Ahora los pueblos | Haití libre y soberano
Haití es un país arrojado al basural, por eterno castigo de su dignidad.
Eduardo Galeano1
30/03/23.- El 29 de marzo de 1987 se promulgó la Constitución política de la República de Haití, razón por la cual, en esta fecha, un conjunto de movimientos sociales impulsan cada año acciones internacionales de solidaridad, dirigidas a rechazar la injerencia estadounidense, canadiense y francesa que ha sumido este país en una profunda crisis humanitaria.
Haití fue la primera nación del mundo en abolir la esclavitud, así como la primera en América Latina y el Caribe en lograr su independencia. Sin embargo, su largo historial de golpes, intrusiones y ocupaciones por parte de potencias extranjeras la convirtieron en el territorio más saqueado y empobrecido de la región. Venezuela, Colombia y otras naciones mantenemos una deuda histórica con la única república que cooperó de manera efectiva con nuestra independencia del Imperio español.
El decadente imperialismo estadounidense, en su fase delincuencial, se expresa con toda su fuerza en una guerra de exterminio contra el hermano pueblo haitiano. Señala el coordinador de la Plataforma para el Desarrollo Alternativo de Haití, Camille Chalmers, que: “A partir de 2010 comenzó una nueva etapa en la vida política de Haití gobernada por la extrema derecha y dirigida explícitamente desde Washington, que tiene como objetivo fundamental frenar el proceso de movilización popular".2
Chalmers indica que el actual primer ministro Ariel Henry es el tercero en línea, con el asesinado Jovenel Moïse y su antecesor Michel Martelly, en levantar las banderas de la extrema derecha que ha impuesto la "gangsterización" de la política nacional, que persigue la destrucción de las instituciones y la instauración de un régimen de terror a través de las bandas paramilitares que controlan los territorios y sus recursos, originando constantes masacres de civiles. Este alto grado de represión busca romper el tejido social y despojar al pueblo de la soberanía sobre sus recursos, dejando el paso libre a las corporaciones estadounidenses y europeas.
Existe una articulación muy clara entre los grupos de extrema derecha en el poder y las bandas armadas que gozan del financiamiento y armamento proveniente de Estados Unidos. Los líderes de estos grupos delincuenciales son haitianos repatriados con formación paramilitar que pertenecen a redes transnacionales del crimen organizado. El magnicidio de Jovenel Moïse fue el detonante para la escalada de violencia que busca frenar la movilización popular. Cabe destacar que la caotización en la que está sumergida la nación es una amenaza para todo el Caribe y ha generado una crisis humanitaria de gran magnitud.
Sostiene Camille Chalmers que
Haití es un laboratorio de las nuevas formas de intervención, control y dominación en América Latina. Y muchos Gobiernos de la región han sido cómplices de esta situación con las tropas de ocupación de la Minustah, que solo dejaron destrucción, muertes, enfermedades, miseria y violaciones.3
Es imprescindible que los pueblos latinoamericanos y del mundo expresen de forma cada vez más contundente su solidaridad con el hermano pueblo haitiano. La difusión y análisis de su situación nos ayudarán a entender las nuevas formas de dominación y los caminos para avanzar en la obra iniciada por los comandantes Hugo Chávez y Fidel Castro por un Caribe autónomo, libre y soberano.
Anabel Díaz Aché
Fuentes consultadas:
(1) Galeano, E. (2012). Haití: la maldición blanca. De Corresponsal de Paz. Disponible en: http://archivo.corresponsaldepaz.org/es/Opinion/opinion-general/galeano-haiti-maldicion-blanca.html
(2) Szalkowicz, G. & Chalmers, C. (2022, mayo 10). Haití es un laboratorio de las nuevas formas de dominación en Latinoamérica. De la revista digital América Latina en Movimiento (ALAI). Sitio web: https://www.alai.info/camille-chalmers-haiti-laboratorio-dominacion/