De comae a comae | Embarazo en comunidad
La modernidad aún no logra borrar de nuestro ser las ganas de juntarnos
Apropiarse de la capacidad para cuidare es una forma para valorar la vida colectiva y encarnada que desplaza el beneficio y la atomización capitalista creando comunidades para las que la atención no es una cuestión menor, sino algo que entrelaza la vida en común.
(Vega y otras, 2018. Cuidado, comunidad y común)
07/02/23.- Algunas de las sensaciones más felices del embarazo han consistido en vivir pequeños pero al mismo tiempo significativos detalles, los cuales se han manifestado en distintos acontecimientos ocurridos en la medida y al ritmo del crecimiento de la panza.
Cerca de la avenida 16 después de la Escuela Francisco Pimentel entre las esquinas Mamey y Monzón, queda una pequeña carpintería. Hace más de 8 años contraté los servicios de su dueño para hacer unas puertas nuevas para los cuartos de la casa a la que recién me mudaba, desde entonces cada vez que caminaba por allí para ir al mercado, saludaba con cariño y reconocimiento al carpintero que tan buen trabajo realizó.
Uno de esos días de compras pero ya con un bultico extra anexado a mi cuerpo pasé por el taller maderero, ese día no hubo saludo, dentro se veía mucho movimiento, sin embargo unos pasos más allá de la puerta sentí un grito saliendo desde adentro que vociferaba con alegría FELICIDADES, aquello me sacó una de las sonrisas más risueñas que he sentido, era notoria mi pancita y un miembro del vecindario lo celebraba.
Vincularse afectivamente con las personas de la zona sobre todo con quienes trabajan en las cercanías al lugar donde resido ha sido un hábito alegre gracias al cual se ha ido fortalecido mi confianza y sobre todo el sentimiento comunitario en un sector de la ciudad desconocido hasta entonces para mí, sin nexos familiares o amistosos cercanos.
El señor José, quien tiene una tienda de hortalizas y vegetales ubicada entre las esquinas Castán y El Hoyo, de manera similar ha celebrado algunas de mis facetas, la soltería, el casamiento, la cosecha de ajíes, dos embarazos y un aborto retenido. Su mirada alegre, su buen ánimo, su empatía y trato me han hecho sentir parte de la colectividad, cada vez que lo veo me pregunta: Y cómo va esa barriguita? a lo que respondo: todo muy bien, y cierra con su maravilloso: Cónchale gracias a Dios.
Mas arribita del Sr. José está una gocha preciosa igualmente verdurera llamada Dulce, cuando puedo complazco algún antojo andino en su local, pero lo que más disfruto de verla es sentir su acento, su mirada cálida y cariñosa y sobre todo el que entre sus múltiples cuentas lleve el tiempo de mi embarazo, eso me maravilla y me recuerda a mi familia paterna con la que me encantaría pasar estos momentos de preñez.
Cuento con vecinas cuidadoras quienes me acercan una sopita criolla o miel con jengibre cuando una gripe amenaza, vecinos que cargan mi bolsa de comida para evitar problemas por levantar peso, a esto por añadidura otras mujeres del edificio han tocado a la puerta para traer una torta, un caldo de papa con patas de gallina, carne mechada, sus nombres Carolina, María, Blanquita, todas unas consentidoras que con sus detalles festejan la existencia de Yara.
Aún cuando vivimos en la ciudad, me encanta encontrar estas manifestaciones-pueblo en las cuales es posible sentirse acompañada, cuidada, me llena de esperanzas sentir que la modernidad aún no logra borrar de nuestros ser las ganas de juntarnos, de compartir. Cada detalle de estos, especialmente durante mi embarazo deseado, me ha hecho pensar en la importancia de retornar con amor acciones para nutrir a esta importante red en la que es posible vivir armoniosamente.
Llevamos dentro un ser comunitario vivo que nos comunaliza, quien se ha negado a la individualización, un ser que busca resolver los problemas comunes, que celebra la vida, vamos a nutrirle, alentemos su manifestación cotidiana, todes le necesitamos.
Referencia en línea
https://traficantes.net/sites/default/files/pdfs/TDS-UTIL_cuidados_reducida_web.pdf
Ketsy Medina