30/04/2023.- Como saben, la definición de realidad es uno de los temas centrales de este espacio.

Tratar de saber de qué se trata se puede volver una tarea tediosa o un juego, dependiendo del cristal con que se mire. 

Y es que puede resultar complicado porque la realidad está compuesta o integrada por algunos elementos que no podemos asir. ¿Cómo definir el tiempo sin que se nos vaya la vida y ni siquiera podamos alcanzar a vivir un siglo?, o apenas una de sus unidades. 

Cómo entender que el tiempo es lineal, pero se mide de acuerdo al valor que se le da a la rotación que nuestro planeta da sobre su propio eje y sobre el Sol, una estrella enana amarilla. 

Pero todo esto puede ser, finalmente, una ilusión. Y esto se debe a que nuestra forma de medir el tiempo puede estar levemente desacompasada respecto a la rotación real del planeta; sin embargo, nuestra forma de medir el tiempo es real y verdadera porque somos el sostén de las cosas, afirmación que puede desencajar a algunos. ¿Acaso el hecho de que el espacio-tiempo sean variables que dependen del estado y movimiento del observador no es suficiente para sostener esta afirmación?

La misma complejidad surge cuando se trata de medir las dimensiones del espacio y la composición de los objetos y los que los subyace, porque se sabe que por más rígidos que sean, estos están compuestos por partículas que no se tocan. 

No está mal pensar que se trata de un juego, ya que perseguimos algo que se mueve, algo que solo podemos ver de soslayo y que desaparece cuando lo encaramos.  

La verdad es que cuando uno se refiere a la realidad no puede verla en su totalidad porque uno está dentro de ella y nos abarca, nos aplasta. La realidad se vive con el cuerpo, nuestro mayor y más confiable aparato de medición. 

Nuestra corta vida es como un meteoro en este espejismo material, dice Juan José Saer. Coincide con un verso de un poeta venezolano que reza: “De la noche venimos y hacia la noche vamos (…) Relámpago extasiado entre dos noches”. No es mera coincidencia esta visión, y la literatura tiene un grado de verdad. 

“Sé que ahora estoy completamente vivo, y no puedo eludir eso. Pero no es nada de eso tampoco, porque eso ya ha sido dicho, muchas veces, si ha sido dicho no es esto. Me ha venido muchas veces el extrañamiento, pero nunca este extrañamiento, y este no podía venirme sino ahora. Porque cada milímetro del tiempo está desde el principio en su lugar, cada estría en su lugar, y todas las estrías alineadas una junto a la otra, estrías de luz que se encienden y apagan súbitamente en perfecto orden en algo semejante a una dirección y nunca más vuelven a encenderse, ni a apagarse”, dice el escritor argentino en una novela. 

Según este fragmente todo ocurrió y trascurre a la vez, no como el destino que estaba escrito como en un oráculo griego, sino en un momento exacto en el que ocurre la realidad, única, irrepetible; inasible si pasó, imposible de atrapar si no ha ocurrido. 

Heathcliff Cedeño