Caraqueñidad | Beisbol sin acento en la "e"
Porque nos gusta romper las reglas con irreverencia, pero con basamento
26/12/22.- A quién de nosotros, en toda la cuenca del Caribe y en el centro y en las islas y en el norte de este inmenso continente, no le entregaron entre sus primeros regalos, un guante, una pelota o un bate… a niños y niñas.
Es algo así como que va en la sangre. La pelota, o el beisbol, sin acento en la "e", es parte de nuestra génesis, de nuestra formación, de nuestras costumbres, de nuestra idiosincrasia.
Se habla, se come, se duerme, se respira, se crece y se vive beisbol y con el beisbol, sin acento en la “e”.
Nos vamos de rolling o de fly, según sea el caso.
A lo que nos parece muy fácil le decimos: “Fly al cuadro” o “infieldfly”. A lo inalcanzable lo llamamos, “incogible”. A un gran logro “jonrón con tres en base” o “grand slam”… por decir algunas cosas.
Va en nuestro ADN
¿Y por qué sin acento en la “e”, a pesar de la etimología del término y su adecuación al castellano?
Porque nos gusta romper las reglas con irreverencia, pero con basamento. Cuando esa palabra hace eco en el ambiente es inevitable recordar momentos de la niñez y de grandes héroes de la pelota mundial; siempre sonaba así, con la mayor fuerza en la “o”.
Por eso, confieso, disfruto la reiteración de que beisbol es sin acento en la “e”, en contra de los nerds que programaron el lenguaje predeterminado de las computadoras que hoy mueven al mundo.
Apenas el juego de teclas busca el vocablo beisbol, y zuás, automáticamente sale el acento en la “e”. Pues no, eso está malo, se le anota error a los programadores, que de paso estoy seguro, jamás en su vida pisaron un terreno y mucho menos jugaron una caimanera.
Beisbol sin acento en la “e” se nos antoja, según los lingüistas, en una oxítona con grafema consonántico distinto a n, s o vocal, por lo que su acento prosódico recae sobre la “o” final y no sobre la “e” intermedia.
No obstante, no pretendemos teorizar ni polemizar.
Más allá de estos formalismos, el propio beisbol, sin acento en la “e”, nos lleva a un apasionante recorrido de memoria, y nos ubicamos en esos momentos en los que crecimos viendo, escuchando, leyendo y deleitándonos con las voces y las letras de grandes figuras de esa magnífica disciplina deportiva como El Musiú Lacavalerie, Felo Ramírez, Chiquitín Ettedgui, don Carlos Tovar Bracho, Delio Amado León, Gonzalo López Silvero, Foción Serrano, Rodolfo José Maurielo, Rubén Mijares, Julio Barazarte; y más recientemente Carlos Alberto Hidalgo, Carlos Figueroa, Javier González, Humberto Acosta, Alvis Cedeño, Ignacio Serrano y otros tantos.
Resulta un factor común que ninguno de los mencionados le coloca la mayor fuerza de voz a la primera sílaba, sino a la última: beisbol, con más incidencia de voz en la “o”. Y así se queda.
Si ellos que son los que saben lo dicen así, pues así es.
A diferencia de nuevas tendencias, y nuevas manías de muchos advenedizos que quizás buscando diferenciarse o congraciarse no sabemos con quién (muy posiblemente con la famosa sifrina Laura Pérez del grupo musical Medioevo), con desparpajo, esnobismo y un sinsentido de supuesto modismo, se lanzan a la palestra para vendernos algo que no es lo nuestro: “béisbol”, con acento en la “e”. Ese será el de ellos. Yo me quedo con el tradicional, con el que ha evolucionado con el país, con el que nos mueve de octubre a enero y después en la Serie del Caribe, y el resto del año en La Gran Carpa; me quedo con ese beisbol sin acento en la “e”, que ha inscrito el nombre de tantos y tantos latinos en el Big Show y con el que se ha escrito gloriosas páginas de historia y de deporte.
Luis Martín