Tinte polisémico | Realidad social versus gestión pública municipal
Se han adueñado de los espacios de uso público…
27/01/23.- Ningún acontecimiento del quehacer humano deja de afectarnos sea en términos individuales, grupales o como sociedad en general. Inclusive con impactos regionales y globales dado el avance de las tecnologías de la información y las telecomunicaciones, en particular por la interconectividad digital que propician las ampliamente utilizadas redes sociales, que nos informan, entre otros, de los hechos cotidianos de la calle y sus transeúntes y de los vehículos automotores que circulan por sus vías.
Compartiré una experiencia como habitante del Municipio Libertador que a diario verifico por el tránsito que hago por sus calles y avenidas, tanto como conductor y peatón en mis actividades rutinarias.
Se ha adueñado de las calles, un gran número de personas, y algunas de ellas dotados con sus respectivos chalecos de seguridad y sus implementos de trabajos como: silbatos, conos y cualquier otro objeto como envases plásticos o metálicos, guacales y conos, entre tantos otros, que les permiten reservar espacios destinados a estacionamientos para los vehículos que transitan y que necesiten por alguna necesidad aparcar al borde de la calles y avenidas para que sus conductores adelanten alguna diligencia.
Ha surgido y proliferado una nueva categoría de empleo informal, y como parte del servicio se incorpora un intangible adicional, el de la seguridad y custodia del vehículo, mientras el conductor atiende sus asuntos y retorna para retirar su vehículo. Una vez que usted visualiza desde el interior de su habitáculo, un individuo de cualquiera de los sexos que le hace señas con las manos, indicándole que cuenta con disponibilidad al borde de las aceras para que usted decida estacionar, si usted se detiene y asiente con alguna señal, recibirá las instrucciones y orientaciones para que maniobre adecuadamente, advirtiéndole para que no colisione con otros vehículos ya aparcados y logre estacionar correctamente.
Además, una vez cumplida la maniobra y salir de su carro, recibirá de viva voz la tarifa por estacionar en esa área de la cual se ha apropiado el trabajador de la calle, y le expresará que está segura su propiedad, y puede que inclusive que le cobre por anticipado, corriendo usted el riesgo que al retornar consiga un relevo, y se sorprenderá, pues el nuevo cuidador podrá decirle que ese espacio, donde usted estacionó, es gestionado y gerenciado por él en ese horario y que deberá pagarle nuevamente la tarifa.
Reglas de la selva de cemento como dice la letra de una canción de salsa brava. No obstante, se constata la aparición de un gran contingente de funcionarios y funcionarias uniformados a pie y motorizados, que tienen por función regular el tránsito vehicular y peatonal y velar por la aplicación de las normas de tránsito vigente. Y cabe entonces hacer la pregunta, siendo las calles espacios del dominio público y para el uso y disfrute ciudadano: ¿cómo conciliar la aplicación de las leyes, comprender la realidad social de los trabajadores de la calle, y dotar o habilitar la ciudad de los espacios necesarios para que los ciudadanos estacionen sus vehículos? Tema de gerencia municipal para hacer más habitable y humana nuestra hermosa urbe, cuna del Libertador…
Héctor E. Aponte Díaz