"Bombardean las zonas civiles desde hace nueve años, todos los días"
Alejandro Kirk habla sobre el conflicto Occidente-Rusia en el Dombás + Galería fotográfica
28/02/23.- La operación especial militar en Ucrania, que inició por decisión del Gobierno de Rusia presidido por Vladímir Putin el 24 de febrero del año pasado, tuvo como origen la desmilitarización y desnazificación de las fronteras más cercanas al gigante europeo, así como la defensa de los derechos humanos de las poblaciones rusoparlantes del Dombás, identificadas con la cultura rusa, como antiguas regiones que integraban a la Unión Soviética.
Luego del golpe de Estado perpetrado por grupos de ultraderecha al exmandatario ucraniano Víktor Yanukóvich en 2014, el Dombás, que ahora comprende las actuales repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, ha sido constantemente asediado por las fuerzas militares que Kiev ha equipado contra zonas civiles.
Lo mismo ocurre en Jersón y Zaporiyia que, como Crimea y el Dombás, tomaron la decisión a través de un referéndum de participación popular integrarse a la Federación Rusa.
Situación similar venía aconteciendo en ciudades como Mariúpol, al este de Ucrania, donde el Batallón Azov estableció su cuartel general y sometía a civiles prorrusos.
Los medios hegemónicos de Occidente ocultan la realidad que viven los civiles en estas regiones desde que inició el conflicto y exponen, únicamente, la otra cara de la moneda.
Ciudad CCS conversó con el reportero y corresponsal de TeleSUR, Alejandro Kirk, quien el año pasado estuvo 6 meses conviviendo junto a las poblaciones civiles del Dombás y Mariúpol y reportando para el multimedio internacional una realidad distinta a la que muestran los medios hegemónicos occidentales.
—Cuéntenos cómo llega Alejandro Kirk a Mariúpol…
—Bueno, no en Mariúpol exactamente. A mí TeleSUR me contacta para ir a Ucrania. Y partimos con un camarógrafo desde Chile, con la intención no de ir al Dombás, que es donde estuve, sino de ir a Kiev. Pero había muchas dificultades en el trabajo y en ese proceso de estar decidiendo, salió una posibilidad de entrar al Dombás por vía rusa. Y eso fue lo que hicimos. Grabo el día 24 de marzo del año pasado, al Dombás, a Donetsk. Sabes que el Dombás tiene a dos repúblicas populares que se habían independizado de Ucrania después del golpe de Estado del Maidán en 2014. Y que es el origen principal de este conflicto.
Y, bueno, fuimos para allá y entramos en una gira del Ministerio de Defensa ruso y después nos quedamos. Era una gira de un par de semanas, que terminó siendo de seis meses. Después de un mes me quedé solo, el camarógrafo se tuvo que ir y el resto de los cinco meses los pasé solo.
—¿Cómo les recibe el pueblo de la zona del Dombás, entendiendo que TeleSUR es un canal que muestra la verdad, sobre todo de los pueblos?
—Pues, pasa que ahí había una situación que es típica del orden informativo mundial. Nadie sabe qué es el Dombás, porque en Occidente nadie cuenta lo que pasa allí. El Dombás no es la Ucrania de 2014, cuando se proclaman las dos repúblicas. Son repúblicas independientes en un plebiscito que se hizo en septiembre y se adhirieron a Rusia.
Entonces, había muy pocos periodistas occidentales o extranjeros en esa zona y, por tanto, la gente siempre está agradecida de que alguien vaya y cuente su lado de este conflicto, porque prácticamente, abrumadoramente, lo que se cuenta es lo que ocurre del lado ucraniano. Cuando me preguntan si yo estuve en Ucrania, yo digo no, yo no estuve nunca en Ucrania porque no alcancé a entrar a Ucrania.
Estuve fue en la zona del Dombás, que en ese tiempo estaba conformado por dos repúblicas independientes a las que no reconocía la comunidad internacional, solo Rusia. Pero que tenían su propia organización estatal, ministerio, policía, ejército, etc., y son de habla rusa.
—¿Qué expresiones pudo captar para la pantalla de TeleSUR de las ciudades en medio del conflicto?
—Pero mira, en ese momento la guerra estaba comenzando. Y Mariúpol era el lugar emblemático de este conflicto, por lo que nuestra intención era llegar a allí. Logramos ir al poco tiempo y creo que esa es la primera impresión de guerra que uno tiene. Al entrar a Mariúpol se ve una ciudad destruida completamente.
Uno se pregunta, ¿quién hizo esto? ¿Por qué había que destruir tanto? ¿Quién tiene la culpa de todo esto? digo sin prejuicios. No es que yo fui pensando que los rusos eran los buenos y los ucranianos eran los malos. Y allí, tratando de hablar con la gente para que cuenten la historia de lo que ocurrió allí.
Después también en Donetsk, que es una ciudad muy linda, muy grande, que tiene una gran riqueza cultural, arquitectónica, urbana, una calidad de vida bastante impresionante. Es como un pequeño París en esa zona y uno está en esa ciudad escuchando los cañonazos que son como el saludo de la ciudad, porque se escuchan constantemente, día y noche. Y uno cree que es lejos y resulta que no es lejos, es cerca. Bombardean las zonas civiles desde hace nueve años, todos los días, toda la periferia. Y después, cuando estábamos allá, comenzaron a bombardear el centro. Por eso me hirieron.
—¿A usted lo hieren en el Dombás haciendo un reportaje?
—Me hieren cuando estaba reportando los ataques contra el centro de la ciudad y estaba en la plaza central de la ciudad, como estar aquí en la Plaza Bolívar.
Llega otro impacto de una artillería ucraniana y me alcanza una esquirla. No estoy hablando de una zona de combate, no estoy hablando de una zona donde hay militares, no hay nada. Son los ataques constantes de Ucrania para matar civiles.
Eso no tiene ninguna ambigüedad. Esos ataques son para matar civiles. Es un castigo por estar ahí. Un castigo por ser ruso y por apoyar la autonomía en ese tiempo. Y después la independencia ucraniana de esta zona de Ucrania.
—¿Y sin importar si hay periodistas en la zona?
—Todo lo contrario, atacaban los hoteles donde se hospedaban los periodistas. Lo más seguro para los periodistas era hospedarse en otra parte. Que es lo que hice yo.
—¿El periodismo enfrenta hostilidades en esa zona de conflicto?
—Ucrania ha decidido que los periodistas que no toman partido por Ucrania son enemigos de Ucrania.
Por ejemplo, yo por haber estado allí estoy en una lista de personas de las que ya han matado a varios periodistas, y que es hecha por organismos secretos turbios y que se supone que esa lista está publicada hasta en el internet con fotos de los periodistas, yo también; de sus trabajos, y dice que somos fascistas, nazis al servicio de Rusia y enemigos del cómplice de la invasión rusa y enemigo de Ucrania. Y advierten a las autoridades de todo el mundo que somos delincuentes que deben ser capturados para ser extraditados a Ucrania.
Y no hay una lista igual en Rusia, no existe eso. Rusia lleva periodistas y les hace una gira. Yo estuve en ocho de esas giras que son de dos o tres días. Tú puedes hablar con quien quieras, ellos no te ponen limitaciones, no te obligan a hablar con la gente que ellos quieren. Aparte de lo que es una gira oficial donde te presentan al alcalde, qué sé yo, a alguna persona, pero después uno habla con quien quiere.
Eso en Ucrania no es posible. En Ucrania es posible el servicio de prensa, por lo que me cuentan los colegas. En Ucrania está muy bien organizado, pero el requisito es que uno tiene que ir a denunciar a Rusia, cosa que hacen además con mucho gusto.
—¿Tuvo miedo en algún momento?
—Bueno, es que la adrenalina no te permite que uno se concentre en uno mismo.
Sí, la adrenalina de estar metido en una zona donde el combate estaba a pocas cuadras. Si uno no está preocupado es un poco muy irresponsable tal vez.
—Entendiendo todo esto, ¿es capaz Alejandro Kirk de volver a esa zona?
—Claro, yo tuve que irme por motivos logísticos. Pero, acabo de pedir justamente una acreditación permanente o de largo plazo, periodística, para poder regresar, porque esta es una guerra que no se va a acabar rápido.
Entonces, buscar la fórmula logística porque es muy caro. Todo esto requiere una deuda y yo había resuelto ese problema, pero se cayó todo porque con las personas que estaba trabajando tuvieron que irse. Sobre todo un colega mío muy valiente, ruso, que fue movilizado, tuvo que irse al ejército.
Entonces, eso me cambió un poco el panorama, pero, claro que sí, uno crea un vínculo con esa gente.
Allá se crea ese vínculo con la gente heroica del pueblo. No estoy hablando de los militares. Estoy hablando de solidaridad.
Hay solidaridad y valentía. La gente se niega a vivir en guerra en esa república. La gente sale a la calle, como todos nosotros, sale a la calle y no sabe si va a regresar, porque está cayendo artillería todos los días y aun así la gente vive de una manera normal. Vive como si no hubiera eso. Van al restaurante, van a comprar sus cosas, van a trabajar, salen a pasear.
A pesar del bombardeo y de la posibilidad de que te caiga una bomba en la cabeza.
—¿Mantienen la esperanza los pueblos del Dombás en cuanto a que este conflicto concluya de forma favorable para la gente?
—Claro. Bueno, lo que ocurre allá es que esta es una guerra, no es ninguna guerra con todo, porque Rusia podría destruir Ucrania entera en muy pocos días. Pero ese no es el objetivo. Las guerras se ganan de otra manera, es decir, no destruyéndolo todo, porque eso sería una guerra pírrica, una victoria pírrica.
Pero ya ves, esa gente hizo referéndum de cuatro regiones, hasta dos del Dombás y dos regiones del sur de Ucrania. Jersón y Zaporiyia hicieron referéndum y ahora son parte de Rusia. Ya la situación militar que se veía poco clara hace un par de meses, ya se está estabilizando en el sentido de que Rusia está ganando la iniciativa operacional, táctica y también estratégica, en un avance que no puede terminar sino con estas cuatro regiones incorporadas a Rusia. Es decir, en el peor escenario posible esa es la solución, que no tiene otra posibilidad, a menos de que haya una guerra nuclear entre la OTAN y Rusia, cosa que también es posible.
— Es posible una guerra nuclear?
—Es posible porque esta no es una guerra entre Ucrania y Rusia, es una guerra entre Rusia y la OTAN, en lo que los rusos llaman el Occidente colectivo, y particularmente con Estados Unidos. Entonces, hay un problema geopolítico muy importante, que se está escenificando en el territorio ucraniano. El conflicto geopolítico es entre un mundo unipolar y el otro mundo, la hegemonía de Estados Unidos y la Unión Europea, que es como una cola de estados. Y los que están perdiendo esta guerra realmente son los civiles que pierden todas las guerras. Y Europa occidental.
—Hemos visto declaraciones muy recientes sobre la aparente urgencia de la OTAN y de la Unión Europea acerca de suministrar más armas a Ucrania. ¿Refleja esto entonces la posibilidad de una derrota o es el aviso de una economía de guerra?
—Bueno, ellos están en la misma medida. Rusia tiene una inmensa superioridad en armas, pero no en soldados. Creo que una de las razones por las cuales esta guerra no se resolvió rápido fue porque Rusia creyó que con pocos soldados, 120 o 150 mil, y un inmenso poder, artillería y aéreo iba a resolver esto rápido. Y no fue así.
Bueno, entonces, cada vez Ucrania pide armas de mayor calibre, lo que hace crear un mayor peligro de una guerra nuclear. Ucrania se defiende movilizando a muchos soldados, con olas de movilizaciones forzadas de cientos de miles de personas.
Y Rusia empieza esta guerra con un ejército profesional, luego moviliza también (Movilizar significa llamar a las armas a la gente). Moviliza alrededor de 300.000 reservistas, lo que es el motivo por el cual ha ido cambiando el escenario de la guerra, porque había una inmensa superioridad, como decía, de soldados ucranianos, pero que no tenían protección aérea ni artillera suficiente. Entonces es una carnicería de militares ucranianos.
—¿Y los civiles?
—Sí, los civiles también. Porque los ucranianos usan a los civiles como escudos humanos. Eso fue lo que ocurrió finalmente en la historia de Mariúpol. Nos terminaron contando que a ellos no los evacuaban. Ocupaban los edificios y disparaban desde los edificios. Instalaban artillería, tanques. Los radares de los dos lados determinaban el origen del fuego y contestaban. Que eso llegaba a los lugares donde estaban disparando los ucranianos, que eran zonas civiles, escuelas, casas, edificios y cuando tenían que retirarse incendiaban los edificios con la gente que estaba metida en los sótanos.
Era invierno todavía, y encontramos gente viviendo en sótanos. Por suerte relativa los edificios soviéticos de la antigua Unión Soviética, todos tenían sótanos para la defensa en caso de ataque, en caso de guerra. Entonces la gente estaba allí, pero en esos lugares no había electricidad, no había calefacción, no había agua, no había nada.
Entonces, eso es lo que encontramos. Gente viviendo en los sótanos de los edificios que habían sido destruidos. Sea por el intercambio de fuego, como por estos batallones nazis que se atrincheraron allí y que al irse los quemaban.
—¿Esta guerra de Occidente es solo contra Rusia o hay un trasfondo?
—Bueno, yo creo que esta guerra se inicia porque en 2014, cuando se hace este golpe de Estado, se inicia la nazificación de Ucrania. Que consiste en crear un nacionalismo racista, cultural, contra lo que constituye a más de la mitad de la población de Ucrania, que es la población que habla ruso y que se siente vinculada a Rusia. Ellos empiezan a crear su nación, que no existía porque para los rusos Ucrania es como Rusia.
Entonces para crear una nación hay que crear un enemigo, un adversario. Y eso era la población de habla rusa, que es la mayoría de la población.
Sí, es como si aquí en Venezuela dijéramos que se tienen que ir todos los colombianos porque son colombianos. Ahora, los colombianos son iguales a los venezolanos en cultura, en idioma y gastronomía. Las variaciones son de matices.
Entonces, tú dices bueno, ¿cuál es el enemigo?, ¿en qué consiste?, ¿cuál es la diferencia? Que la cuestión de Bolívar y de Chávez en Colombia y Venezuela es lo mismo. Allá inventaron que Ucrania era una nación distinta y ¿cómo lo inventaron?, creando este odio nacionalista que por esa razón se considera nazi.
No solo porque, además, ellos admiran a un señor que se llamaba Stepán Bandera, que fue un colaborador de los nazis, que contribuyó al asesinato, no de rusos, principalmente, sino de polacos y judíos. Y ese es el ídolo, el héroe nacional de esta Ucrania que sale del 2014.
Yo estuve en los cuarteles del Batallón Azov, capturado en Mariúpol. Y lo que se estudiaba allí era Hitler. Los símbolos que hay allí son los símbolos nazis.
Y allí tú ves los libros que hay, las materias de estudio, los símbolos, la bandera de la SS, Hitler, la esvástica. La simbología que corresponde a una ideología neonazi que es antirrusa.
Ahora, cuando tú me dices si la guerra es entre Rusia, es que no, aquí hay una guerra que está decidiendo, yo creo, el destino del planeta. Yo creo que el objetivo principal de Occidente es China. Porque China es el peligro de la hegemonía. No solo China, también todos los grupos emergentes, los países emergentes, Irán, la India, Brasil, Venezuela. Son adversarios de la hegemonía norteamericana. Yo creo que es la reestructuración mundial del capitalismo. No es entre socialismo y capitalismo.
Porque, claro, hay un debate sobre si China es socialista o capitalista. Pero, es un capitalismo distinto y un capitalismo no hegemónico, multipolar, donde tú haces negocio con China o con Rusia, con India, con Irán, pero ellos no te exigen a ti que tengas que tener un tipo de organización social, política, ideológica, como es la que te exige el Fondo Monetario Internacional.
Ellos no te dicen que tú debes tener un tipo de organización fiscal donde no haya subsidios a la población, que tú no tengas programas sociales para ayudar a la gente. Que tú no inviertas dinero en subsidiar el transporte o la salud.
Entonces ellos, el Fondo Monetario, te exige a ti incorporarte a una ideología, que es lo que llamamos neoliberalismo; privatizar todos los servicios; convertir todo en mercancía; generar el negocio en todas las áreas de la vida social.
Pero cuando tú haces negocio con China, no hay ideología metida detrás.
—¿Podría decirse que en este conflicto se debate un nuevo orden mundial entre Occidente y una coalición multipolar de países progresistas?
—Bueno, pueden ser progresistas o no. Yo no entro en esa porque hay muchos gobiernos progresistas como, por ejemplo, el de España, donde gobierna la izquierda, como el de Chile, que gobierna la izquierda, y que apoyan a los nazis.
España le manda armas al Gobierno de Ucrania como parte de la OTAN. Chile ha prometido ir a colaborar en el terreno del desminado de las zonas de combate. Entonces, no sé si ser progresista ya significa lo mismo.
Yo creo que esto (el conflicto) también está cambiando toda la forma de pensar del mundo, porque tú tienes gobiernos de ultraderecha que son antiimperialistas, por ejemplo el de Hungría, y tienes gobiernos de izquierda que son pro imperialistas como el de España o el de China.
Entonces, toda esa categorización a la que nos hemos acostumbrado está cambiando. Hay un revoltijo ideológico mundial, pues este nuevo orden no implica que esos países sean socialistas o de izquierda. Irán es un país que no tiene nada de socialista, pero es antiimperialista. Y eso une a Venezuela con Irán.
El Gobierno de Venezuela aspira a construir una sociedad socialista. El Gobierno de Irán no ha proclamado nunca una sociedad socialista.
Galería fotográfica del reportaje de una guerra contra civiles
Durante su estadía por las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, y Mariúpol el año 2022, el reportero chileno de TeleSUR, Alejandro Kirk, captó a través del lente de su iPhone las imágenes de los bombardeos a zonas civiles, así como las hostilidades que enfrentan estas ciudades por el conflicto de Occidente contra Rusia.
SARAH ESPINOZA / CIUDAD CCS