Mundo alerta | Entre cogobiernos de derecha y un "outsider": Bukele
La realidad latinoamericana
09/04/23.- En 2023, mientras las encuestadoras rastreaban un outsider para Brasil, ocurrió algo inédito: la derecha culminó tres períodos de cogobierno con la izquierda. En 2018 había iniciado otros dos en México y Colombia.
La alianza bicolor nunca antes prosperó en los anteriores treinta años de gobiernos democráticos electos: Bolivia (1982); Argentina (1983); Uruguay (1984); Brasil (1985); Guatemala (1985); Haití (1986); Paraguay (1989) y Chile (1989), entre otros.
Ahora la coalición, que varios analistas bautizaron como gobierno de "izquierda moderada no excluyente" (IME), resultó muy atractiva para el neoliberalismo, que no puede recuperar el poder —al menos por ahora—, pero debe sobrevivir políticamente.
Coaliciones interminables
La fórmula IME encontró piso en 2003 cuando Lula da Silva asumió por primera vez la jefatura de Estado en Brasil con el 61 % de los sufragios, escoltado por una amplia coalición de partidos de derecha, centro derecha y extrema derecha. Fiel a la alianza electoral, el exsindicalista postuló a la vicepresidencia al centroderechista Geraldo Alckmin, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB). En su segundo período (2007), Lula obtuvo el 50,9 % contra 49,1 % del ultraderechista Jair Bolsonaro. Ese año Lula compartió su triunfo con José Alencar Gómes da Silva, también del PSDB, en la vicepresidencia. En su tercera gestión presidencial (2023), el mandatario pernambucano ganó con el 48,61 % de los votos contra 41,64 % de Geraldo Alckmin, del centroderechista PSDB, quien también ejerció la vicepresidencia. En ese contexto estratégico la IME reactivada por Lula está oxigenando a la derecha en México, Colombia y Chile bajo las presidencias de Andrés López Obrador, Gustavo Petro y Gabriel Boric.
La estrategia permite a los socialistas superar el déficit de curules legislativos y a la derecha marcar distancia de las ideas comunistas y radicales de izquierda, además de contribuir a la ruptura del abstencionismo antipartido y atraer no pocos liderazgos a favor de la IME, como Geraldo Alckmin, cuando en 2021 abandonó la derecha y se afilió al Partido Socialista Brasileño (PSB).
Campo minado
El rumbo ideológico de la izquierda y la derecha latinoamericanas se definió con claridad desde la década entre los setenta y ochenta, cuando el neoliberalismo reconoció que "el sistema está agotado", pero no podía cambiarlo porque el Estado capitalista es "incompatible" con el Estado social. Para encontrar opciones, los viejos y nuevos liderazgos neoliberales del continente —incluida Venezuela— deberán remontar una empinada cuesta: "hay espacio" para una figura (el outsider) o una propuesta política "antiestatus", pero "ninguno de los políticos notables de la actualidad rebasa los veinte puntos porcentuales de simpatía". En opinión de Jesús Seguías, director de Datincorp, 63 % de los venezolanos cree que su Presidente ideal para 2024 no debe estar alineado con los actuales protagonistas políticos.
Por otra parte, los discursos de campaña están teñidos de colores partidistas por haber sido diseñados para consumo de las cúpulas y las militancias partidistas, no para complacer las aspiraciones populares.
La opción sin rostro
Los tiempos de crisis y confusión general son propicios para el outsider, una figura nueva, fresca, personalísima, independiente, generalmente carismática y audaz, capaz de contagiar su emoción personal a la masa. Ese carácter es el que lo hace un individuo impredecible, inmanejable, tal vez milagroso, pero también peligroso. A quienes se dejan seducir por la aventura no es necesario recordarles que en 2001 Argentina estrenó una larga lista de outsiders: cinco Presidentes de la República en apenas once días. Solo con Fernando de la Rúa, el estado de sitio dejó 38 muertos, cientos de heridos y cuatro mil detenidos. El mandatario tuvo que escapar de la Casa Rosada en helicóptero para evitar que lo lincharan. ¿Nayib Bukele, salvador de El Salvador? Apenas un outsider en ciernes.
La coalición con Lula cumplió tres períodos.
Raúl Pineda