11/02/23.- Inteligencia, no tan artificial. Adivinar el futuro es fascinante. Hay quienes viven de eso: desde clarividentes hasta expertos en acciones estratégicas. Casi todos imaginan o quieren proyectar su porvenir. Pero, en periodismo, ese mañana ya está marcado para muchos por la Inteligencia Artificial (IA), una herramienta cuya percepción oscila entre la fascinación y el temor.

Empresas informativas ya han experimentado con bots, programados según sus necesidades, en dinámicas de producción de contenidos. Buscan facilitar rutinas que demandan muchas horas/reportero (y así librarse de ciertos problemas laborales. No hay que ser ingenuos). Sin embargo, en algunos sectores comienza a imponerse la idea del fin de los periodistas de carne y hueso.

Basta hacer una búsqueda en Google para conseguir pronósticos sobre la desaparición del ejercicio periodístico en manos humanas, por decirlo de alguna forma. Lo mismo se dice de otras profesiones como el diseño gráfico, estrechamente vinculado con el mundo de los medios. Poco a poco, pareciera percibirse el fin de una era comunicacional marcada por el ingenio humano, para pasar a una etapa de alta estandarización de los mensajes. Con las redes sociales ya tenemos una prueba.

Pero, ¿y si esta etapa, lejos de anularnos, nos plantea hacer un nuevo periodismo? ¿Es posible un periodismo no humano? ¿O lo humano sería poner la tecnología al servicio de la comprensión de este mundo?

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¿Periodista orquesta? Otro tema en debate es la especialización en el periodismo. Una corriente por mucho tiempo clasificó el ejercicio profesional según el medio en el cual se ejercía: medios audiovisuales, fotoperiodismo y periodismo impreso. Es un criterio cuyo dominio hoy parece ceder para darle espacio al periodista multiplataforma.

Lejos de lo que pudiera pensarse, este profesional no es un "todero". Sería absurdo verlo así, especialmente ante el gran peso de la comunicación audiovisual. No se trata de un ejercicio de mero registro de información en múltiples plataformas, cual hombre orquesta. Es un reto mucho mayor.

Construir historias adaptadas a cada plataforma, no pecar de superficial, lograr el engagement que tanto claman las redes sociales, saber dominar los algoritmos y demostrar que el mundo digital es campo fértil para la actividad periodística son retos de alto calibre. ¿Suena imposible?

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¿Para qué servimos? No es ofensivo preguntarnos ¿cuál debe ser el papel del periodismo hoy? Las redes sociales pueden convertirse en un cuarto de espejos donde solo se ve lo que reafirma nuestro pensamiento, afianzado en figuras influenciadoras. Múltiples diálogos, sobreabundancia informativa y manipulación en forma de fake refuerzan nuestra visión del mundo.

En un escenario como ese, ¿para qué sirve el periodismo? O más claro: ¿cómo reconfigurar una profesión que debería ayudar a entender y dejar testimonio del mundo de hoy? Siguen las preguntas.

Rosa E. Pellegrino