Araña feminista │ Hablo, grito y pateo

13/03/23.- ¿Quién cuida a las que limpian? ¿Quién cuida a las que nunca han dejado de producir y trabajar?

Hablo, grito y pateo la mesa, porque estoy cansada de la injusticia contra las mujeres. Siempre estaré en la sampablera, para el debate y para defender un proyecto político que es el feminismo, ese que denuncia el patriarcado. Ese feminismo que denuncia el racismo y todo tipo de opresión. Hablo, grito y pateo la mesa. Soy “tóxica”, “pedante”, “soberbia”, pero es que no puedo contener la rabia ancestral que me produce sabernos esclavas las mujeres latinoamericanas: las “sudacas”, y las caribeñas de los amos del norte que también se encuentran en el sur. Llevamos a cuestas el trabajo esclavo, ese que hace la compañera en su barrio, en su casa, liderando sola un hogar, mientras que el padre de sus hijxs y la sociedad las abandona. Trabajo esclavo el que hace la migrante para suplir las necesidades y placeres de la clase media y alta, a cambio de migajas, a cambio de maltratos.

Ayer, conversando con mi mamá, quien vive en Charallave, me comentó que una conocida, adulta mayor, limpia una casa por Bs. 50 al día en una zona de clase media del municipio. Si eso no es esclavitud, me dirán qué es. Trabajo esclavo el de la campesina, pescadera, cacaotera y cafetera bajo la bota transnacional. Muchas son víctimas de la violencia y de la explotación sexual, víctimas de maternidades forzadas, víctimas de engaños, víctimas de cualquier tipo de explotación como lo es el gran negocio de vientres de alquiler. Y a todas estas, ¿en qué quedarán sus deseos, sus placeres, su erotismo y sexualidad? Me pregunto, ¿cómo tener una vida y trabajo dignos si sus derechos sexuales y reproductivos están cercenados? Lo que no se nombra no existe, lo que no se reconoce nos lo arrebatan.

Sin embargo, el feminismo o los feminismos me hacen entender que otros mundos son posibles. Lo que se nombra, lo que se verbaliza, se va construyendo. Hablamos de otras formas de ser y de quehacer distintas a esta cultura capitalista y patriarcal.

Conmemorando, una vez más, el 8M, tengo la convicción de que vencerá la enredadera colectiva, vencerá la resistencia, la palabra incendiaria, el acuerpamiento, hermanas/es, la sororidad internacional. Vencerán otras maneras de relacionarnos, de producir, de socializar lo que hacemos. Vencerán otras formas de querernos. Vencerá la puesta en común, queridas compañeras.

 

Laura Cano


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