Piscosoma | Sororidad

21/03/23.- Este término de sororidad es la condición de pertenecer a una hermandad o alianza entre mujeres; significa ser aliadas y amigas. De la etimología protoindoeuropea suésor, del latín soror, en español corresponde a hermana carnal. Sororidad es equivalente de la palabra inglesa sisterhood, utilizada en los años setenta por la madre del feminismo de la segunda ola, la escritora Kate Millett, que revolucionó con su libro Política sexual.

En las lenguas romances, inglesa y en el medioevo este vocablo ya existía, y la antropóloga feminista mexicana Marcela Lagarde y de los Ríos, en 1948, la propuso motivada por “las muertes de Juárez” (Chihuahua, México). Ella manifiesta que la sororidad es una dimensión ética, política y práctica del feminismo contemporáneo e involucra el despertar de la conciencia y la identidad para lograr el empoderamiento de las mujeres.

Nuestras ancestras las practicaban y todavía se mantiene en los ritos de nuestras abuelas aborígenes y africanas; siempre ha sido la mujer la creadora y criadora de la prole, y en esas comunidades los hijos e hijas son de cuido comunitario. En trabajos antropológicos, se han descubierto fardos funerarios de mujeres embarazadas bien conservados con yerbas medicinales, así como niños con operaciones craneales. Las mujeres dedicadas a Inti —el dios sol— eran preparadas en el arte de la guerra, la poesía y la danza por la mamaccolla (cuando se funda el Tahuantinsuyo, el Virú de los incas, es Mama Ocllo la que protege, junto a Manco Capac).

La sabiduría ancestral de nuestras matriarcas de esta patria grande la estamos recuperando poco a poco y ante violaciones imperialistas: española, estadounidense, inglesa y europea. Somos más conscientes del entramado de manipulaciones y de la necesidad de retomar conocimientos y prácticas culturales milenarias para desmontar ideologías del sometimiento como de la competencia, a través de cánones de belleza occidental, en detrimento de su sabiduría; y si es anciana, se la ignora de plano e invisibiliza. Muchas entonces se deprimen y someten a cirugías de retoques full body.

Las mujeres desconocen la fuerza de la hermandad, y, tanto adultas como jóvenes prefieren tener más amigos varones que hembras y creen en los prejuicios inventados por el sistema según los cuales “somos enrolladas”. Se cumple así el axioma “Divide y vencerás”. Mediante profecías autocumplidas nos han inculcado que las mujeres bellas son tontas o que “la suerte de la fea, la bonita la desea” y así miles de otras sandeces, porque siempre nos han bombardeado con la competencia y envidia entre nosotras. Nos presentan como las débiles de las películas o las malas, las traidoras, las Evas o Cármenes, o satánicas o voluptuosas, o que no podemos convivir en grupos porque les arrebatamos el novio, marido o amante a las otras.

Las mujeres seguimos estigmatizadas y al compartir en grupos o caminar abrazadas por las calles o ir tomadas de la mano nos tildan de gays o lesbianas. Entonces, ¿una adulta mayor está fuera del libreto y asociar su imagen con la sensualidad o imaginar a una Lolita con todas las estaciones es casi imposible?

 

Rosa Anca


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