Libros libres | La contemplación compartida de Carlos Angulo
20/01/23.- Me atrapa la lectura del libro Los Sum Sun Verdi de Carlos Angulo porque él, en esta obra, realiza una reflexión sobre el mundo desde un punto de vista eminentemente poético; sus cláusulas tienen el ritmo de la poesía, su musicalidad embriagadora y exultante, y al mismo tiempo, están movidos por la voluntad de atrapar imágenes originarias o fundadoras, apoderarse de metáforas contundentes y radicales para intentar una confluencia entre lirismo y filosofía, esto es, mixturar la argumentación reflexiva al azar, la meditación al errar, con un camino en zigzag a través de las cosas, y al mismo tiempo, llevando a cabo una crítica demoledora al mundo contemporáneo. La mirada de Carlos es fundamentalmente apocalíptica o, mejor dicho, dramática del mundo, pero se regenera con el uso de poderosas hipótesis o propuestas líricas surgidas de la contemplación del mundo natural, de las raíces de la naturaleza, no de la historia. En efecto, su discurso es sereno y volcánico a un tiempo, es abarcador en su poder significante, pero no se alza sosteniendo argumentos inflexibles, sino usando un enorme poder verbal surgido de la sensibilidad.
Si algo caracteriza la personalidad de Carlos Angulo es su sentido de la agudeza, y la penetración que posee como persona, su dureza amable, su profundo respeto por el ser humano, su generosidad personal, y en este libro todo ello es visible a través de su capacidad de acercarse a las cosas mediante una mirada totalizadora que atisba, vislumbra, siempre va hacia adelante, hacia un devenir regenerativo, hacia una fundación perenne del mundo y del ser.
Los Sum Sum Verdi es el libro de un poeta-pensador, o si se lo prefiere, de un temperamento contemplativo que también arroja una sonda punzante hacia sí mismo, no como individuo solamente, sino como humanidad común, como responsabilidad compartida. El mérito de este libro es, entonces, múltiple: a la vez que funda territorios de una utopía posible, se va desgajando en imágenes prístinas del mundo que va fundando: lo hace para ofrecerlo a sus semejantes; no para quedarse en la contemplación de un ente individualizado, sino para comprometerse con sus alteridades.
En el fondo, Carlos Angulo apuesta por una utopía dialéctica, dinámica, que renuncia a los planteamientos modernos y se acerca más bien a los arcanos, a los secretos ocultos en los mitos. Creo, con él, que allí podemos ir a buscar algo de esa sobrevivencia y de esa anhelo cósmico que necesitamos para ir al encuentro de otro amanecer, de otra humanidad.
Gabriel Jiménez Emán