Caraqueñidad | ¿Qué hiciste tú en Semana Santa?
¿Conseguiste el palito de romero?
10/04/23.- Además de los acostumbrados Punto Fijo y Playa Seca, a que nos sometimos la mayoría, hubo quien, sin duda, cumplió con lo impuesto por los mandatos del clero más que por las tradiciones familiares.
Del deber hacer al hacer hay un tramo real, quizá duro por lo vivido hoy, pero ineludible, y seguramente a todos se nos acaba de evidenciar en este sagrado lapso iniciado con la llegada de Jesús el Domingo de Ramos y culminado con su ascensión a los cielos el Domingo de Resurrección.
En teoría, y también en la práctica, el venezolano (principalmente el caraqueño, crisol de tradiciones), en medio de tanta abstinencia, inicia su periplo de renovación de fe cuando acude a buscar su palma bendita para hacer amuletos y protecciones de acuerdo con el grado de creencia de su grupo familiar. ¿Usted fue? ¿Consiguió palmas? ¿Se las regalaron? ¿Cuánto hubo de pagar por su trozo de espiga bajada por los Palmeros de Chacao (según la tradición) y bendecida por los curas caraqueños? ¿Cuántas crucecitas hizo? ¿Surtió a todos sus familiares, vecinos y amigos más allegados? Respuestas que solo usted sabe...
Eso fue el domingo, mientras que lunes y martes son como cuando los deportistas hacen sus ejercicios de calentamiento precompetitivo. En medio de esta situación, unos están preparando el equipaje para la playa y la rumba; otros, creando un mapa de la bitácora religiosa que harían desde el miércoles. Todo supeditado al bolsillo. Y la bendita incertidumbre: ¿habrá luz y agua?
Repentinamente, desde el empíreo político se hizo un sagrado anuncio: "Mañana martes pagan la pensión". Un "ufff" en coro emergió de lo más profundo del pueblo de a pie, que con regocijo dijo: "Al menos compraré un par de kilitos de sardinas o quizá raya o cazón para mi pastel de pescao". Y no faltó quien agregara: "¿Será que viene acompañado con un bono del Nazareno?"… y otros más incrédulos corrigieron: "Será con el bono de la Crucifixión...". Guillo, vale. No hay que ser tan ateos. Los milagros sí existen…
Lo cierto es que ese bono había que gastarlo antes de pensarlo porque en la planificación te arropa la hiperinflación, ya que antes de la entrada del Hijo de papá Dios, el dólar estaba a un precio referencial, y con el pasar de los escasos días santos, ese engendro verde preparó sus alas para subirse también a lo más alto, pero no del cielo, sino de la cadena especulativa.
Días púrpura
Ya era Miércoles Santo. Causó impresión el observar (como no lo notaba desde hacía tanto tiempo) a un hombre joven, de unos treinta años quizá, descalzo, con su inmensa cruz de madera a cuestas, trajeado de Nazareno, pagando promesa. Ni el modernismo ni la globalización han acabado con eso. ¡Bendito! La distancia recorrida por aquel penitente no importaba, solo interesaba la fe reflejada en su rostro compungido que delataba estar apostando, en ese acto, su último ticket hacia la consecución de una señal de misericordia por parte de nuestro Señor Jesucristo hecho Nazareno. ¿Y quién no le tiene fe? Un aura de paz, sosiego, salud y serenidad que genera por aquella venerada imagen rodeada de orquídeas moradas que expelen un "oxígeno" especial, de certeza acerca de que los objetivos se van a lograr. Claro, cada quien pide y también ofrece lo suyo. La fe lo dirá. ¿Usted fue? Y aunque cada vez se ven menos actos de sacrificios, la devoción por el Nazareno está viva.
Eso se notaba en la mirada profunda de Jesús que, aunque refleja dolor por el peso de la cruz, la corona de espinas y su inevitable destino, transmite mucha confianza porque él se está sacrificando por todos nosotros. Tanta intimidad se logra al estar con él, que uno se atreve a contarle sus cosas, que él ya las sabe pero es necesario volcarlas sobre un amigo que pacientemente te oye y del que esperas respuestas con fe, que te liberen de tus miedos, del pánico y de la incertidumbre por un mañana no muy claro. Entonces sientes una palmada de hermano mayor, de papá, que te guía y te llena de esperanzas. Así de mágico es el momento. Y uno se compromete. Ahora, a cumplirle…
Un capítulo aparte, pero necesario citar es el del gran Ismael Rivera, que entre otras cosas pidió al Cristo Negro de Portobelo (su Nazareno de Panamá) que, a cambio de eliminar su adicción por la heroína, lo hiciera servidor de su causa y de la fe cristiana y de toda la parte mágico-socio-religiosa que significa la veneración a tan importante deidad en todo el Caribe. Desde entonces, el hijo de doña Margarita, la compositora de la calle Calma, Maelo, empezó a ser El Mesías. Sobre esta anécdota hay incluso tratados sociológicos y tesis universitarias.
Jueves Santo de Misa Crismal, en la Catedral, con la cúpula del catolicismo criollo. Desapareció la tradición del lavatorio de los pies, pero aumentó la carga político partidista. Pareciera un ritual solo para una parte de la población: los que quieren que pase algo sin incluir a los hermanos feligreses que a media cuadra creen en las mismas deidades, que rezan el mismo padrenuestro y se guían por los mismos Diez Mandamientos, pero que, quién sabe por qué, quieren cosas distintas al grupo que ora en el templo de la Plaza Bolívar. Cosas de poder. Dios sabrá.
Y Viernes Santo… entre ambos días hay procesiones, misas, visitas a los siete templos en conmemoración de los momentos de mayor importancia en ese tramo final de la vida de Jesús de Nazaret. Operativos de todo tipo, despliegue del clero, decoración de iglesias, bachaqueros de la fe revenden estampitas y mirra y cualquier cosa, incluso en dólares, con la anuencia de funcionarios de (in) seguridad.
Todas las plegarias, de un lado y de otro, apuntan a la restauración de la vida en paz total, de plena confianza y de solidaridad citadina, con objetivos comunes y sin mezquindades, para recobrar la salud física y mental de la ciudadanía. Es necesario más cariño desde lo terrenal y desde las fuerzas supradivinas, que piden a cambio sencillas pruebas de convivencia en paz. ¿Quién puede dudar de las intenciones de nuestras deidades protectoras? ¿Existe suficiente fe? ¿Basta con ir a misa solo en estos siete días, a darse golpes de pecho y a lucir los mejores trapos, peinados y tatuajes raros y agradables perfumes entre la multitud?
Por cierto, ¿conseguiste lo más pedido de Semana Santa? El popular palito de romero, utilizado para contrarrestar los poderes de rayos y centellas. Ya nadie lo busca.
¿Quemaste a Judas? ¿Qué pensabas mientras ardía ese símbolo de la traición? ¿Conseguiste chigüire, baba o bagre rayao? ¿Probaste arroz con los incomprables cocos o simplemente con leche? Tradiciones que se fueron como el agua entre los dedos. Nuestra dieta no pasó de pasta, granos, arepas y unas cuantas sardinitas que adquirimos en la Caravana del Pescado. Es que ni siquiera el Clap trae los atunes con los que resolvíamos una salsita "manquesea", con lo que podíamos sustituir la carne, que tampoco comimos por asuntos más presupuestarios que de fe.
Así fue nuestra Semana Mayor, que menos mal pasó bien rápido, con incertidumbre pero con mucha oración y fe, como siempre, por la paz de todos, por la salud integral y por un país y una Caracas que muestre sonrisas de progreso y crecimiento pleno. ¡Amén!
Luis Martín