Vitrina de nimiedades | Apuntes sueltos para hablar de periodismo (I)

Revivir el interés por las noticias y debatir sobre la profesión son desafíos ineludibles

04/02/23.- Credibilidad. Tenía razones para decírmelo. Apenas había pasado un año del primer golpe mediático de nuestra historia y su crítica estaba lista para salir como una flecha directo a su objetivo. “¿Y tú estás estudiando Comunicación Social? ¿Cómo vas a estudiar esa carrera, si los periodistas mienten? ¿No viste lo que hicieron en abril?”, me preguntaba ese hombre, mientras fotocopiaba los libros que yo necesitaba para avanzar con mi tesis de grado.

Podría haber discutido con él, cortarlo secamente o procurar algún punto de encuentro, pero me quedé muda. Ya había vivido un evento similar en casa, así que preferí el silencio frente a una escena que vería repetida de mil formas en mi carrera profesional.

Aunque el golpe de abril de 2002 fue un punto de quiebre en la imagen de los medios y del periodismo, es claro que muchas otras cosas más han puesto la credibilidad en el centro de la crítica sobre la labor informativa en más de 20 años. Y como si no faltaran razones, hoy tenemos otro factor muy poderoso: el alcance de las redes sociales.

Con estas plataformas, las audiencias pueden sentir que no necesitan de los periodistas para saber qué pasa, porque la información está ahí, lista para consumir, mucho antes de que un medio lo informe. La ilusión de no contar con filtros para acceder a la "realidad" es muy poderosa, aunque los parámetros de verificación de información sean tan personales como difusos.

Hoy, la realidad nos interpela, como aquel trabajador del centro de copiado. ¿Cómo ser creíbles en un mundo donde sobreabunda información y la mentira puede pasar mucho más fácilmente por verdad?

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Evasión de noticias. El conflicto es por excelencia uno de los valores de la noticia de mayor peso en el panorama informativo. Sus consecuencias y repercusiones ponen a este tipo de situaciones en las prioridades de las agendas de cualquier medio de comunicación. Esto parte de una lógica: esperamos un cambio o desenlace. Muchas cosas dependen de ello.

Pero… ¿Y si estamos resignados a no encontrar soluciones? ¿El mundo es un conflicto perpetuo? Si eso no va a cambiar, ¿por qué tendría que preocuparnos saber detalles de eso? ¿Basta con sobrevivir sin saber a qué nos enfrentamos?

Vale la pena plantearse esas preguntas frente a datos como este: de acuerdo con el estudio Periodismo, medios y tecnología: tendencias y predicciones para 2023, del Instituto Reuters. Al respecto dice: "Desde 2017, la evasión (de noticias) se ha duplicado en algunos países porque mucha gente siente que la cobertura periodística es excesivamente negativa, repetitiva y poco confiable, y porque deja una sensación de impotencia".

Si partimos de esto, ¿por qué el periodismo es considerado portador de desesperanza? ¿Debe cambiar? ¿Cómo? ¿Qué falta y qué sobra?

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Un debate que pudo ser una oportunidad. Bastante revuelo causó la oferta de un curso para certificar reporteros, ofrecido por una institución pública. Repasar ese tema, cuando ya se conocen abiertamente las posiciones al respecto, no tendría sentido. Sin embargo, creo que es la primera vez en mucho tiempo que volvemos al debate sobre nuestra profesión de un modo tan extendido.

Más allá de las divergencias, perdimos una extraordinaria posibilidad de poner el foco en otros asuntos apremiantes para nuestra profesión, como la realidad de nuestro mercado laboral, los desafíos del mundo digital, hábilmente aprovechado por el marketing; la reconfiguración del sistema mediático y la enseñanza del periodismo hoy.

El inventario de temas para el debate es largo, complejo y desafiante. Por ahora, seguiremos agregando asuntos a la espera de una nueva discusión. Ojalá entendamos que pesa mucho más lo que nos reta y une que aquello que nos divide.

Rosa E. Pellegrino 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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