Estoy almado | El destino de las cenizas

No hay tradición en Venezuela sobre qué hacer con las cenizas de un ser querido

14/01/23.- Ahí está, nunca se ha ido de su casa. En la mesita cerca de la sala se puede ver la pequeña cajita de madera con sus restos convertidos en polvo. Una foto en el centro de la cajita muestra cómo era su rostro en vida. Los familiares más viejos hubieran querido que el cuerpo estuviera enterrado como Dios manda, pero los tiempos cambian, y la tradición del entierro ahora es una opción costosa, reemplazada obligatoriamente por la cremación. 

Después de la cremación lo que viene es incierto. No hay tradición en Venezuela sobre qué hacer con las cenizas de un ser querido. Hay quienes dejan la cajita en casa, hasta nuevo aviso. Y le rezan, le hablan, le colocan pétalos de flores, dijes en forma de cruz y cualquier objeto que sirva de ofrenda, al igual como se hacía antes en las tumbas del cementerio. Para los familiares del difunto puede ser reconfortante tener los restos en casa; de alguna forma sienten que el difunto sigue ahí, conectado a las vivencias diarias del hogar. Subyace la sensación tácita de que no se ha ido, sigue aquí de otra forma. Se vuelve parte, muchas veces, del proceso para calmar levemente el hondo dolor de la partida. 

El otro escenario es contrario a este: algunos familiares vierten el polvo en el mar, en la montaña o en algún lugar donde el fallecido disfrutaba en vida. Es como dejarlo regado en el lugar que le llenaba y le hacía feliz. Puede ser concebido como un cierre de ciclo; como un acto liberador para que su alma se eleve finalmente. No lo dicen claramente, pero así lo sienten los deudos. Las creencias al respecto pueden ser diversas, pero la buena fe de los familiares indica que el polvo del cuerpo incinerado debe ser liberado en la madre naturaleza. Al parecer las cenizas no pueden quedar atadas a los vaivenes de los familiares en el hogar. “Hay que liberar”, dicen. 

La Iglesia católica considera pecado que las cenizas queden en casa o que sean esparcidas en la naturaleza. Infunden miedo diciendo que el difunto no descansará en paz. Proponen que las cenizas reposen en columbarios (urnas cinerarias) disponibles en las iglesias. 

Pero no hay columbarios para tanta muchedumbre que cambió masivamente el entierro por la cremación porque es lo más barato. El Dios mercado cambió de tajo la tradición de la cristiana sepultura. Si no hay espacio en la iglesia, el mercado te ofrece la alternativa de pagar la mensualidad en un columbario situado dentro de un cementerio privado. Económicamente puede ser tan insostenible como los propios gastos de un entierro. 

Con pocas opciones, los familiares optan por quedarse con las cenizas en casa, hasta que el corazón les indique cuando liberarlas. ¿Cuántas personas están en esa situación? Se desconoce hasta el momento. Se trata de uno de esos entresijos de la cotidianidad, casi anónimos, que revela una nueva forma de afrontar la partida de un familiar. Es el común resolviendo, al margen del dogma de la institucionalidad religiosa o la presión de mercado, cuál debe ser el destino de las cenizas. 

 

Manuel Palma

 

 


Noticias Relacionadas