarse eyaculaciones masculinas sin atención al placer femenino.

Mi madre me contaba con pena y algo de dolor que al casarse poco sabía de lo que le esperaba la noche de bodas, ella no deseaba embarazarse, pero no sabía cómo cuidarse, cómo hablarlo siquiera; una de sus hermanas le había platicado del método del ritmo, sin embargo, poco lo entendió, además en su luna de miel que recordaba más a un secuestro sin orgasmos que a un momento romántico me les vine yo. 

A ti en cambio te buscamos, te planificamos, te deseamos, te acordamos, no hubo una noche de tragos sin condón por medio, tampoco fuiste resultado de un secreto familiar o un accidente que no debió pasar, tampoco fuiste duda o un polvo de reconciliación, y todo ello marcó la diferencia al saberme embarazada, por eso siempre te he querido mostrar.

Con seis días de retraso hacia el 2 de septiembre del 2022, los senos hinchados y otros síntomas fui con Balmore a Plafam para confirmar tu existencia, los resultados fueron: prueba en sangre positiva, eco trasvaginal con un saco gestacional incipiente, no habían dudas estaba preñada.

Aun cuando el asco que experimenté durante todo el primer trimestre significó agarrarle idea a los vegetales, a tu padre y hasta al vapor de agua, me gustaría contarte que brotó en mí una paciencia jamás experimentada, por ejemplo, de muy pocas semanas de embarazo me acompañaste durante seis horas de espera al circuito judicial de Ocumare de Tuy, al llegar a casa no hubo llanto, ni frustración.

Los problemas que usualmente podían taladrarme la cabeza dejaron de tener peso, quizás la frase más precisa sea la que mi amiga Natalia me comentó en una oportunidad cuando hablábamos de esta sensación, a lo que ella decía: “Hay muchas cosas que me empezaron a saber a culo”, aquello me dió mucha risa, pero era exacto, correcto, eso era lo que me pasaba.

Esta levedad que sigo experimentando ahora en el segundo trimestre es la que me gustaría transmitirte ante las dificultades que se vendrán en tu andar, me gustaría enseñarte que siempre es mejor hablar de las incomodidades de cara al sol, que aun cuando aparezcan nubarrones y nos sintamos tristes todo eso pasará; me gustaría, querida Yara, darte la luz que me haz dado y asegurarte que lo más importante es saber por qué haces las cosas y, sobre todo, mantener claro cuál ha sido tu propósito.

Tu padre y yo buscaremos con nuestro ejemplo enseñarte a encontrar el camino con el corazón que tú nos muestras hoy.

 

Ketsy Medina

 

 


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