Al derecho y al revés | ¿El interinato ha terminado?
Guaidó tras las rejas
04/01/23.- Un amigo policía, honesto y amante de su profesión, ido de este mundo hace tiempo, me enseñaba lo básico y hasta filosófico de su profesión, mediante lo que él llamaba “cápsulas”.
Una que siempre recuerdo relacionaba el final de un caso con las actuaciones del Poder Judicial, de cuyos integrantes el amigo siempre expresaba dudas y resquemores: “Un caso no termina para el buen policía cuando capturamos al malhechor y le entregamos a la Fiscalía las pruebas levantadas; un caso termina cuando no hay posibilidad de apelar la sentencia condenatoria”.
De ese amigo que muchas veces nos entregaba las pruebas de casos donde algún juez de alzada liberaba ladrones o asesinos, me acordé hace poco, cuando se supo que parte de la oposición se había liberado del presunto interino, y la prensa celestina anunciaba “el final de un error”.
"¿Error? ¿Final?".
En Colombia dirían: "¿Cómo así?"
Nosotros que somos más directos en el habla preferimos calificar aquel titular como “una barbaridad”.
Comencemos recordando en contra de lo que pretende el titular de prensa, es decir, que el interinato ni fue “un error", ni ha terminado, que en la vigente CRBV no existe la palabra “interino” y cualquiera de sus derivados.
Tampoco permite nuestra carta fundamental que el jefe del Ejecutivo a la vez lo sea del Legislativo.
A tal respecto, Aristóteles, Locke y Montesquieu seguro que si desde el más allá se puede ver la Tierra, se revolcarían en la tumba con los desmanes del interino.
Pero eso ni tan grave es como las consecuencias de aquella violación constitucional, en una plaza, sin que nadie lo juramentara porque Juan Guaidó engañó en esa oportunidad hasta a los opositores que después le hicieron el coro.
A raíz del interinato y en comandita de Guaidó y sus compinches, con el bandidaje que acompañó a Donald Trump en su gobierno, Venezuela perdió el control de Citgo y Monómeros, nos quitaron sin derecho más de diez mil millones de dólares que la nación tenía en cuentas internacionales, desde las cuales se pagaban los procedimientos quirúrgicos de venezolanos sin recursos y que merced a la salida casi en masa de galenos, tenían que ser intervenidos en otros países.
Guaidó y su interinato propiciaron el robo del oro que filibusteros ingleses mantienen en su poder sin ningún derecho, porque un juez y rábula británico no es quien para decidir sobre quién es el presidente de Venezuela, máxime cuando ni en el CNE o en el TSJ se habían incoado reclamos al respecto.
Ahora, tras los más penosos años en cuanto a actuaciones legislativas que recuerde la historia, cuando los partidos de las oposiciones han concluido lo que cualquier persona sensata sabía cuando el sinvergüenza se autojuramentó hace tres años, y lo botan; ni la prensa, ni el gobierno, ni el país tiene derecho a dar por cerrado este caso que tan costoso en dinero y vidas nos ha costado.
Sobre todo cuando el caso no se cerró nada si nos atenemos a que los partidos después de cesantear al presunto interinato de Guaidó por inútil, se reservan algo más de cincuenta millones de dólares “para gastos relacionados”.
Y todo esto sin mencionar las sanciones que el propio interino y su banda le pedían a USA, sanciones que acabaron encogiendo la producción de petróleo venezolana hasta ponernos a la par de Colombia que en ese mundo poco pesa.
O los robos cometidos desde el interinato y contra los intereses de la nación, que otros opositores han señalado con pruebas en mano.
Robos donde la familia de Guaidó y otros aparecen milagrosamente catapultados desde clases medias bajas hasta millonarios con propiedades en USA y Europa.
Amigos lectores, nadie tiene derecho a dar por cerrado este episodio bochornoso.
Caso, que como señalo, no ha terminado porque los cincuenta millones de dólares yanquis que se van a bonchar los partidos opositores, antes de las fulanas primarias, no saldrán de la lotería de Florida o de España, sino de la sangre de nuestra nación.
Hasta que el principal autor y facilitador de estos robos no esté tras las rejas, acusado por el fiscal, y defendido por cualquier rábula que para eso debe haber “debido proceso”, ni el caso ha terminado, ni la población decente puede bajar la guardia, y este debe ser el lema para este año que comienza: GUAIDÓ TRAS LAS REJAS.
Domingo Alberto Rangel