Memorias de un escuálido en decadencia | Judas
06/04/23.- —¡Aparta de mí ese cáliz! Carajo, nunca se habían visto tantos Judas juntos en una Semana Santa. La procesión ha sido grande. Es verdad que nosotros también tenemos unos cuantos que deben estar cagadísimos, porque esta gente ha robado, pero nosotros no nos quedamos atrás. Ahí están las declaraciones del compañero Calderón Berti, que cuando llegó a Monómeros salió corriendo cuando vio a Manuel —Filósofo— Rosales dando órdenes de una vaina de la que no conoce nada. Sin embargo, ahí está el compañero, mandando en el Zulia como gobernador. Pero no hablemos de las vainas de nosotros, hablemos de estas gentes que, después de tanto decir "leales siempre, traidores nunca", traicionaron a todo el mundo, sobre todo al que los puso ahí y a ellos mismos. Y una vaina que da mucho que pensar es que en ese partido socialista, el PSUV, ahí como que nadie se ha leído el manual de ética que publicaron hace algún tiempo. El libro se llama: Código para la honestidad, ética y disciplina revolucionaria de la militancia del PSUV. Así se llama. El vicepresidente de ese partido, es decir, el hombre de la Feria —del mazo— de la alegría, debería todos los lunes, en la rueda de prensa que hacen, caerles a preguntas a esos que están ahí para ver si por lo menos le han echado un ojo a ese libro. Eso ayuda, aunque parezca mentira: leer no hace daño y ayuda, aunque ustedes no lo crean. Además, es corto, tiene dieciocho páginas, y mientras se escucha la palabra orientadora del diputado textil, Pedro Carreño, hablando en la Asamblea Nacional, dándole distancia y categoría a esa institución, se puede leer facilito.
Decía, pues, que la vaina asusta. Porque de repente es verdad que esta gente está tomando la corrupción en serio, y al rato se vuelven contra nosotros y nos joden bien jodidos. Ahí está por ejemplo el antiguo interino. Ese carajo está loco, diciendo que recibió un dato de que lo iban a meter preso, y Manuel Rosales lo llamó para pedirle el dato, para ver si se metía unos reales. "Pásame ese dato, Guaidó", le dijo. Puso su tuiter buscando apoyo y lo que le salió fue una inmensa mayoría que lo quiere ver con la braga anaranjada y las esposas puestas. Es más, parece que cuando Trump estuvo preso por un rato, pidió al dictador que le enviara a Guaidó, porque ese error lo cometió él, y él lo tiene que pagar también. Es decir, estamos jodíos. Lo mejor es estar calladitos y no estar alardeando por ahí de que esos carajos son corruptos, porque aquí hay un pajar que se puede prender de un momento a otro. Todos nos conocemos. Todos sabemos quiénes somos y cómo llegamos aquí. Así que no nos vengan con mucha vaina. Todos tenemos un rabo de paja que se puede incendiar en cualquier momento y lo mejor es morir callados. Tenemos también un montón de Judas, unos que no gritan "leales siempre, traidores nunca", pero que son traidores siempre y mucha gente los ha visto llenos de contento con su cargamento de reales en todas partes.
El papá de Margot se sentó a ver la televisión y en ese momento estaban dando la noticia de que se incorporaban nuevos corruptos a la cárcel venezolana. Y allí empezaron a salir esposados y con sus bragas anaranjadas y ahora las sillas no tenían sus lazos, porque los que venían con lazos eran ellos. Y el papá de Margot se puso de pie y dijo: "Allí van. Millones de dólares os contemplan". Y se empezó a reír solo. Y luego, cuando terminó la noticia, apagó el televisor y se fue al cuarto, y viéndonos a Margot y a mí nos dijo: "Yo soy un corrupto, porque le robé el corazón a Senona". Y llegó al cuarto y agarró la puerta y le metió ese coñazo tan duro, que la vecina salió gritando: "Te agarró la policía anticorrupción, muérgano".
—Soy el ladrón de tu amor... —me canta Margot.
Roberto Malaver