Letra veguera | La musculatura popular
11/01/23.- El lenguaje explícito de Jorge Rodríguez durante su intervención en la instalación de la nueva Directiva de la Asamblea Nacional, si a ver vamos, es la reiteración de los principios que enarboló el presidente Chávez desde la creación de la Constitución de 1999 en todos los ámbitos de la Democracia Participativa y Protagónica que nació con su llegada al poder político.
Si algún "analista" dedicado a la ociosidad de buscar tópicos vencidos desde un punto de vista lingüístico, seguro los encontrará entre líneas, vistas caprichosamente o no, para decir bobadas y sumarlas al paquete mediático de los medios de comunicación privados o figurar en el lineup de la zaga de individuos como Carlos Raúl Hernandez, antiguo y amargado perecista que recién fusiló en el paredón a Uslar Pietri por haber culpado a CAP del surgimiento del chavismo.
Ser retrógrado es gratis, y cada quien tiene derecho a serlo. Pero este proceso, sobre todo desde la muerte de Hugo Chávez, tiene dolientes y no podemos bajar la guardia. Es necesario revisar el campo donde Chávez y con él la mayoría que lo siguió en su propósito de transformar a Venezuela, avancemos para profundizar la revolución y reconstruir el camino, despejarlo, enfrentar la burocracia, el latifundio y sus descaradas formas feudales, la corrupción que ahora compite con la amarga extinción de nuestra moneda y la imposición perniciosa del dólar como arma de guerra.
Resulta indiscutible que entre los avances más cualitativos en materia legislativa y en el proceso de negociación con una de las oposiciones más identificadas con los planes del imperio que tenía como pieza clave a Guiadó para perpetrar el saqueo, está haberlo sacado del terreno, incluso con la ayuda de sus propios correlegionarios, acorralados por la contundencia de la realidad.
Hay que destacar que desde la asunción de Jorge Rodríguez a la presidencia de la AN, el ejercicio parlamentario se encauzó en la recuperación institucional profunda del Poder Legislativo, herido casi mortalmente por una banda de malhechores encabezados por Henry Ramos, su esposa que fungía como una Barbie museística y reina de belleza de avanzada edad y una legión de diputados que se comportaban cómo mayordomos de esa perversa dirigencia.
Fueron "procesos de sanación, ya que cada acto de la AN estaba dirigido a ello, a la construcción, reconstrucción, reparación y refacción de todo lo que había sido dañado en su momento, reseña la prensa.
“A esta hora exacta de la vida de esta República, nosotros tenemos que decretar la victoria absoluta del pueblo contra la maldad, a esta hora exacta debemos celebrar la victoria de la paz”, proclamó Jorge Rodríguez ante el país.
Que los parlamentarios y parlamentarias de la Asamblea Nacional (AN) deben ética y políticamente fajarse con el pueblo que los eligió a luchar a su lado, es quizás uno de los tópicos que, no por serlo, puede ser carnada para descalificar la función de este poderoso poder republicano por parte de los agentes desestabilizadores de siempre, mamparas de actores de las guarimbas del 17, de los intentos de golpes de Estado y magnicidios e incondicionales ventrílocuos de los partidarios de una intervención militar a Venezuela.
Es deber y hora de dotar a la mayoría de musculatura popular. El dato indispensable para enfrentar las agresiones contra la República y dimensionarla, humanizar el devenir, convertir a Venezuela en la esencia contenida en los ideales de Simón Bolívar, Simón Rodríguez y Ezequiel Zamora: idearios independentistas del pensamiento de Hugo Chávez.
Si algún "analista" dedicado a la ociosidad de buscar tópicos vencidos desde un punto de vista lingüístico, seguro los encontrará entre líneas, vistas caprichosamente o no, para decir bobadas y sumarlas al paquete mediático de los medios de comunicación privados o figurar en el lineup de la zaga de individuos como Carlos Raúl Hernandez, antiguo y amargado perecista que recién fusiló en el paredón a Uslar Pietri por haber culpado a CAP del surgimiento del chavismo.
Ser retrógrado es gratis, y cada quien tiene derecho a serlo. Pero este proceso, sobre todo desde la muerte de Hugo Chávez, tiene dolientes y no podemos bajar la guardia. Es necesario revisar el campo donde Chávez y con él la mayoría que lo siguió en su propósito de transformar a Venezuela, avancemos para profundizar la revolución y reconstruir el camino, despejarlo, enfrentar la burocracia, el latifundio y sus descaradas formas feudales, la corrupción que ahora compite con la amarga extinción de nuestra moneda y la imposición perniciosa del dólar como arma de guerra.
Resulta indiscutible que entre los avances más cualitativos en materia legislativa y en el proceso de negociación con una de las oposiciones más identificadas con los planes del imperio que tenía como pieza clave a Guiadó para perpetrar el saqueo, está haberlo sacado del terreno, incluso con la ayuda de sus propios correlegionarios, acorralados por la contundencia de la realidad.
Hay que destacar que desde la asunción de Jorge Rodríguez a la presidencia de la AN, el ejercicio parlamentario se encauzó en la recuperación institucional profunda del Poder Legislativo, herido casi mortalmente por una banda de malhechores encabezados por Henry Ramos, su esposa que fungía como una Barbie museística y reina de belleza de avanzada edad y una legión de diputados que se comportaban cómo mayordomos de esa perversa dirigencia.
Fueron "procesos de sanación, ya que cada acto de la AN estaba dirigido a ello, a la construcción, reconstrucción, reparación y refacción de todo lo que había sido dañado en su momento, reseña la prensa.
“A esta hora exacta de la vida de esta República, nosotros tenemos que decretar la victoria absoluta del pueblo contra la maldad, a esta hora exacta debemos celebrar la victoria de la paz”, proclamó Jorge Rodríguez ante el país.
Que los parlamentarios y parlamentarias de la Asamblea Nacional (AN) deben ética y políticamente fajarse con el pueblo que los eligió a luchar a su lado, es quizás uno de los tópicos que, no por serlo, puede ser carnada para descalificar la función de este poderoso poder republicano por parte de los agentes desestabilizadores de siempre, mamparas de actores de las guarimbas del 17, de los intentos de golpes de Estado y magnicidios e incondicionales ventrílocuos de los partidarios de una intervención militar a Venezuela.
Es deber y hora de dotar a la mayoría de musculatura popular. El dato indispensable para enfrentar las agresiones contra la República y dimensionarla, humanizar el devenir, convertir a Venezuela en la esencia contenida en los ideales de Simón Bolívar, Simón Rodríguez y Ezequiel Zamora: idearios independentistas del pensamiento de Hugo Chávez.
Federico Ruiz Tirado