Retina │ Heroicidad y revolución
El contraste entre la heroicidad de la lucha por el poder y la burocracia de una oficina
12/03/23.- En una novela nicaragüense un personaje pregunta a su jefa si recuerda algunos momentos, de mucho peligro, que vivieron durante la guerra de Liberación Nacional, en la que participaron como combatientes del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) para derrocar al dictador Somoza.
El diálogo ocurre en alguna oficina, en medio de una enorme presión administrativa que los urgía a terminar un informe que deberían elevar a departamentos superiores en el menor tiempo posible. El personaje que iba contando cada recuerdo terminaba cada narración con la pregunta: “¿Te acordás?”. Finalizada la tercera o cuarta anécdota, cambia la pregunta y dice: “¿Alguna vez en esos momentos pensaste que todo eso era para que después nos asustara un memorándum?”.
Me llama la atención este contraste entre la heroicidad de un período concreto de la lucha por conquistar el poder y el aburrido tono burocrático de alguna oficina, de algún ministerio revolucionario, donde hay una tarea que programar, cumplir o reportar. ¿La lucha se terminó con la toma del poder?
Me interesa mucho porque la cultura de izquierda con la que crecí tenía como uno de sus propósitos la formación del llamado “hombre nuevo”, término que en nuestras actuales circunstancias suena equivocado y que, solo para propósitos de este escrito, podríamos entender como la conformación ética de una forma más elevada de humanidad.
Si bien ese viejo concepto contenía como valores la solidaridad, la honestidad, la formación, la entrega, quizá para gran parte de mi generación tenía un enorme componente de valentía, intransigencia y arrojo.
El poeta salvadoreño Roque Dalton escribió que los comunistas de su país eran capaces de morir en las torturas sin delatar a nadie, pero que eran incapaces de asaltar un nido de ametralladoras.
Esta forma de romanticismo tiene mucha fuerza todavía hoy. Hay quien está convencido o convencida de que, llegado el momento, podrá demostrar en combate su enorme valía y compromiso, su entrega completa a la Revolución, pero no en una oficina.
No dudo de esos grados de compromiso, pero me preocupa todo el tema de concreción de los ideales revolucionarios. Aunque no nos guste, para hacer Revolución hace falta planificar, revisar, tener estadísticas, cumplir metas y hasta redactar memos. Todas ellas tareas que hay quien calificará como burocráticas y hará pensar que se trata de cosas poco valiosas y que no requieren ningún esfuerzo.
¿Qué duda cabe? En tiempos heroicos actúan heroínas y héroes, pero ¿una Revolución no debe ser permanentemente heroica? Yo creo que, por definición, lo es. Siento que en cada tarea, en cada texto que entregamos, y hasta en el horario que cumplimos, tiene que estar nuestro compromiso con una forma más elevada de humanidad. Hacerlo bien, respetar la responsabilidad que nos ha sido asignada, siempre es heroico.
No me conformo con los planes que se anunciaron y después no ocurrieron. Me entristece que se borren de la memoria, que no se haya evaluado en el camino qué iba mal y que luego se anuncien nuevos planes que nos ilusionan y que nos hacen perder de vista las desilusiones.
Sé que hablo desde una pulsión muy personal, pero prefiero compartirla porque sueño con una humanidad de nuevo tipo, una justa, solidaria y libertaria, y creo que es tarea que nos corresponde a todas y todos.
Freddy Fernández
@filoyborde