Vitrina de nimiedades | La resaca de las redes sociales
A muchos usuarios nos sigue pareciendo increíble exponernos tanto y aún seguir en línea
18/03/23.- Del arrepentimiento casi nadie se salva. Suerte tienen aquellos a los que no les pesa nada, ni siquiera los errores reconocidos. Pero hay una variante especial, un estadio particular de lamento tenue, ligero, hermano menor de la resignación. En general lo provoca algún asunto parcialmente remediable que, al final, casi siempre se queda como está. Pasa en la vida y en las redes sociales. Me pasa a mí con Facebook.
Como millones, mi debut como usuaria de redes comenzó en esa plataforma. No digamos cuándo ocurrió para mantener la partida de nacimiento donde está. Fue pasión a primer logueo: empezar a ver la vida de otros y mostrar la mía es un ejercicio colectivo de construcción de “imagen pública” único. Casi todos, al mismo tiempo, exhibiendo nuestra vida para sentirnos cercanos, humanos, reales, buscándonos en una plataforma que guarda a placer información sobre nuestros gustos, hábitos e incluso frustraciones.
Ese encuentro no podía estar libre de excesos: muchos compartimos de sobra. Estados de ánimo, indirectas, declaraciones de amor y de guerra digitales, fotos de nuestra “mejor versión” y demás datos necesarios para decirle a la Web: “Estamos vivos”. Muchas horas/tecla y horas/scroll están detrás de esos álbumes que compartimos para dejar testimonio de nuestra existencia virtual.
Nacer en el mundo de las redes sociales también fue el reencuentro con afectos y odios del pasado. Aún no está claro quién fue el genio de la ola de reuniones de exestudiantes que propició Facebook, pero unos cuantos restaurantes y bares agradecen esos momentos que muchos disfrutamos. De los regresos amorosos, las rupturas sentimentales, el “stalkeo” a la gente enemiga y el bloqueo de personas no queridas a través de esta red hablamos otro día.
Hoy, casi 3.000.000.000 de usuarios activos siguen compartiendo la vida (o la versión que mejor prefieren de esta) en Facebook, la red con más seguidores en el mundo. Probablemente, su condición pionera y sus fortalezas para el marketing digital la mantienen en ese lugar. Sí, ya sabemos que para las nuevas generaciones ese sitio puede ser la sala donde se reúnen los mayores para compartir. Pero para un grupo de usuarios nos sigue pareciendo increíble habernos expuesto tanto y aún seguir en ese lugar.
Todavía no logro saber qué me impide dejar Facebook. Por razones de trabajo, mantengo la cuenta activa para entrar, buscar lo que necesite y salir corriendo. No tengo la fuerza suficiente para depurar mi perfil y dejar aquello que confirme mi existencia digital sin estridencias. Sí, en ese mundo uno también tiene derecho a cuestionarse.
Algún día tendré el valor de volver sobre esos pasos. No me atrevo a ponerle fechas. Necesito superar un poco más esta resaca que dejan las redes sociales, tan parecida a las borracheras que preferimos olvidar.
TikTok, lo siento: ya sabes por qué aún no estoy preparada para declararme ciudadana de tu mundo.
Rosa E. Pellegrino