Mario Sanoja: Situación actual es el inicio de un cambio estructural
Entrevista realizada por Ciudad Ccs al cronista capitalino, en mayo del 2018
— José Ignacio Cabrujas decía que Caracas es una ciudad que no termina de construirse. ¿Eso es verdad?
—Todas las ciudades vivas, y Caracas es una de ellas, son espacios sociales en permanente construcción. El castro que Losada fundó como Caracas se asentó sobre la planta de una extensa aldea caribe-toromaima que, de acuerdo con los fechados de C14, se construyó entre 1300 y 1595 años de la era. La primera reforma de aquel espacio urbano colonial originario que se estabilizó en 1595, comenzó aproximadamente en 1674, cuando se terminó de construir la actual catedral, la Plaza Mayor y varios otros conventos e iglesias. La segunda reforma urbana, la guzmancista, ocurrió hacia finales del siglo XIX, cuando se construyó un nuevo centro urbano que exaltaba los valores y las instituciones republicanas: Transformó la antigua Plaza Mayor en la Plaza Bolívar, construyó el Palacio Federal sobre la planta de antiguos conventos y promovió la creación de una nueva traza urbana que sobrevivió hasta 1945, cuando se inicia otra nueva reforma urbana. A partir de entonces, al lado de El Silencio se construyó el Centro Simón Bolívar y diversos ejes viales como las avenidas Bolívar, Baralt, Fuerzas Armadas y la avenida Libertador, los cuales alteraron significativamente el antiguo casco urbano colonial de la ciudad. La construcción de la Gran Caracas produjo una ciudad caracterizada por una profunda dicotomía cultural e ideológica entre las poblaciones caraqueñas del oeste y del este. La cultura urbana, catiera original, muy matizada por el carácter comercial-industrial de la parroquia Sucre, se fortaleció con la construcción del núcleo urbano del 23 de Enero y la afluencia de una gran migración rural. El poblamiento del este de Caracas se nutrió originalmente con las primeras migraciones de habitantes provenientes de las parroquias caraqueñas tradicionales de clase media y alta burguesía, así como de un contingente de inmigrantes europeos, originándose un nuevo estilo de vida burgués que se tradujo en el auge de la construcción de nuevos urbanismos.
—Según sus crónicas acerca de Caracas, publicadas en el diario Últimas Noticias, pareciera que todo tiempo pasado fue mejor. ¿Es así?
—Uno tiende a pensar que el pasado es mejor porque la memoria tiende a borrar las cosas negativas de la antigua vida y a magnificar las del presente. La actual guerra económica nos ha devuelto el interés por las cosas sencillas y, particularmente, una nueva noción de la inventiva gastronómica. Debemos entender que la situación actual de nuestra Patria no es una coyuntura pasajera, sino el inicio de un cambio estructural y cultural profundo que afectará no solo a los venezolanos del común, sino que barrerá, igualmente, con la actual clase de comerciantes especuladores y los partidos políticos que han conspirado y conspiran para destruir nuestra nación.
—¿Caracas puede convertirse en una ciudad comunal?
—No solo puede, sino que debería convertirse en una ciudad comunal. La clave del cambio social no solo radica en la economía, sino también en la transformación de las relaciones sociales. En muchas partes del oeste de Caracas las relaciones comunales están transformando el imaginario individual capitalista en un imaginario colectivo que planifica la vida cotidiana para beneficio de toda la comunidad.
—La viveza del caraqueño, ¿para qué le sirve?
—Yo creo que la mentada viveza solo sirve para amargar la vida de la gente honesta. La llamada “viveza criolla” no es un componente estructural de la personalidad cultural caraqueña. Como dicen los margariteños, los vivos serán “argunos”.
—¿Qué error hemos cometido que no hemos sabido comunicar los valores que tanto predicamos?
—El error fundamental que ha cometido la Revolución en la tarea de comunicar los valores socialistas radica en haber continuado desarrollando la política burguesa que considera que la cultura es solo entretenimiento y arte, olvidando que ambos son solo una parte del todo cultural. La cultura alude a la manera de vivir, al modo de vida integral de la sociedad, a la ideología que cohesiona los sujetos sociales expresada en un sistema de valores. Una Revolución es un proceso cultural que dinamiza la historia de los pueblos. El Comandante Chávez, que lo entendió claramente, se autodesignó como su propio ministro de Cultura, dejando que otros se ocuparan de la guinda del plato: el entretenimiento –el goce y la diversión— y el arte —la estética, pero no forma valores sociales positivos para crear y mantener una revolución socialista.
ROBERTO MALAVER / FOTOGRAFÍA: VLADIMIR MÉNDEZ / CIUDAD CCS