Caraqueñidad | Caracas siempre dio importancia y realce al libro

24/04/23.- Caracas reconoce la importancia del libro como parte indisoluble de la evolución cultural, social y educativa, por lo que históricamente lo ha honrado con su siembra y su cultivo a través de hechos informales y de tradición, hasta que más adelante, con apoyo institucional y gubernamental, se impulsó la creación de bibliotecas, la realización de ferias y, con ciertos esfuerzos independientes, nacieron las peñas literarias.

Está registrado que los primeros esfuerzos organizados para encauzar el apego de la ciudadanía por el libro y por la lectura datan de finales de siglo XIX con las primeras ferias del libro en Venezuela, aunque, por supuesto, hay antecedentes aislados.

De acuerdo con la historia, durante la Colonia y los días iniciales de la fase republicana no se dieron manifestaciones organizativas de eventos masivos para el realce del libro; no obstante, el libro no masificado (no oficial) tuvo determinante importancia en la formación de los patrones culturales de esos días.

 

Préstamos, remates y testamentos

Los testamentos representaban un inventario literario y de obras artísticas que una vez heredadas, subastadas, vendidas o donadas, eran un aporte al crecimiento cultural de aquellos ciudadanos, de todos los estratos sociales, que adquirían esos bienes "culturosos".

Algunos estudios revelan que se leía desde temas prohibidos por los intereses del Imperio español y por la Iglesia, hasta los grandes clásicos y autores del siglo de oro español, así como temas teológicos, de arte y de asuntos legales, que en aquella Venezuela de los siglos XVII y XVIII provenían de más de dos mil autores foráneos.

Una de las maneras de garantizar la democratización y el acceso a la lectura fue la modalidad de los préstamos, donaciones y hasta el reparto de copias manuscritas, tal como hacían los profesores de la Universidad de Caracas.

En cuanto a la modalidad del remate público literario, la primera experiencia quedó registrada en El Tocuyo en 1653, cuando se subastó por un peso el título Marcos de Obregón, de Vicente Espinel; por dos pesos Arte, de Nebrija, y por tres pesos las Epístolas de san Jerónimo; así como Vocabulario, por seis pesos y medio.

 

Guzmán Blanco, un gran editor

Es en la época dura de Guzmán Blanco, entre los años 1870 y 1888, cuando toma auge la impresión de gran cantidad de libros, aunque muchos de carácter oficial, debido a su interés por promocionar todo lo relacionado con la gestión gubernamental; no obstante, también se imprimían obras literarias debido a la afición por la lectura que caracterizó al notable venezolano.

Más adelante, en el marco del Natalicio del Libertador (1883), las autoridades caraqueñas asumen la Exposición Nacional del Libro entre el 2 de agosto y el 4 de septiembre. Fue un mes para promover la historia y sus valores a través de la lectura y otras actividades culturales, apostando a la modernidad y el progreso.

El evento, que impactó a más de sesenta mil ciudadanos, sirvió para promocionar y regalar libros, revistas, panfletos y periódicos de la época. Algo similar hizo Eleazar López Contreras, pero en el marco del Natalicio de don Andrés Bello, del 29 de noviembre al 17 de diciembre de 1939, cuando organizaron la primera gran Exposición del Libro Venezolano.

 

Algunos eventos modernos

Es a partir de 1967 cuando la Cámara del Libro, una asociación civil sin fines de lucro —que asume diversidad de actividades, todas con la intención de estimular la industria en general—, involucra desde el librero, el autor, el editor, bibliotecólogos y archivólogos, las casas distribuidoras hasta el público, para, en una especie de gran simbiosis, apuntar al ganar-ganar cultural, con el libro y la lectura como excusa y como vehículo para el crecimiento intelectual del país.

Estos son eventos multidisciplinarios de carácter netamente cultural que han conseguido éxito gracias a las alianzas entre organizadores, entes privados y gubernamentales, así como ONG.

Desde 1998 se ha dado anual e ininterrumpidamente la Feria Internacional del Libro de la Universidad de Carabobo; de igual manera es reconocida la Feria del Libro Universitario de Mérida, que alcanza más de veinte ediciones en la Universidad de los Andes.

La Universidad Metropolitana montó en 2007 y 2008 el Salón del Libro. Desde 2009 se realiza la Feria de la Lectura de Chacao en la plaza Francia. A partir de 2010 se organiza la Feria del Libro de Baruta en la plaza Alfredo Sadel, de Las Mercedes. Y la Feria de la Lectura de Sucre data de 2011, y se monta en la plaza Miranda de Los Dos Caminos.

Hasta que nace la Filven —iniciativa del Estado venezolano instaurada desde 2005—, la tutora de la actividad, con el éxito y la resonancia consabidos, abierta a autores nacionales y foráneos, como una verdadera fiesta internacional de la cultura del libro y la lectura.

 

Librerías, libreros y peñas

La tradición del libro en Caracas se mantuvo gracias a libreros, librerías y peñas, que generaron espacios para la discusión permanente a partir de la lectura. Ya no existen las visitas a domicilio del desaparecido Círculo de Lectores, pero en la memoria quedan los nombres de libreros famosos como don Jonás Castellanos, quien hasta hace poco llevaba en el pasaje Humboldt su Librería Mundial, nacida en Santa Capilla. O Walter Rodríguez, de la Cámara del Libro. Emblemáticas son La Gran Pulpería del Libro; Lectura, de Chacaíto; Única, Cruz del Sur, Suma, Tecni-Ciencias y Nuevo Mundo de Sabana Grande; Alejandría de Las Mercedes. También aportan los libreros de la UCV y de la avenida Fuerzas Armadas, así como las peñas literarias, entre las que destaca La República del Este y su intelectual historia.

 

Luis Martín

PD: Por coincidir la muerte de Shakespeare y el Inca Garcilaso de la Vega el 23 de abril de 1616, y de Cervantes un día antes, se acordó conmemorar en esta fecha el Día Internacional del Libro y del Derecho de Autor, además del Idioma Español y la Lengua Inglesa.


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