Memorias de un escuálido en decadencia | Cristina
Cuando le caemos encima a alguien no lo soltamos hasta que no le vemos el hueso
¡Somos iguales en todas partes! No tenemos perdón de Dios. Cuando le caemos encima a alguien no lo soltamos hasta que no le vemos el hueso. Así pasó con Lula en Brasil, los compañeros le cayeron encima y le montaron unas vainas de corrupción con apartamento y todo, y a la cárcel. Y no pudo participar en las elecciones y solo así logramos joderlo. Antes le habíamos echado la vaina a Dilma, porque no perdonamos a nadie. Ganan con los votos del pueblo pero el pueblo a nosotros nos importa un carajo. Lo que nos interesa es el poder para llenarnos nosotros; la familia, la propiedad privada y el Estado que sigan allí. También logramos joder en Honduras al señor con sombrero, aquel que llaman Manuel Zelaya, a ese tampoco lo perdonamos. Le montamos una vaina y lo sacamos del país y después no lo dejábamos entrar, aunque el dictador de aquí se empeñó, pero no pudieron. Ahora su señora Xiomara Castro es presidenta de Honduras, porque al final las vainas se pagan. También le caímos encima al señor Rafael Correa y tampoco lo dejamos participar, y a él se le ocurrió lanzar a un carajo que llaman Lenín Moreno, que resultó más traidor y deshonesto que todos nosotros. No joda, no hacía falta decirle nada, porque ya tenía todo controlado, al periodista Julián Assange lo sacó de la embajada y se lo envió a los ingleses, y ahora parece que lo envían a Estados Unidos, ese sí es arrecho a la hora de traicionar. Se le puede decir: Traidor siempre, leal nunca.
En cambio aquí, en nuestro país, hemos puesto como presidente interino a un carajo que habla porque ve a los demás hablar. Y con el apoyo de Trump, nada más y nada menos, una pendejada, y además, le montamos un Grupo de Lima para que también le apoyara y el carajo nos salió patuleco. No joda, nos ha costado una bola sacar al dictador. Parece increíble. Ni el apoyo de Estados Unidos metiéndonos unas sanciones y un bloqueo del carajo, y Trump, que lo llevó incluso al Salón Oval, y nada. Seguimos en la misma válgame Dios. En lo único que hemos sido muy buenos, y eso es reconocido mundialmente, es en robar. Nos robamos Monómeros, y ahora llegó un guerrillero a presidente de Colombia y se la está entregando al dictador. Nos robamos Citgo, y allá está Carlos –billete de 500 $– Vecchio dándose la gran vida como embajador del interino. Y por último, nos quedamos con el oro de Venezuela allá en Inglaterra. Ahí hemos sido de los mejores. Ni Al Capone en sus mejores tiempos.
Y ahora le tocó a Cristina Fernández de Kirchner. Esa mujer es arrecha. Pero nosotros somos más arrechos que el perro de los Branger. Llegó el juez y pidió 12 años de cárcel, y el pueblo peronista salió a darle apoyo, que ojalá tuviera uno ese apoyo, ya hubiésemos tomado el poder. La mujer se defiende muy bien. Le queremos cobrar los 12 años de mandato entre ella y su esposo, aquel que llamaban el “Pingüino”. La verdad es que nosotros no tenemos vergüenza. El juez que está condenando a esa señora lo vieron jugando futbol con MaCri- Cri, y tomando vino y comiendo bife en la casa de Macri, y el tipo sale a pedir 12 años de cárcel. Es que nosotros somos así, creemos que soñar no cuesta nada. Además, también le tenemos un avión secuestrado allá a la dictadura venezolana, y el dictador de aquí está arrechísimo con el presidente Fernández, que parece nuestro, pero no lo dice.
El papá de Margot llegó y dijo: “En Argentina quieren joder a Cristina Fernández, la misma gente que quiere joder a todo el que quiere ayudar a los pueblos. Así no vamos a llegar nunca al poder. Ya nos conocen demasiado porque nos creemos muy arrechos”. Y se fue al cuarto y agarró la puerta y le metió aquel coñazo tan duro, que la vecina salió gritando: “Vete a buscar el avión a Argentina, muérgano”.
–No me amenaces, no me amenaces –me canta Margot.
Roberto Malaver