Hablemos de eso│ Del 19 al 20 de marzo, con unos años en medio

Frente a consecuencias en Libia e Irak, los pozos petroleros trabajan para transnacionales

26/03/23.- El 19 de marzo de 2011, 20 cazas de las Fuerzas Aéreas francesas iniciaron el bombardeo sobre Libia. En la noche, las fuerzas navales estadounidenses y británicas comenzaron el lanzamiento de más de 110 misiles de crucero Tomahawk. Las fuerzas combinadas de Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia, con otros países a la cola, iban amparadas en una resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, con la encomienda de defender a los pobladores libios.

La guerra civil había comenzado antes, instigada por fuerzas extranjeras, y la oposición que exigía la salida de Gadafi lo hacía con las armas en la mano. La “defensa” de civiles sería radicalmente ineficiente: desde el 19 de marzo hasta 26 de mayo, los bombardeos de la OTAN y de la coalición internacional mataron a 718 civiles e hirieron a 4067. Y esa fue apenas la primera fase de la intervención.

El 14 de junio, el presidente sudafricano Jacob Zuma declara que la OTAN estaba aprovechando la resolución de las Naciones Unidas para generar por la fuerza un cambio de régimen, realizar asesinatos políticos y favorecer la ocupación militar extranjera. El 27 de junio, la Corte Penal Internacional da órdenes de arresto contra el líder libio Muamar Gadafi; poco después, los agresores reconocen al Consejo Nacional de Transición (CNT) como la “autoridad gubernamental legítima”.

Se operaba con un guion paralelo al que nos aplicarían posteriormente, solo que en nuestro caso este gobierno y este pueblo no permitiríamos que nos llevaran a la guerra civil.

Bajo la dirección del CNT, la capital fue ocupada y Gadafi asesinado de manera infamante. Libia, que había sido el país africano con mayor índice de desarrollo humano (IDH) y refugio para los migrantes del sur de África, fue destruida como Estado y sumida en una situación caótica. Solo los pozos petroleros libios han seguido trabajando con “normalidad”, ahora al servicio de amos del norte.

En noviembre de 2017, CNN y la prensa hegemónica se horrorizaban al verificar la existencia en Libia de “mercados de esclavos”. Olvidaban señalar que la intervención de las fuerzas militares de Estados Unidos y la OTAN habían sido decisivas para crear la situación que hizo posible esa y toda otra clase de horrores.

De ahí en adelante comenzaría la ola de migrantes africanos hacia Europa, atravesando el Mediterráneo y dejando miles de muertos. Los europeos cosechaban los resultados de su infamia, pero la cuenta la siguen pagando los y las pobres de la tierra, condenados a migrar en busca de la vida y rechazados por los responsables y beneficiarios de su circunstancia.

El jueves 20 de marzo de 2003, ocho años antes, comenzó la invasión a Irak por otra “coalición” de fuerzas encabezadas por Estados Unidos. La principal justificación para esta operación, que ofreció el presidente norteamericano George W. Bush y sus aliados en la coalición, fue la afirmación de que Irak poseía y estaba desarrollando armas de destrucción masiva (ADM), violando un convenio de 1991. Funcionarios de los Estados Unidos sostuvieron que Irak representaba una inminente, urgente e inmediata amenaza a su nación, su pueblo y sus aliados, así como a sus intereses. Mucho se criticó a los servicios de información, y los inspectores designados al efecto no encontraron pruebas de que existieran las pretendidas armas de destrucción masiva. Después de la invasión, el grupo de investigación en Irak llegó a la conclusión de que este país había terminado sus programas para desarrollar dichas armas en 1991 y no había ninguna en el momento de la invasión.

El portal de USA Today describe en un artículo las desesperadas órdenes de los oficiales estadounidenses en Irak para hallar las ADM. Los inspectores no pudieron encontrarlas.

Según una encuesta de The Washington Post y ABC News realizada en 2019, alrededor del 52 % de los habitantes de los Estados Unidos cree que la administración Bush los engañó con deliberación sobre la presencia de armas prohibidas en Irak.

Hans Blix, inspector de la ONU dice, según el artículo de Usa Today, que la “realidad virtual” de Washington sobre Irak eventualmente chocó con “nuestra realidad ordinaria pasada de moda”.

Las versiones que se cuentan están vinculadas de manera directa con los intereses de quienes la cuentan. Lo saben tan bien que parte de la guerra permanente y total es la fabricación de realidades.

 

Humberto González Silva


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