Xin chào | Inusual cierre de un Año Lunar
La diplomacia estadounidense retrata el desespero de un imperio que ve próxima su caída
27/01/2023.- En Asia se esfumó el Año del Tigre, el fuerte y hermoso félido que, según la cosmovisión asiática, es considerado amuleto contra el fuego, el robo y el mal, pero algo falló en Vietnam según los acontecimientos políticos del último mes del año lunar 2022, con la renuncia del presidente Nguyễn Xuân Phuc, el pasado 17 de este mes.
A la luz de los hechos que coparon espacios en las páginas de información internacional, a propósito de la renuncia de Xuân Phuc, adquieren relevancia eventos anteriores, como la visita de la vice presidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, al país indochino.
El 25 de octubre del año 2021, Harris llegó a Hanoi a pesar de la pandemia, sorprendiendo con una abultada carpeta de convenios “para ayudar al país indochino”, un discurso un tanto desgastado en la diplomacia norteamericana, sobre todo después de la debacle estadounidense en Afganistán y la posición “de hermandad” con Ucrania, que ha golpeado fuerte a la vieja Europa.
Esa sorpresiva escapada desde Afganistán mostró la profunda crisis por la cual transita la llamada primera potencia del mundo, a pesar de la cortina mediática de los poderosos mass media estadounidenses. Muy parecido a lo que había sucedido en Vietnam en 1972, tras la derrota de la aviación yanqui bajo el cielo de Hanoi.
Abiertamente, sin ningún rubor, la importante dama invitó al presidente Nguyễn Xuân Phuc y a la vice presidenta Vợ Thì Anh Vực, a “aumentar las presiones contra Beijing” para que renuncie a “sus abusivas” incursiones en el mar de China meridional a la vez que prometía apoyo con naves guardacostas.
Esa exhortación, así como la solicitud para construir en Hanoi una nueva y moderna embajada, y la firma de un acuerdo, a través de la desprestigiada USAID, para modernizar el sistema de educación superior de las tres importantes universidades vietnamitas, mediante un acuerdo por 5 años, con una inversión de $14.2 millones, fue lo que presentó la señora Harris a las altas autoridades vietnamitas. Pena ajena, cuando ofreció apoyo para combatir al Covit-19, habida cuenta del rotundo fracaso de EE. UU en esa materia.
Detalle importante fue la ausencia del secretario general del Partido Comunista, Nguyễn Phú Trọng, en los actos protocolares con motivo de la visita de la vice presidenta estadounidense, que dio lugar a suspicacias, mientras que el gobierno chino daba a conocer su malestar por las declaraciones de Harris en su visita a la capital vietnamita.
Meses después, Xin Jinping dio un claro mensaje a la Casa Blanca, al recibir a la máxima autoridad del PC, Phú Trọng, con todos los honores y condecorarlo con la “Orden de Amistad de la República Popular de China”, como preámbulo de una intensa jornada de trabajo, en la cual fueron refrendados numerosos convenios, incluidos lo económico, cultural, político y hasta militar.
Diplomacia de la soberbia
La visita de la señora Harris a varios vecinos del gigante chino parece haber alertado a Beijing y también a Hanoi, que ya estaba en la mira de occidente debido a su posición ante el conflicto ruso-ucraniano, por su voto en la ONU que no satisfizo a EE. UU y sus aliados, por no alinearse al lado del “agredido pueblo ucraniano”.
El efecto dominó, producido por la caída de Xuân Phuc, que se llevó por delante a dos vice primeros ministros, tres ministros y varias decenas de altos funcionarios, tal vez puso en duda que se trataba de un caso más de corruptela, en la venta de pasajes aéreos, pero el inesperado reencuentro chino-vietnamita, luego de años de profundas diatribas y manifestaciones anti chinas, hace pensar en una trama que estaba en ebullición.
Llama la atención que esto suceda después de la crítica confrontación nada silenciosa Beijín-Hanoi, visualizada en manifestaciones anti chinas, como la ocurrida el 11 de junio de 2011, en la phố Tràng Thi o choques más fuertes en el sur, donde se produjeron hasta quemas de negocios chinos. Más fuerte fue el engavetamiento, por parte de la Asamblea Nacional, en el año 2018, del ante proyecto de ley sobre las Zonas Económicas Especiales, que fue interpretado como un bloqueo a los inversores chinos.
Pareciera que la posición radical de la vice presidenta estadounidense, frente a los chinos, produjo efectos contrarios para USA, que acercaron a los vecinos en cuestión, como quedó reflejado en el sorpresivo encuentro fraternal que se respiró en noviembre pasado en la capital china y que parece haber limado asperezas, como buen augurio en este naciente año del gato, un felino doméstico, que simboliza en el circulo zodiacal asiático, amistad y buena suerte.
La Casa Blanca insistirá, en colarse por la península indochina, en la búsqueda desesperada de una grieta, que le de acceso a una posición estratégica cerca del gigante asiático, tras su fracaso, entre 1954 y 1975, al intentarlo por la ruta militar.
Hace medio siglo, Richard Nixon y Henry Kissinger, procuraron, mediante la famosa diplomacia del ping pong, doblegar a los vietnamitas, utilizando el puente chino, pero fracasaron en el intento, y dos años más tarde, debieron salir en tromba desde Saigón, cual Kabul 2021.
Esa torpeza, de manejar la política exterior y la diplomacia, al estilo cowboy, muestra el desespero y la premura de la Casa Blanca, ante una realidad internacional que ya no responde a sus directrices, ante el surgimiento de potencias alternativas, que desde hace tiempo le ganan espacios, y le quitan el sueño de continuar como mandamás del mercado global.
Ángel Miguel Bastidas G.