“Urgencia en envío de armas a Ucrania es muestra de desesperación”
Sergio Rodríguez Gelfestein analiza conflicto entre Occidente y Rusia en Ucrania. Parte II
24/02/23.- Este 2023, el conflicto que involucra a Rusia y a Ucrania -como instrumento de Occidente para intentar socavar al gigante europeo-, parece que podría ir hacia una escalada.
La portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, María Zajárova, destacó hace menos de un mes, que la confrontación entre la OTAN y su país va en aumento, debido a que la alianza se empeña en suministrar armas de guerra a Ucrania, a fin de aupar el conflicto que ya cumplió un año y que ha provocado la muerte de cientos de civiles y le ha costado a Europa una crisis económica y social que cada vez es más profunda.
¿Hay miedo en la coalición europea y por eso solicitan armas con “urgencia” a América Latina? ¿Es esta una posible derrota? ¿Qué hay detrás de las explosiones de los gasoductos Nord Stream 1 y 2?
En esta segunda entrega, el periodista y analista internacional, Sergio Rodríguez Gelfenstein, habla con Ciudad CCS, y analiza las consecuencias de la operación de desmilitarización y desnazificación que inició el 24 de febrero del 2022.
—Recientemente Seymour Hersh publicó su investigación, donde afirma que EEUU es responsable de la voladura de los gasoductos Nord Stream 1 y 2, ¿se espera alguna reacción por parte de Rusia en este respecto?
— Rusia, de hecho, ha respaldado a través de un comunicado oficial de la presidencia, la investigación del periodista Seymour Hersh. Pero, en todo caso dice que algunas cosas de la publicación son discutibles, o sea que no lo asume 100%; cree también que otra de las afirmaciones debe probarse, aunque reconoce que el artículo es una investigación seria y profunda y además que es muy coherente.
En ese sentido, hay que decir que Rusia de primer momento rechazó que se adjudicara a ellos la autoridad sobre las explosiones y desde un primer momento afirmaron sobre la base de que los que salen perjudicados son los europeos, Alemania en primer lugar, porque se le cierre una fuente de abastecimiento barato de gas, conminando de alguna manera a Europa, a adquirir gas en Estados Unidos a precios 3 y 4 veces más altos. Lo cual indica claramente que, con la explosión del gasoducto, cuando uno analiza las cifras finales de venta de gas y los ingresos, uno verá que Rusia logró colocar el gas que ponía en Europa, en la India, en China y en otros países.
Hay que recordar que la India y China en conjunto son 2.800 millones de habitantes y Europa también en conjunto son creo que 450 millones de habitantes, o sea que en el fondo toda Europa representa una sexta parte de todo el mercado indio y chino, pero, además, India lo que está haciendo es revender el gas ruso que está comprando con descuento, a precios mucho más altos.
El resultado es que el único que sale beneficiado de esta explosión es Estados Unidos que, de esta manera, le está vendiendo el gas más caro a Europa. Y el otro beneficiado es el coparticipante de este hecho, que es Noruega porque también ha incrementado sus ventas de gas a Europa.
Entonces también ha salido beneficiado de este hecho terrorista. Aquí hay que hacer un paréntesis con el caso de Noruega porque se vende como un país de paz, que entrega el premio Nobel de la Paz, un país que supuestamente participa en negociaciones internacionales para el cese del conflicto, lo cual para mí es una gran hipocresía. Incluso, yo rechazo las negociaciones entre el Gobierno de Venezuela y la oposición, porque no se puede ser garante cuando es un país terrorista. Y Noruega es uno de los países que más apoya al Gobierno nazi de Ucrania; vemos que un país terrorista participó en este hecho terrorista, participa de todas las andanzas de la OTAN en todas partes del mundo y mientras tanto anda vendiéndose como un país pacifista. Yo creo que hay una gran hipocresía en Noruega.
Volviendo a la pregunta, yo creo que la parte de Rusia entregó una respuesta sobre el hecho y cree que hay que profundizar en una investigación internacional, porque la investigación que hizo Dinamarca, Suecia, todavía no arroja ningún tipo de resultado.
Ahora también ya se ha iniciado en Occidente un proceso de desprestigio, una campaña contra Hersh, que es un periodista laureado, premio Pulitzer. Y es curioso cómo, por ejemplo, la revista alemana Der Spiegel, hace 20 años se refirió a él como destacado y brillante y ahora lo menciona como un polémico periodista. Cómo puede cambiar de acuerdo a los hechos y a los intereses que se tengan, la caracterización sobre sobre un periodista y sobre la investigación que ha realizado, cuando Hersh tiene una fama bien ganada, por ser un periodista serio en su investigación y más allá de que uno pueda estar a favor o en contra de las afirmaciones que haga.
—Vemos cómo algunos líderes y lideresas de la OTAN solicitan “con urgencia” el envío de armas a Ucrania, ¿simboliza esta urgencia un ademán de derrota?
—La urgencia con el envío de armas a Ucrania, efectivamente es presión producto de una desesperación, diría yo, por parte de los gobiernos europeos y de la OTAN, por no conseguir los resultados esperados. Y de alguna manera, el globo que ha inflado el Gobierno de Ucrania y el propio Zelenski se comienza a desinflar.
Hay cosas muy absurdas, en el pasado, por ejemplo, se habló de las baterías antiaéreas Peikert que debían llegar desde Estados Unidos y todo eso estuvo en los medios de comunicación muy fuertemente, y se desvaneció porque se entendió que, en primer lugar, las baterías antiaéreas Peikert han demostrado su total ineficacia tanto en Israel como en Yemen.
En Arabia Saudí los misiles yemeníes, y no estamos hablando de un país súper desarrollado como Rusia, han logrado penetrar las defensas antiaéreas saudíes que están protegidas, entre comillas, con misiles antiaéreos Peikert.
Ahora se habla de los tanques, pero mira hay un absurdo, una incongruencia, se habla que toda Europa y Estados Unidos, podría entregar entre 100 y 300 tanques, pero el problema es que Rusia ya ha destruido 6.300 tanques ucranianos. Entonces, cómo pueden cambiar el curso de la guerra que se entreguen 100 o 300 tanques y todo eso, cuando Rusia solamente ha utilizado hasta ahora entre el 10 y el 15% de todo su potencial militar.
Ahora, primero se resistieron, Alemania se resistió a entregar los tanques Panzer, pero ya al final terminó aceptando porque las presiones de Estados Unidos son muy fuertes; y ningún país europeo tiene la decisión y la voluntad de oponerse a Estados Unidos, sino que, por el contrario, hay una subordinación cada vez mayor a Estados Unidos. Y ahora empezó el debate sobre los aviones Casa. Hay un hecho similar, y es que Rusia ha destruido prácticamente toda la aviación ucraniana, y porque se le entreguen 20, 30, o 40 o 50 aviones Casa, no va a ocurrir lo mismo.
Entonces, suponer que el curso de la guerra va a cambiar porque Occidente aporte una cantidad mayor o menor de armamento es una ilusión. Hay un problema fundamental que es el de los soldados. Esta situación de desesperación que hay en Ucrania está haciendo que se estén intentando movilizar niños, ancianos, personas con impedimento visuales o incluso de movilidad, como personas con ciertas parálisis.
Las movilizaciones en Ucrania hoy son a la fuerza. Se ha llegado a cosas tan demenciales como pedir delivery, y cuando los muchachos llegan con la entrega, los reclutan a la fuerza y los mandan a la guerra. Situaciones también desesperadas como reclutar a las minorías húngaras que viven en Ucrania y enviarlas a las zonas más álgidas de la guerra como a Artiomovsk en el Donetsk, y ahí hay una pérdida permanente que las propias fuentes occidentales sitúan entre 20 y 100 muertos diarios y a veces más.
Eso también es expresión de la desesperación de que no tienen combatientes, están incrementando la contratación de mercenarios, están ahí soldados de países de la OTAN que renuncian a su ejército para que jurídicamente no puedan hacerlos responsables de las acciones, pero se van a Ucrania a participar de las acciones.
A todo esto, hay que sumarle también la desesperación que tienen por las repercusiones económicas que está teniendo en los ciudadanos el desarrollo de la guerra en materia energética, en materia alimentaria y en otras áreas.
Claro la solicitud de urgencia con el envío de las armas es un gran globo que se está planteando Zelenski como una supuesta vía de derrota de Rusia, y que yo veo imposible que en términos militares Ucrania pueda derrotar a Rusia.
—¿Representa una derrota la negativa de algunos países de América Latina de enviar armas de guerra a Ucrania?
—Sí, efectivamente son algunos los países de América Latina los que se han negado a enviar armas a Ucrania, lo cual ha sido solicitado tanto por Estados Unidos y personalmente por Alemania cuyo canciller Olaf Scholz, viajó a América Latina expresamente a eso.
Lo rechazó Argentina, Colombia, México, Brasil. De los países que tienen del armamento que se solicitó, solamente quedan por dar una respuesta Perú y Ecuador, que, en todo caso, representan cantidades muy ínfimas. Y los países que tienen una mayor cantidad de armamento de los que está solicitando Estados Unidos para Ucrania, que son Venezuela, Cuba y Nicaragua, por supuesto ni siquiera se les ha pedido porque de antemano ya se sabe cuál va a ser la respuesta.
La mayor parte de los países de América Latina han asumido una neutralidad frente al conflicto. Independientemente de que mantengan una visión y otros tengan otra, pero la opinión generalizada es de mantenerse neutrales, no involucrarse en el conflicto; salvo países muy contados, en particular Chile, que no es uno de los pocos sino el único, que ha manifestado abiertamente su apoyo a Ucrania y su rechazo a Rusia.
Lo cual es comprensible porque Boric es descendiente de fascistas croatas que después de la Segunda Guerra Mundial emigraron a Chile, de manera que en su sangre hay sangre nazifascista y es normal que quiera apoyar al nazifascismo ucraniano.
Pero el resto de los países de América Latina, con gobiernos de derecha, izquierda, centro, o de lo que sea, han optado muy sabiamente por la neutralidad en este conflicto y la búsqueda de una salida negociada.
—Recientemente el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú advirtió sobre la escalada del conflicto de ser enviadas armas a Ucrania, ¿cómo ve usted el panorama?
—Yo creo que, como dije anteriormente, por mucho armamento que envíen Europa y Estados Unidos a Ucrania, eso no va cambiar el curso que está teniendo la guerra, hoy se está enfrentando un nuevo problema por parte, sobre todo de Europa, pero también de Estados Unidos, que es el agotamiento de sus propios arsenales. Entonces hoy se comienza a cuestionar internamente, se está discutiendo en el Parlamento; hay declaraciones individuales y de grupos pequeños de parlamentarios en Estados Unidos, en Alemania, en Austria, en Italia y en otros países, que dicen que hay que cesar el envío de armas a Ucrania porque les está quedando claro que eso no va a cambiar el curso de la guerra.
Cada vez, especialistas militares dicen, insistentemente, que hay que buscar muy rápidamente una negociación para que Ucrania logre salvar algo.
Sobre las declaraciones del ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, uno tiene que ser muy responsable y muy analítico en el sentido de escuchar y leer las declaraciones de los políticos y escuchar y leer las declaraciones de los militares.
Yo he leído y escuchado declaraciones en varios militares: de generales alemanes, de un general suizo, de coroneles y generales de Estados Unidos, retirados, por supuesto, que son los que pueden opinar políticamente; y todos ellos, unánimemente, han afirmado que no hay ninguna posibilidad de que Ucrania gane la guerra en términos militares. Incluso, el propio general Mark Milley que es el jefe del Estado Mayor General Conjunto de las fuerzas armadas de EEUU, ha dicho públicamente que no hay ninguna posibilidad de que Ucrania gane la guerra y que, en ese sentido, esto lo que hace es escalar y sigue sirviendo a los intereses de EEUU que está tratando de revitalizar su economía a través de un incremento de la venta de armamento y de la venta de energía, petróleo y gas, lo cual le está proporcionando la crisis en Ucrania.
Ahora, esto sigue escalando y efectivamente puede llevar a un conflicto nuclear. En este sentido soy muy claro, mientras haya armas nucleares la posibilidad de un conflicto nuclear existe. Es verdad que, desde el lanzamiento de las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki, ha primado de alguna manera la sensatez, se tiene claridad en el sentido de que en cualquier guerra mundial el armamento nuclear podría estar presente y significar la destrucción de la vida humana en el planeta, y lo que establece que se desate una Tercera Guerra Mundial.
Pero ahí están las armas, incluso pueden ser lanzadas por error, no necesariamente por decisión política desde un alto presidente o jefe de Estado, sino que basta el más mínimo error de cualquier comandante de barco, un avión y que por error lance un proyectil nuclear. De manera que mientras existan armas nucleares, el conflicto nuclear es una posibilidad.
Por otro lado, yo diría que los niveles de desesperación que uno observa en Occidente cuando uno ve todo este show del globo chino, y todas estas cosas que se han hecho, lo que se está haciendo en Ucrania de prohibir a Tchaikovski, a Dostoyevski, a Chéjov a luminarias del arte de la literatura mundial, de la música, denota ya niveles de desesperación y de odio que superan a lo que generó la propia Segunda Guerra Mundial y el surgimiento del nazismo y el fascismo.
Todo esto, efectivamente, conduce a una escalada a la que el Gobierno de Ucrania por insistencia de Gran Bretaña y EEUU, que son ajenos a la UE, pero forman parte de la OTAN, están llevando a Europa a una crisis que cada vez va a ser más profunda y que va a tener grandes repercusiones en el futuro de Europa.
SARAH ESPINOZA / CIUDAD CCS