Psicosoma | Psicosomático
17/01/23.- Hace muchos años, cuando fui estudiante de psicología en la UCV, me debatía entre grandes contradicciones y dudas que aún mantengo, ante los enigmas de la mente y la conciencia; admiraba al psicólogo bestseller Skinner –el capítulo de la huida del laboratorio me causó tremenda impronta– quien pudo coronar a la psicología como ciencia de la conducta. Acudíamos con bata blanca a las prácticas de Neuropsicología y Neurofisiología en la Facultad de Medicina, un orgullo hacer los cortes sagitales en el cerebro y ubicar las cisuras de Rolando, Silvio, los lóbulos y con las prácticas en el Instituto de Psicología –Los Chaguaramos, Caracas– se controlaban las respuestas a los estímulos aplicados a las ratas de laboratorio; y digo esto, porque ahora, casi todas las respuestas están en la neuroquímica cerebral, en las avalanchas electroquímicas, sinapsis neuronales. Es un culto al paradigma de las neurociencias y es bien, sumar para abrir incógnitas y no desalmar la psicología, invalidar la conciencia, subjetivivades, la mente, a cuenta del procesamiento de los datos y la industria farmacológica.
El inconsciente colectivo, el alma de los pueblos suena desfasado y brillan los cableados del cerebro, que es un sistema muy complejo, con más de 80.000 millones de neuronas conectadas en redes enrevesadas, móviles en miles de millones de neuronas que envían y reciben miles de millones de señales eléctricas, para que surjan las experiencias subjetivas. Aunque la transmisión y la recepción de cada señal eléctrica es un fenómeno bioquímico sencillo, la interacción entre todas estas señales da lugar a algo mucho mas complejo: la secuencia de la conciencia, ya sea mediatizada, espontánea, instintiva e impulsiva. ¿Cómo se crea el movimiento de electrones de un lugar a otro en una imagen subjetiva o en una sensación subjetiva de rabia, dolor, miedo, hambre, amor?, ¿cómo se unen los miles de millones de sucesos para crear sensación y sentir lo que siento o tener esas experiencias?, ¿hay una mente que siente o una alma? Pero la ciencia abraza la teoría evolucionista.
Al hablar de Psicosomático se refiere al trastorno psicológico que se origina en la psiquis y luego se manifiesta en el cuerpo, provocando alguna consecuencia en el organismo ("psico" es alma o actividad mental y "somático" es corporal). Se puede tener una perfecta salud psicofísica con un alma atormentada y es posible con cambios constantes desarrollar potencias que le conformarían. No solo somos transmisión de impulsos, también tenemos existencia inmanente.
Se puede desarrollar un transtorno psicosomático debido al estrés crónico, a estilos de vidas sedentarios, a una mala alimentación, consumo de sustancias perjudiciales y pérdidas del trabajo, conflictos sociales, políticos.
Hablar de alma en psicología es casi pasado de moda, pero los discursos, creencias, mitos apenas son la punta del iceberg del inconsciente y claro que ayudan terapias cognitivas, conductuales, la neuropsicología; pero, el pensar intuitivo nos indica que todo está en movimiento, más allá de esa unidad psicofísica, nos trasciende el alma, la esencia vital y no es la eternidad, pues muta o reencarna, de acuerdo con las teorías del psiquiatra Brian Weiss.
Es cierto que el estrés cambia los neurotransmisores del cerebro y con la medicina psicosomática, las psicoterapias y las técnicas de arte-terapia nos ayudan recuperar y equilibrar la mente, cuerpo y alma, porque se exteriorizan vivencias, se experimenta de manera activa, y desarrolla la autoconfianza y la aprobación del grupo.
Rosa Anca